25. Hora de la verdad

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Sten pensó que debía limpiarse bien las orejas, pues lo que le dijo Arin parecía un chiste. Pero su omega seguía a su lado, sujetando su mano y mirando ceñudo a su sobrino.

—¿Qué fue lo que dijiste? —Tuvo que preguntar.

Hubo un largo silencio y la expresión nerviosa de Albis lo delató.

—¡Albis!

El joven Alfa dió un salto al oir ese tono severo en Sten. El alfa de ojos grises miró al joven y despues a Arin, analizando sus expresiones, pues lo que ocurría era muy serio.

—Arin, déjanos solos por favor.

—Oye, no lo vayas a matar. Si es cierto que hizo una tontería, pero es hijo de mi hermano y de Elis —Se preocupó Arin por una posible masacre.

—Descuida. Ahora, déjanos solos.

Arin no quería peleas y le costó demasiado retirarse y dejarlos solos.

Sten se aseguró que no hubiese interrupciones y estando en la privacía del salón de estar, esperó que Albis se sentara en uno de los sillones libres. Estaba molesto, pero no tanto como para darle una merecida paliza por codiciar a un omega que ya tenia dueño.

—¿Desde cuándo tu cabeza te ha estado metiendo ideas equivocadas con Arin? ¿Hm?

Albis solo se hundió en hombros, como un niño que ha cometido una falta y es reprendido. A decir verdad, su tío Sten enojado le daba mucho miedo, casi tanto como su padre.

—Desde que rompí con mi prometido... creo-¡Auch! —Albis fue interrumpido cuando Sten pasó tras suyo y le dió un zape en la cabeza.

—¿Pasó algo en especial para que sintieras esa atracción? —Sten continuó con su interrogatorio.

Albis soltó un suspiro mientras sobaba su cabeza.

—Le conté sobre la ruptura del compromiso, de cómo me sentía solo y sin alguien alguien a quien amar... y solo me consoló. Luego comencé a verlo diferente, más radiante y bello, con una tierna sonrisa que me dedicaba solo a mí-¡Tío! —Se quejó cuando otro zape brusco impactó en su cabeza.

—Ya veo... pasas por esa etapa en que sientes que nadie te amará, solo porque ves a otros jóvenes encontrar el amor y ser felices.

—No sé... —Albis sí sabía. Internamente envidiaba que su hermano Vali ya estuviese casado con un omega que lo amaba incondicionalmente, o que su hermano menor Mable estuviera en un matrimonio feliz y estable, no solo ellos sino amigos y sus mismos padres tenían a quíen amar y él no.

—Escúchame Albis... —Sten le dió otro zape antes de sentarse en el sillón frente a su sobrino. —Yo me enamoré a una edad mucho mayor a la tuya, ví a amigos cercanos formar un matrimonio y sus familias y alguna vez sentí lo que tú, pero no por eso me enamoré de alguna tía o cualquiera que se me cruzara por los ojos.

Como si eso consolara a Albis. Dijeran lo que dijeran, ese sentimiento de soledad no desaparecía.

—Albis, no puedes acosar a un omega que además de estar casado es tú familia. Arin te vió desde que naciste, te amó pero como si fueras hijo suyo y eso no cambiará por mas que lo intentes —Sten se abstuvo de decirle palabras crueles al muchacho que ya tenía los ojos rojos y cristalizados.

—Tío Sten... lo si-siento tanto...

—Es bueno que estés conciente de tus actos. No podría odiarte ni lastimarte porque yo tambien te quiero como a un hijo, sé que estás confundido, pero debes empezar a cuestionar tus acciones y ser paciente... la persona indicada llegará en el momento que menos lo esperes, asi que no tengas prisa y enfócate en nuevos proyectos de vida, eres el Alfa de Folke despues de todo.

El legado del AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora