16. Misión en invierno

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—Te ves muy agotado. Deberías tomarte un descanso —Solicitó Maryna, viendo con pena al humano que no durmió en todo ese tiempo.

—No. La manada está enferma por culpa de personas como yo... —Colombo lo dice con culpa, pues los humanos solo parecían ser la peste para los cambiantes. —Hasta que Ibi y el omega Dalih regresen, me encargaré de los tónicos.

Maryna suspira ante la necedad de Colombo, pero ella amaba eso de aquel hombre amable que se preocupaba tanto por ellos. Tras avanzar hacia Colombo que cargaba unos recipientes pesados con hierbas fermentadas que Ibi estuvo usando para los tónicos y que en ese momento él las preparaba como le habían indicado, Maryna se acercó y sin pena alguna chocó sus labios con los del humano, causando un leve sonrojo en ambos.

—Deberías regresar a casa —Tras aclarar su garganta, Colombo cambió de tema.

Ella negó con la cabeza y con una leve sonrisa. Solo la diosa sabía cuán enamorada estaba de ese hombre.

—Me quedaré contigo y te ayudaré a hacer mas tónicos calmantes. Además, mi madre vendrá pronto con más hierbas para hacer más medicina —Le recordó.

Sin mas que alegar, Colombo retornó a su labor al cual se ofreció sin dudar. Solo la puerta abriéndose bruscamente, interrumpió su mundo aparte y ese ambiente color rosa.

Ibi ingresó brusco, sosteniendo a Dalih sobre su espalda.

—¿Qué le sucedió? ¿Tambien cayó enfermo? —Maryna corrió a ayudar a recostar al omega.

—Solo está muy débil porque perdió mucha sangre —Respondió Ibi mientras lo acomodaba en la cama de su habitación. —Colombo, necesito un frasco de plantas de ajenjo.

—Ya sé cuál es —Sin pérdida de tiempo el humano fue por el remedio.

—Necesita recuperarse. Yo le prepararé una sopa con muchos vegetales —Maryna tambien se fue de prisa con rumbo a la pequeña cocina.

**

—¡Agh! Sabe asqueroso —Con una mueca graciosa de asco, Dalih volvió en sí tras haber bebido el remedio que Ibi le preparó.

—Agradece que estás vivo —Ibi tan solo le reprendió por la locura que hizo al permitir que esas brujas lo dañaran.

—Omega Dalih, le hice esta sopa que le ayudará mucho —Maryna se acercó con un cueco de sopa y con una pieza de carne bastante suculenta.

Dalih no se pudo negar ya que tenía hambre, por lo que se acomodó en el respaldo de la cama y permitió ser mimado solo esta vez.

Ibi retornó a su pequeño laboratorio donde Archibald preparó mas de un galón con calmantes para la enfermedad azotándolos. Su mirada viajó al humano que había hecho todo aquello con mucho esfuerzo, pues la poción tomaba su tiempo y Colombo lo había preparado siguiendo al pie de la letra sus indicaciones.

—¿Pudieron hallar el remedio? —Consulta Colombo con real interés.

—Lo hicimos —De su mochila, Ibi saca una gran botella con el remedio que les costó sangre literalmente.

Colombo observa la botella de forma extraña y con el líquido rosa. Frunce el entrecejo ya que esa botella no sería suficiente.

—¿Pero cómo logrará curar a tantos enfermos con solo ese frasco? —Expresa su duda.

—Este brebaje es especial. Una sola gota bastaría para sanar a varias personas —Le explica y luego se dirije al galón con el remedio que Colombo preparó. Ibi simplemente deja caer cinco gotas del líquido rosáceo en el tónico que hace efecto, burbujea hasta que el tono verduzco del tónico cambia totalmente a uno rosa.

El legado del AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora