El legado del Alfa

5. El curso del tiempo

—Vamos, muévete. ¡Agh! Apestas a un barril de licor—Casidon arrugaba la nariz, mientras ayudaba a levantar al lobo atacante y se aseguró de atarle las manos una vez el tipo se vistió.

—Por fortuna todo esto acabó. ¿Podrás llevarlo tu solo? —Preguntó Arisa al alfa aprendiz.

—Si, la delegación no queda lejos de todos modos —El joven alfa desvió su vista hacia la joven que estaba junto a Roux y al humano.

Dejando caer al suelo al ebrio, Casidon llegó con ellos, peinando su cabello con las manos antes de presentarse.

—Hola. Soy Casidon, compañero de Roux en los entrenamientos ¿Y tú eres?

El gamma formó una mueca, ante el alfa que estaba sonriendo como tonto hacia su hermana.

—S-soy Maryna —Respondió la omega con tono dudoso.

Ella tembló sorprendida cuando el alfa le sujetó la mano y besó sus nudillos de manera repentina.

—¿Sabes? Eres la omega mas bonita que he conocido. Talvez ¿Te gustaría-

—No, olvídalo. Mi hermana está muy ocupada y no tiene tiempo para paseos.

Maryna afirmó a las palabras de su hermano, no teniendo interés en citas con ese alfa, sino con el humano que se mantenia silencioso y observándolos.

—Es tarde y ya nos vamos. Hasta luego —Roux se llevó a su hermana, no sin antes agitar la mano en despedida hacia Arisa que seguía no muy lejos.

—Nos vemos, señor Archibald —Maryna apenas se despidió del humano.

Colombo tambien optó por marcharse, tras un gesto de despedida hacia Arisa y el alfa que le ignoró.

Casidon volvió por el tipo, sonriendo al haber conocido a la omega que le gustó al instante.

—Eh... yo me encargo. Vayase con cuidado —El alfa se dirigió a Arisa.

—Bien. Ten cuidado.

⚔️⚔️

—Mis cachorros —Elis abrazaba y besaba las mejillas de sus gemelos que se refugiaban en su regazo. —Me tenían muy preocupado ¿Dónde se metieron?

—Fuimos a pescar.

—Al bosque. Se fueron a pescar allá —Complementó Van en tono serio.

—Pero no fuimos a la profundidad —Les aseguró Cam.

—Y los peces que pezcamos se quedaron allá —Recordó Pier con tristeza.

—Eso no interesa, rompieron una de las reglas —Les recordó el padre.

No llegar tarde a casa; esa era una de las reglas, en el caso de los niños.

—Mamá —Los pequeños le dieron la mejor carita suplicante al omega.

—No lo vuelvan a hacer —Fue la condición de Elis, cediendo a esos ojitos que le ablandaban el corazón.

—No, no. Se merecen un castigo —Van se mantuvo firme en proporcionar un buen escarmiento.

—¿Quién se merece un castigo?

—¡Abuelo!

Como salvación al momento, ambos niños fueron corriendo a los brazos de Fredrick. Este levantando a sus nietos y acabó con cualquier intención de reprimenda.

Van soltó un leve gruñido y junto a su omega, siguieron al abuelo que se dirigía al comedor.

.

En la mesa ya los esperaban el resto de la familia, incluido los invitados de esa noche.