Arin sintió una presencia que a los segundos desapareció de su lado, dió una vuelta completa sobre su eje, buscando algo que le causaba mucha añoranza.
—¿Le ocurre algo? —Colombo se acercó tras verlo aturdido.
—Estoy bien, es solo que... sentí una calidez especial —Arin no sabía cómo describir esa sensacion.
Maryna subió a cubierta, sentía algo de naúseas ya que era la primera vez que viajaba sobre una gran embarcación.
Colombo volteó a verla, aún sentía pesar por aceptar que ella lo acompañe, pero es que no hubo modo de dejarla porque insistió a más no poder.
—Si sigues mareada ve a dormir un poco —Le sugirió.
Ella negó.
—Estaré bien... —Entonces ella observó más curiosa a Arin que seguía nervioso y preguntándose qué había pasado.
***
Dahlia abandonó los túneles profundos incinerados, sus pasos eran lentos y pausados. Ella aún no se lo creía y sus dedos palpando su rostro no le parecian suficiente.
Algo ocurría y podía suponer que su presencia de regreso no era para nada bueno.
Su primera opción, fue sin suda regresar al sitio que la acogió y donde fue feliz. Asi que, emprendió su marcha de inmediato.
⚔️
A primera hora de la mañana, el sacerdote Welds cruzó por la entrada principal hacia el palacio. Su expresión imperturbable, ese menton erguido lleno de soberbía, eran un gran contraste a su juventud y ya con una túnica negra que denotaba su alta posición en su culto.
—Sacerdote Welds —El guardia principal saludó al alfa. No hizo falta petición alguna ya que el soldado le abrió las puertas de inmediato en respeto a su cargo.
Welds ingresó al palacio que hace tiempo se había contaminado con sangre impura según su opinión.
Al poco rato, Elis hizo aparición por los escalones, vistiendo no muy ostentoso, pero la visita del sacerdote ameritaba verse presentable y llevar al menos un collar que lo adorne y así lo había hecho.
—Sacerdote Wells, que sorpresa verlo tan temprano —Le saludó cortésmente.
El alfa ignoró el saludo de Elis, él dió algunos pasos hacia el gran cristal y con sus dedos golpeó la misma, mientras el omega se impacientaba por su actitud.
—Ha pasado una semana y la manada está escapando de sus manos. ¿Acaso los Gregos están locos por dejar a Folke en manos tan incompetentes? —Criticó severamente.
Elis frunció el entrecejo, preguntándose qué había hecho para ese trato despectivo, incluso un par de sirvientas se quedaron viendo el ataque verbal de ese alfa que tenía gran influencia incluso en los Gregos y lo peor es que no podían defender al omega de ojos azules.
—¿De qué habla? —Elis tomó aire antes de consultar calmo.
Welds solo pasó su vista por el omega de Van. Todo en Elis era simple, incluso su mirar cauteloso, no existía en el omega un líder que valiera la pena, más no niega que el omega era bello como para estar en una taberna y saciarse con su cuerpo por unas cuantas monedas, ha fantaseado con aquello pero su orgullo le impide expresarlo mas allá.
—Anoche saquearon el santuario de Folke, pero supongo que tus guardias son tan incompetentes como tú...
Cam y Pier estaban escondidos en los escalones, curioseando por la repentina visita, pero incluso ellos sintieron ganas de darle una buena mordida en las piernas a ese alfa que estaba insultado a su progenitor.
ESTÁS LEYENDO
El legado del Alfa
FantasyEn un mundo predominante de alfas y omegas, un lobo nacido como gamma trata de hallar su lugar en la vida, teniendo ademas que adaptarse a una inminente era de cambios, que traerán consigo un ciclo de violencia que amenaza con no terminar. Roux es u...