Capítulo 12: Los dilemas y un pedido

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Los días en alta mar pasaban lentamente mientras el barco de la Flota Crux, dirigido por Beidou, surcaba las aguas hacia Mondstadt. El viento fresco del océano y el constante vaivén de las olas proporcionaban un ambiente casi hipnótico para los que viajaban a bordo, pero la calma exterior contrastaba con las emociones turbulentas que se albergaban en algunos corazones.

Zephiros se había adaptado bien a la vida en el barco. Con su naturaleza observadora y su capacidad para adaptarse rápidamente, no le fue difícil ganarse la simpatía de la tripulación. Aunque reservado en algunos aspectos, siempre mostraba un interés genuino en las historias y habilidades de los marineros. Los miembros de la tripulación lo respetaban no solo por su aura imponente y sus tres colas que se movían con gracia, sino también por su disposición para ayudar en cualquier tarea que se le presentara, por más insignificante que pareciera.

Sin embargo, Zephiros no podía evitar notar algo más en el aire: la tensión palpable que se cernía sobre Aether. Desde la primera conversación que tuvieron, donde Aether le confesó sus preocupaciones sobre las mujeres en Mondstadt, Zephiros había estado reflexionando sobre cómo podría ayudar a su amigo a superar la difícil situación que se avecinaba. No era sencillo, y lo que más preocupaba a Zephiros era la carga emocional que Aether llevaba consigo, una carga que solo aumentaba a medida que se acercaban a Mondstadt.

Un día, mientras contemplaba el horizonte desde la proa del barco, Zephiros sintió una mirada fija en él. Al voltear, se encontró con Beidou, que lo observaba desde el timón con una expresión que él reconoció al instante. No era una mirada de desconfianza o curiosidad; era una mirada que Zephiros había visto antes en los ojos de Ayaka cuando hablaba de Aether. Era la mirada de alguien que albergaba sentimientos más profundos.

Zephiros se quedó en silencio, sin hacer ningún gesto que delatara que había notado algo. Aunque estaba claro para él que Beidou también estaba enamorada de Aether, decidió no mencionarlo. Sabía bien la complejidad de la situación y la última cosa que quería era agregar más presión a lo que Aether ya estaba enfrentando. Además, entendía que Beidou era una mujer fuerte y capaz, y si ella había decidido no confesar sus sentimientos, debía tener sus razones.

Con el paso de los días, las interacciones entre la tripulación y Zephiros se volvieron más naturales. Era evidente que su presencia había sido bien recibida, y los marineros apreciaban tanto su habilidad para escuchar como sus ocasionales aportaciones. Más de uno comentó que Zephiros sería un excelente capitán si alguna vez decidiera tomar las riendas de un barco, un cumplido que él aceptaba con una ligera sonrisa.

Pero cada noche, cuando el cielo se llenaba de estrellas, Zephiros no podía evitar pensar en la complicada situación de su amigo. Aether había revelado mucho sobre su pasado, no solo en Mondstadt, sino también en Liyue e Inazuma. El patrón era el mismo: relaciones construidas sobre la confusión y la indecisión, que al final terminaron en corazones rotos. Zephiros no podía entender del todo por qué Aether había aceptado cada confesión, a pesar de no sentir un amor romántico hacia esas chicas.

Una noche, mientras el barco surcaba tranquilamente las olas bajo un cielo despejado, Zephiros se acercó a Aether, quien estaba apoyado en la barandilla mirando el horizonte.

Zephiros: Has estado en silencio últimamente, Aether. Sé que estás preocupado, pero no puedes dejar que esto te consuma. Sabes que estoy aquí para ayudarte en lo que sea necesario.

Zephiros: Seguir con esa cara y deambulando por hay con esos pensamientos no te ayudará a arreglar tus errores, solo queda enfrentarlos ahora que volverás.

Aether, con la mirada fija en el mar, suspiró profundamente antes de responder.

Aether: Lo sé, ¿pero que pasa si me odian tanto que ni siquiera me dejan hablar o tan siquiera acercarme?

Zephiros x Genshin Impact Donde viven las historias. Descúbrelo ahora