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La noche se cernía sobre mí, envolviendo mi pequeño apartamento en una oscuridad densa que parecía reflejar el vacío en mi corazón. Me senté en el borde de la cama, el teléfono en la mano, observando la pantalla en silencio. La imagen de Minho y su esposo, su amor íntimo y sincero, se repetía en mi mente, una y otra vez, como una cinta que no podía detenerse.

Me miré al espejo, tratando de reconocerme en el reflejo. Mis ojos estaban hinchados de tanto llorar, mi rostro pálido y cansado. ¿Cómo había llegado a esto? ¿Cómo había pasado de ser una persona que alguna vez se sintió valiosa a convertirse en una sombra, una mera distracción en la vida de alguien más?

El esposo de Minho era todo lo que yo no era. Él era hermoso, elegante, seguro de sí mismo. Su presencia era imponente, su amor inquebrantable. Mientras yo, en cambio, era solo un consuelo temporal, una fugaz aparición en su vida. Me comparaba con él y sentía que no había ninguna comparación. Él tenía el amor verdadero, el amor que yo solo podía soñar con tener, mientras que yo solo era un amante en los márgenes, una nota al pie en la historia de su vida.

El recuerdo de sus palabras resonaba en mi mente.

❝ Es solo un chico que siempre me trae el almuerzo y, de vez en cuando, me ayuda con los informes. ❞

Solo un chico. Eso era todo lo que era para él. No importaba cuánto me esforzara, cuánto lo amara, no era suficiente. Su amor estaba reservado para él, para su esposo, el hombre que compartía su vida, sus sueños, su futuro. Y yo solo estaba aquí para ocupar un espacio vacío en los momentos de crisis, para ser la otra opción cuando las cosas no iban bien.

Me senté en la cama, el teléfono en la mano, y comencé a teclear un mensaje para Minho. Las palabras salían solas, cargadas de tristeza y resignación. 

ㅡHola, Minho. Solo quería saber cómo estás. Espero que estés bien.

Envié el mensaje, pero no me sentí aliviado. Sabía que él no estaba solo, que estaba con su esposo, disfrutando de un momento de intimidad que yo nunca podría compartir. Y mientras escribía el siguiente mensaje.

ㅡNo quiero molestarte, solo quería que supieras que estoy pensando en ti.

Sentía una creciente desesperanza. ¿De qué servía enviarle mensajes si no podía esperar una respuesta? Si sabía que estaba en un lugar donde yo no podía estar.

El teléfono vibró en mi mano, y mi corazón dio un brinco. Pero al mirar la pantalla, no era una respuesta de Minho. Era solo una notificación de una aplicación, un recordatorio de una cita que ya no tenía sentido. Suspiré, sintiendo que la desesperanza me envolvía como una manta pesada.

Decidí enviar un último mensaje, un simple.

ㅡCuídate.

Antes de apagar el teléfono. Las lágrimas comenzaron a rodar nuevamente, y me dejé llevar por el dolor. La sensación de ser invisible, de ser una nota al pie en la vida de alguien más, era abrumadora. Me preguntaba si alguna vez podría ser más que eso, si alguna vez podría ser realmente importante para él.

Apagué el teléfono y lo dejé a un lado, como si su frío silencio pudiera aliviar de alguna manera el calor del dolor en mi pecho. Me tumbé en la cama, sintiendo que la soledad me envolvía con una fuerza implacable. Las horas pasaron lentamente, cada minuto una tortura, cada pensamiento un recordatorio de mi lugar en la vida de Minho.

Me preguntaba si alguna vez podría ser más que el otro hombre, si alguna vez podría tener un lugar en su vida que no estuviera condicionado por el dolor y la tristeza. Pero mientras la noche avanzaba y el sueño no llegaba, supe que el amor que deseaba, el amor que tanto anhelaba, estaba reservado para alguien más.

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La mañana llegó con una calma inquietante. El sol entraba tímidamente a través de las cortinas de mi dormitorio, dibujando patrones suaves en la alfombra. Me desperté con una sensación de pesadez en el pecho, la misma que había arrastrado conmigo durante la noche.

Me moví lentamente, aún envuelto en el abrazo de las sábanas, y con una mano temblorosa, tomé el teléfono que había dejado en la mesa de noche. La pantalla parpadeó con varias notificaciones. Entre ellas, había mensajes de Minho. Mi corazón dio un vuelco al ver su nombre.

Buenos díasㅡ

Decía el primero. 

Espero que hayas dormido bien.ㅡ

El siguiente mensaje era un poco más inquieto.

He estado pensando en ti. ¿Estás bien?ㅡ

Y luego, un último mensaje.

No he recibido respuesta. Por favor, avísame si estás bien.ㅡ

Mi corazón se hundió al leer esas palabras. La preocupación en su mensaje, la búsqueda de mi respuesta, solo me hizo sentir más atrapado en el dolor de mi propia realidad. La imagen de él con su esposo, la sensación de ser solo un consuelo temporal, aún pesaban sobre mí. La distancia emocional que había creado entre nosotros no era solo un muro de protección; era un reflejo de mi propio miedo y tristeza.

Me resistí a abrir los mensajes inmediatamente. Me quedé sentado en la cama, con el teléfono en la mano, sintiendo la lucha interna entre el deseo de responder y la necesidad de protegerme de más dolor. Finalmente, con un suspiro cansado, decidí dejar los mensajes en visto. La indiferencia que mostré era una manera de enfrentar el dolor, una forma de mostrar que no necesitaba su preocupación, aunque mi corazón gritaba lo contrario.

Me levanté y me preparé para el día, tratando de enfocarme en las tareas diarias. Preparé el desayuno sin ganas, cada movimiento una rutina que se sentía vacía y mecánica. Salí a la calle, intentando distraerme con una caminata por el parque cercano. Observé a la gente alrededor, sus sonrisas y risas, y me sentí aún más aislado. Cada paso que daba parecía llevarme más lejos de la felicidad que tanto anhelaba.

A lo largo del día, recibí más mensajes de Minho. Los leí en momentos de soledad, mientras esperaba el autobús o cuando estaba sentado en un café, intentando sumergirme en un libro para evitar pensar en todo lo que estaba sucediendo.

¿Todo está bien?ㅡ

Me preocupas.ㅡ

Quiero saber de ti.ㅡ

Mi corazón se desmoronaba con cada mensaje, pero me mantuve firme en mi decisión de no responder. Mi mente estaba en guerra: el deseo de mostrarle que su preocupación no me afectaba y el dolor de ver que, a pesar de todo, su amor y sus palabras seguían siendo una fuente de angustia.

Finalmente, al final del día, mientras me preparaba para ir a casa, no pude más. El teléfono volvió a vibrar con otro mensaje de Minho, y esta vez, su preocupación se había transformado en un sentimiento de urgencia. 

Por favor, responde. Necesito saber que estás bien.ㅡ

No podía ignorar más sus mensajes. La tristeza y la desesperación finalmente rompieron la barrera de mi resistencia. Me senté en un banco en la estación de autobuses y decidí responder, aunque cada palabra era un reflejo de mi dolor y mi confusión.

ㅡEstoy bien.

Escribí, intentando mantener la calma. 

ㅡSolo necesitaba un poco de espacio. No sé qué decirte.

Esperé con el corazón en la garganta, viendo cómo los puntos suspensivos de "escribiendo" aparecían en la pantalla, esperando su respuesta. Finalmente, el teléfono vibró con una respuesta que, a pesar de todo, trajo consigo una mezcla de alivio y dolor.

Te extraño.ㅡ

 Decía Minho. 

Hablémoslo. Quiero estar allí para ti.ㅡ

Sus palabras, llenas de sinceridad y preocupación, hicieron que una lágrima solitaria rodara por mi mejilla. A pesar de la confusión y el dolor, había algo reconfortante en saber que aún había una conexión, aunque fuera dolorosa. 

─  𝐓𝐇𝐄 𝐎𝐓𝐇𝐄𝐑 𝐌𝐀𝐍 ٭ 𝐌𝐢𝐧𝐬𝐮𝐧𝐠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora