012

63 8 0
                                    

Han pasado varias semanas desde aquel encuentro con Minho, semanas en las que me he esforzado por ser el hombre que él necesita, el hombre que él desea. No he pedido más de lo que me ofrece, he aprendido a callar mis dudas y a enterrar mis inseguridades en lo más profundo de mi ser. Cada día, me levanto con la firme determinación de ser mejor, de ser el amante perfecto, el que no causa problemas, el que espera en silencio por las migajas de su amor.

Hoy, como parte de ese esfuerzo por ser mejor, he decidido ir al ginecólogo para hacerme algunos chequeos rutinarios. No quiero darle ninguna razón para preocuparse, quiero asegurarme de que todo está en orden. Es lo mínimo que puedo hacer por él, por nosotros... por lo que sea que tengamos.

Al llegar a la clínica, el ambiente es el mismo de siempre: las sillas de espera llenas de mujeres de todas las edades, algunas solas, otras acompañadas por sus parejas o amigas. El aire está impregnado de ese olor a desinfectante, y el murmullo de conversaciones discretas llena el espacio.

Me siento en una esquina, alejándome lo más posible de los demás. No quiero llamar la atención, no quiero que nadie me vea más de lo necesario. Estoy revisando mi teléfono, intentando distraerme de los nervios que siempre acompañan estas visitas, cuando la puerta se abre y entra un hombre que, de inmediato, me resulta familiar.

No lo he visto antes, no de esta manera, pero sé quién es. Es él. El esposo de Minho. Mi corazón se acelera, pero hago todo lo posible por mantener la calma. No puedo permitirme perder la compostura, no aquí.

Él camina hacia la recepción con una sonrisa en el rostro, hablando con la recepcionista mientras le entrega unos papeles. Intento no mirarlo demasiado, pero es imposible no notar lo radiante que se ve. Está tan... feliz. Esa felicidad me perfora el pecho como una daga afilada, recordándome todo lo que él tiene y yo nunca tendré.

Escucho fragmentos de la conversación que mantiene con la recepcionista y luego con el doctor que sale a recibirlo. No capto todo, pero hay algo en su voz, en la manera en que habla, que me llama la atención. Algo en su tono, en su emoción, me inquieta.

ㅡVine a saber los resultados...ㅡ Dice él, y mi estómago se revuelve. Me acerco un poco, tratando de escuchar mejor sin parecer demasiado evidente.

El doctor le sonríe y le dice algo que no logro entender del todo, pero luego las palabras que pronuncia se graban en mi mente como un eco que no puedo detener.

ㅡLos resultados son positivos.

El esposo de Minho deja escapar una risa de pura alegría, de esas que te llenan de una calidez que yo no he sentido en mucho tiempo. 

ㅡPronto le diré a mi esposoㅡ Dice, y su voz se llena de una ternura que me hace querer desaparecer.

Siento que todo a mi alrededor se desvanece, que el suelo bajo mis pies se abre en un abismo que amenaza con tragarme. El corazón me late con fuerza en el pecho, y aunque intento mantener la compostura, no puedo evitar que mi mente comience a correr en círculos.

¿Qué significa "positivo"?

Mi primer instinto es pensar en lo peor, en lo que esos resultados podrían significar. Pero no quiero creerlo, no quiero siquiera considerarlo. Minho me había dicho que ya no había intimidad entre ellos, que yo era el único en su vida de esa manera. Pero entonces... ¿qué significa esto?

Me siento de nuevo, intentando parecer natural, aunque sé que mi cara probablemente refleje el caos interno que estoy viviendo. Cuando él sale de la consulta, todavía con esa expresión radiante, apenas me atrevo a mirarlo. Mi corazón duele al verlo tan feliz, mientras yo estoy aquí, roto y consumido por la duda.

Una vez que él se ha ido, me obligo a calmarme, a concentrarme en la razón por la que vine aquí en primer lugar. Mis propios chequeos son una formalidad, algo que debería haber sido rápido y sin importancia, pero ahora todo se siente teñido por la incertidumbre que no deja de crecer en mi mente.

Después de terminar con los exámenes, salgo de la clínica sintiéndome vacío, como si todo mi esfuerzo por ser fuerte se hubiera evaporado en el aire. Camino por las calles sin rumbo fijo, con la mente atrapada en una espiral de pensamientos oscuros.

ㅡ¿Y si es positivo a un embarazo?

Esa pregunta resuena en mi cabeza una y otra vez, como un mantra que no puedo detener. La posibilidad me aterra, porque si eso es cierto, si él está embarazado... ¿qué significo yo para Minho? ¿Qué lugar ocupo en su vida si él está a punto de convertirse en padre con otro hombre?

Intento racionalizar, convencerme de que no puede ser cierto, que él me habría dicho algo, que no me habría mentido de esa manera. Pero las dudas no desaparecen. Se aferran a mí como una sombra que no puedo sacudir.

Llego a casa con el cuerpo pesado, como si llevara un peso enorme sobre los hombros. Me desplomo en el sofá, mirando al techo, tratando de calmar la tormenta que se desata dentro de mí.

ㅡ¿Y si me mintió? ¿Y si todo lo que dijo era solo para mantenerme cerca mientras su vida real continuaba sin mí?

Las lágrimas comienzan a llenar mis ojos, pero las contengo. No quiero llorar, no quiero dejar que esta duda me consuma, pero es imposible. La posibilidad de que él haya seguido adelante con su vida, mientras yo me he quedado atrapado en un amor imposible, es demasiado para soportar.

No sé qué hacer, no sé en quién confiar. Solo sé que este dolor no me deja respirar, que esta incertidumbre me está matando poco a poco. Y aunque sé que debería hablar con él, preguntarle directamente, el miedo a la respuesta me paraliza.

Así que me quedo ahí, solo con mis pensamientos, con una duda que crece y crece, amenazando con destruir lo poco que queda de mí. No puedo dejar de amarlo, aunque cada día me rompa un poco más. Pero tampoco puedo ignorar esta sensación de que algo ha cambiado, de que la verdad está a punto de salir a la luz, y no sé si estoy preparado para enfrentarla.

─  𝐓𝐇𝐄 𝐎𝐓𝐇𝐄𝐑 𝐌𝐀𝐍 ٭ 𝐌𝐢𝐧𝐬𝐮𝐧𝐠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora