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La noche había caído, envolviendo el apartamento en una oscuridad que se sentía más densa de lo habitual. Las luces del exterior se filtraban débilmente a través de las cortinas, proyectando sombras en las paredes. Estaba sentado en el sofá, mirando el teléfono que había dejado sobre la mesa. Mi mente era un torbellino de emociones: dolor, confusión, y una desesperada necesidad de entender.

El sonido de un golpe en la puerta rompió el silencio, sacándome de mis pensamientos. Mi corazón dio un vuelco al saber quién estaba al otro lado. Lentamente, me levanté y caminé hacia la puerta, cada paso pesando más que el anterior. Cuando la abrí, ahí estaba Minho, con una expresión que mezclaba preocupación y tristeza.

Sin decir una palabra, me aparté para dejarlo pasar. El ambiente entre nosotros era tenso, cargado de todo lo que había quedado sin decir. Cerré la puerta tras él y me quedé de pie, esperando que él comenzara. Minho se quedó de pie en medio de la sala, mirándome como si estuviera buscando las palabras correctas, pero la verdad era que ninguna palabra podría aliviar el dolor que sentía en ese momento.

Finalmente, fue él quien rompió el silencio.

ㅡNecesitaba verteㅡ Dijo, su voz suave pero cargada de una urgencia que me hizo sentir aún más vulnerable.

ㅡNo podía dejar las cosas así, sin hablar contigo.

Me crucé de brazos, intentando mantener una barrera entre nosotros, aunque por dentro me estaba derrumbando.

ㅡ¿Hablar? ¿De qué, Minho? ¿De cómo me tienes aquí, esperando migajas de tu tiempo mientras estás con él?

Él dio un paso hacia mí, pero me mantuve firme, sin ceder.

ㅡPor favor, déjame explicarteㅡ suplicó.

ㅡSé que esto es difícil, pero estoy intentando encontrar una manera de que todo funcione.

No pude evitar que las lágrimas comenzaran a rodar por mis mejillas. La barrera que había intentado construir se desmoronó en un instante.

ㅡ¿Funcione? ¿Para quién, Minho? Porque para mí, no funciona. Estoy aquí, roto por dentro, mientras tú estás con él. ¿Y qué soy yo en todo esto? ¿Solo un pasatiempo, algo que ocultas en las sombras?

Él pareció dolido por mis palabras, pero no retrocedió. En cambio, dio otro paso hacia mí, levantando una mano como si quisiera tocarme, pero se detuvo a medio camino, inseguro de cómo acercarse.

ㅡNo eres un pasatiempo. Nunca lo has sidoㅡ Dijo con voz temblorosa.

ㅡSé que esto no es justo para ti, pero estoy intentando cambiar las cosas. Lo haré, por ti.

Mi dolor se intensificó al escuchar esas palabras. Sabía que él lo decía con sinceridad, pero también sabía que las promesas no podían arreglar el daño que ya estaba hecho.

ㅡ¿Cambiar qué, Minho? ¿Cómo se supone que vas a cambiar algo cuando ni siquiera puedes amarme a plena luz del día? Solo quiero que me ames de verdad, no que me escondas. ¿Es mucho pedir?

Las lágrimas corrían libremente por mi rostro, y no pude evitar soltar un sollozo desgarrador. Sentía que mi corazón se rompía en mil pedazos frente a él, y no había forma de detenerlo.

ㅡNo sabes lo que dueleㅡ Continué, la voz quebrada,

ㅡSer tratado como si no importara, como si fuera algo que puedes dejar y recoger cuando te plazca. Te amo, Minho, pero no puedo seguir viviendo así.

El ambiente en el apartamento se volvió tenso, casi irrespirable. El dolor en mis palabras parecía haber tocado una fibra sensible en Minho, y la paciencia que siempre había mostrado comenzó a desmoronarse.

ㅡ¿Qué quieres que haga, eh?ㅡ Minho rompió el silencio, su voz subiendo de tono, cargada de frustración.

ㅡ¿Crees que es tan fácil dejar atrás a alguien con quien he pasado tantos años? ¡No es así de sencillo!

El grito resonó en la habitación, rompiendo la frágil calma que había entre nosotros. Me quedé congelado, procesando lo que acababa de escuchar. A pesar de todas las veces que había intentado prepararme para este momento, la realidad de sus palabras me golpeó como una bofetada.

ㅡ¿Todavía lo amas?ㅡ Mi voz salió apenas como un susurro, temeroso de la respuesta que ya intuía pero que no quería oír. Minho me miró directamente, sus ojos oscuros llenos de una mezcla de dolor y sinceridad que me perforó el alma.

ㅡSíㅡ Dijo finalmente, sin rastro de duda en su voz.

Ese simple sí fue suficiente para hacer añicos lo poco que quedaba de mi resistencia. Las lágrimas comenzaron a fluir de nuevo, esta vez con una intensidad que no podía controlar.

ㅡ¿Entonces, qué soy yo para ti, Minho? ¿Un amigo? ¿Un amante? ¿Compañero de vida? ¿O solo alguien con quien pasas el tiempo porque te aburres?

Minho suspiró, pasando una mano por su cabello en un gesto que delataba su creciente impaciencia.

ㅡNo tengo tiempo para estas bobadasㅡ Murmuró, como si la conversación ya le estuviera pesando demasiado.

ㅡ¿Bobadas? ¿Para ti todo esto es una bobada?ㅡ Mi voz se quebró al pronunciar esas palabras.

ㅡ¿Estos tres años que hemos compartido son una bobada? ¿Todo lo que vivimos juntos fue una mentira?

La exasperación de Minho alcanzó su límite.

ㅡ¡Aprende tu lugar!ㅡ Su voz resonó en la sala, cortando el aire como un cuchillo.

ㅡ¡Eres el amante, y eso es lo que eres! ¡Ten paciencia! No voy a dejar a alguien con quien he compartido una vida de la noche a la mañana por el capricho de un niñito.

El impacto de sus palabras fue como un golpe directo al pecho. La rabia y el dolor se mezclaron en mi interior, y antes de poder detenerme, mi mano se alzó y se estrelló contra su mejilla con una fuerza que ni siquiera sabía que tenía. El sonido de la bofetada resonó en el aire, seguido por un silencio que parecía ahogar todo lo demás.

Minho se quedó quieto, sorprendido, con una marca roja comenzando a formarse en su mejilla. Durante un instante, nos quedamos mirándonos, ambos intentando procesar lo que acababa de suceder. Sus ojos estaban llenos de una mezcla de sorpresa, dolor y algo que podría haber sido arrepentimiento, pero no dijo nada.

Finalmente, sin decir una palabra más, Minho dio media vuelta y se dirigió hacia la puerta. Lo vi salir, cada paso suyo resonando en el suelo de madera como un eco en mi corazón roto. Cuando la puerta se cerró tras él, el sonido final de su partida, algo dentro de mí se rompió por completo.

Me dejé caer al suelo, incapaz de sostenerme más. Las lágrimas caían sin control, empapando mi rostro mientras mi cuerpo se sacudía con sollozos que no podía detener. El dolor era tan profundo que me costaba respirar, como si el aire mismo me estuviera abandonando junto con él.

Me quedé allí, en el suelo frío y oscuro, llorando hasta que no quedaran más lágrimas, hasta que todo lo que podía sentir era el vacío, la desesperanza, la pérdida de algo que nunca había sido realmente mío.

La noche avanzaba lentamente, cada minuto una eternidad mientras me aferraba a los recuerdos que ahora parecían tan distantes, tan irreales. Sabía que lo había perdido, y junto con él, también me había perdido a mí mismo.

Al final, cuando el agotamiento finalmente me venció, me quedé dormido en el suelo, abrazado a la oscuridad que ahora parecía ser mi única compañía. Y aunque mi cuerpo descansaba, mi corazón continuaba sufriendo en silencio, envuelto en un dolor que no sabía si alguna vez podría superar.

─  𝐓𝐇𝐄 𝐎𝐓𝐇𝐄𝐑 𝐌𝐀𝐍 ٭ 𝐌𝐢𝐧𝐬𝐮𝐧𝐠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora