—¡Iker, deja en paz a Juanjo!— El grito de Alicia asustó a Juanjo.
Una vez terminadas las lecciones del día con Liana, bajó las escaleras y se encontró frente a Iker, el hermano pequeño de Alicia. Cuando sus ojos descubrieron la presencia de Juanjo, se acercó tímidamente a él, le tomó la mano y le mostró todos los coches de juguete de su colección. Juanjo se detuvo encantado escuchándolo, sin darse cuenta de la hora.
—No te preocupes, no me molesta— sonrió cordialmente.
Iker, al oír esas palabras, se levantó rápidamente, con una sonrisa de felicidad pintada en sus labios.
—¿Ves? ¡Juanjo quiere jugar conmigo!
Su hermana meneó la cabeza, resignada. —Juanjo tiene que irse a su casa, Iker.
El niño hizo un puchero. —No, ¿por qué?— Se giró en dirección a Juanjo, mirándole dulcemente. —¿Puedes jugar conmigo un ratito? Por favor, sólo un poco. ¡Te dejaré conducir mi coche de juguete favorito!
Aunque hacía poco que conocía a ese niño, sus grandes ojos de bambi ya lo habían conquistado. Era demasiado débil cuando se trataba de niños.
Juanjo se rió. —Si lo dices así...
Pero lo que interrumpió su respuesta fue un grito proveniente de la cocina. Frunció el ceño, Iker le agarró el dedo con miedo.
Alicia se volvió confundida en dirección a la cocina. —¿Mamá? ¿Que pasa?
—¡Que no contesta!— Fue la respuesta de Liana.
—¿Quien?
—¡Martin! Lo llamo desde las siete de la tarde, no me contesta. Está lloviendo y tronando fuerte y todavía no regresa. Dijo que volvería antes de cenar— la oyeron hablar y Juanjo podía imaginarla claramente caminando de un lado a otro de la habitación con nerviosismo, aunque no podía verla desde la otra habitación.
—Tal vez ahora regrese— respondió la hija. —Ya sabes cómo es él, siempre llega tarde.
—No, no— Liana apareció en el comedor, con las manos en el cabello y el rostro desesperado. Frente a él se encontró con tres rostros confusos.
—Lo conozco, Alicia. Nunca se queda tanto tiempo, siempre regresa a las nueve de la noche. ¿Y si pasa algo? ¿Y si se queda atrapado en el lago? ¿Y si un rayo...— se tapó con las manos la boca y abrió mucho los ojos. —¡Dios mío! No, no puedo pensar en eso. ¡Madre mía, no puedo más con él!
Alicia se unió a ella, preocupada al verla en ese estado.
Juanjo se levantó del sofá e Iker, todavía asustado por el tono de voz de su madre, se aferró a su pierna para protegerse. Juanjo le acarició el pelo.
—Mamá, respira, por Dios— La hija acompañó a su madre hasta la cocina, dejándola sentarse. —Martin sabe cuidarse solo, no te preocupes.
—No, Alicia, Madre mia. Él...— de repente se levantó, caminando rápidamente hacia el mueble bajo del comedor, donde encontraría las llaves del auto. —Iré a buscarlo.
—¡A dónde vas, mamá! ¡Está lloviendo a cántaros!— Gritó Alicia, intentando en vano agarrar a su madre del brazo.
—Tengo que encontrarlo, no puedo simplemente sentarme aquí y esperar— Liana parecía no poder pensar con claridad.
Sus piernas se movían solas mientras caminaba confusa por la habitación, buscando las llaves.
—Puedo ir yo a buscarlo— Juanjo ni siquiera supo el momento exacto en que pensó esas palabras. Y ni siquiera se dio cuenta de que había hablado.
ESTÁS LEYENDO
Intuarsi - Juantin
FanficDonde Juanjo es uno de los elementos más válidos de la orquesta del país. Animado por su familia y su directora de orquesta, persigue el sueño de llevar su talento por España. Sin embargo, lo que lo bloquea es el miedo a repetir un error del pasado...