Cuando Juanjo levantó los párpados, sudando de pies a cabeza y con el pelo pegado a la frente, ya estaba saliendo el sol. Lo podía ver desde la pequeña ventana circular de la cabina, que le mostraba un cielo tímidamente teñido de rosa y el agua salada brillando a la luz del sol. Sintió un dolor persistente en el hombro mientras se sentaba en el pequeño colchón de la cabina, con cuidado de no golpear a Lucas que roncaba a su lado. Denna y Ruslana dormían casi una encima de la otra en el borde del colchón, mientras Cris tenía la cara pegada a la almohada y las piernas abrazadas al pecho, acurrucado junto a Lucas. El calor era insoportable, así que Juanjo decidió levantarse y salir al aire libre. La brisa del mar golpeó su piel, se estiró y bostezó. En las tumbonas Martin y Kiki seguían durmiendo, Martin con la cara encima del estómago de la otra, a punto de caer al suelo.
Juanjo caminó hasta el borde del barco, quitándose los pantalones cortos y ajustándose el bañador. Se arrojó al agua, su piel se estremeció por la temperatura y, cuando salió a la superficie, se volvió hacia el sol. Los rayos calentaron su rostro y esto permitió que su cuerpo se relajara por completo. Se dejó llevar, recostándose sobre la manta salada y dejándose acariciar por el agua. Bajó los párpados y respiró profundamente.
Su mente volvió a los acontecimientos de la noche anterior, a todos los vasos de cerveza que había tomado y la música que había hecho que sus caderas se movieran. Le encantaban las fiestas así, se sentía completamente a gusto y no tenía nada en la cabeza. Lucas y Cris eran su mejor compañía, su prima era una de las mujeres más importantes de su vida, Ruslana no había resultado ser tan dura, Kiki era un corazón de crema y Martin... Martin era simplemente Martin.
Juanjo no podía dejar de pensar en sus caderas balanceándose sobre su pelvis, esos labios tan peligrosamente cerca de su rostro y esas manos que lo tocaban por todas partes. Había sentido exactamente las mismas sensaciones que sintió durante su primer beso, en su jardín, y eso lo había asustado. Sabía que ambos estaban caminando por un camino peligroso, un camino donde no estaba seguro de que hubiera una bifurcación o un final. Había pensado que esas extrañas emociones se debían a la atracción física, también porque era imposible no sentirse atraído por las curvas de su cuerpo y la calidez de su piel entre sus dedos. Lo que Martin había desencadenado en Juanjo era algo que Juanjo no podía controlar. Cuando el día anterior había corrido en la bajo cubierta para calmar su corazón acelerado, había mirado hacia abajo y había notado que le tiraban los pantalones. Tuvo una crisis, no tenía idea de cómo evitar que su cuerpo tuviera esa reacción. Cada vez que su piel se tocaba esa noche, sintió un escalofrío recorrer su columna. Una electricidad que nunca antes había sentido. Tal vez porque nunca se había sentido tan atraído por una persona, o tal vez porque Martin tenía algo en sus ojos que lo empujaba a acercarse. Sus ojos eran extraños. Escondía muchas cosas detrás de esos iris verdes, los mismos que brillaban cuando hablaba de algo que le gustaba especialmente, como cuando subía al yate y se giraba hacia Juanjo con una gran sonrisa en el rostro y las pupilas dilatadas. Juanjo comprendió que verlo tan feliz le movía algo en el pecho. No sabía qué estaba dispuesto a hacer para entender hacia dónde iba su atracción por ese chico. Quería saber más sobre su familia, quería entender la relación que Martin tenía con su padre, quería entender todo sobre él.
Suspiró cuando una pequeña ola se liberó sobre su pecho y salió de su estado pensativo. Empezó a nadar, alejándose del barco. Cuando se detuvo para tomar aire, sus ojos se quedaron encantados al admirar las sombras rosadas que coloreaban el cielo. Pasó su mirada sobre ellos, flotando y sintiéndose en total paz. Fue una luz cegadora que lo distrajo de esa obra de arte. Se giró con el ceño fruncido y se encontró con dos ojos verdes enfocados y un labio mordido entre los dientes. Martin estaba sentado en una tabla de surf; Juanjo se preguntó dónde la había encontrado. Sujetaba su cámara habitual entre los dedos y tomaba fotografías justo en la dirección de Juanjo. Su cabello había adquirido una forma cuestionable y todavía tenía marcas de la tumbona en su mejilla derecha. A Juanjo le pareció adorable; otro flash lo cegó.
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Intuarsi - Juantin
FanficDonde Juanjo es uno de los elementos más válidos de la orquesta del país. Animado por su familia y su directora de orquesta, persigue el sueño de llevar su talento por España. Sin embargo, lo que lo bloquea es el miedo a repetir un error del pasado...