Tras Bastidores || hyunlix ✓

capítulo 9

El sonido del bajo vibraba en el aire como un latido constante, acompañando el estruendo de la batería que Minho golpeaba con precisión feroz. Las luces estroboscópicas danzaban sobre el escenario, iluminando a Felix en el centro con su micrófono en mano, entregándose por completo a la música. Su voz llenaba cada rincón del estadio, mientras la multitud gritaba y cantaba con él, sus rostros iluminados por la emoción. En esos momentos, no existía nada más. Ni las preocupaciones, ni las mentiras, ni los acuerdos absurdos. Solo él, la música, y la conexión con miles de almas que vibraban al unísono.

Seungmin, con su guitarra, se movía a su lado, su rostro reflejando la diversión de cada acorde. Su pelo caía desordenadamente sobre sus ojos mientras sacudía la cabeza al ritmo de la música, entregándose por completo al espectáculo. Felix lo miraba de reojo y sonreía; siempre había algo en la forma en la que Seungmin tocaba, como si cada nota fuera una extensión de su propio ser, algo completamente magnético.

Minho, por su parte, detrás de la batería, mostraba su usual energía arrolladora, golpeando cada tambor con una intensidad que retumbaba en el pecho de todos los presentes. Tenía esa expresión de concentración que siempre lucía en los shows, con los labios ligeramente curvados en una sonrisa desafiante, mientras el sudor le perlaba la frente. Los fans gritaban con entusiasmo cada vez que él giraba las baquetas en sus dedos, un espectáculo visual que sumaba al fervor del momento.

El público estaba enloquecido, una marea de luces y colores que se movía en oleadas. Carteles y teléfonos elevados, todos tratando de capturar la magia de ese momento, todos tratando de alcanzar a Felix con sus gritos y su adoración. La energía era tan palpable que Felix sentía que podría cortarla con un cuchillo. Y en medio de todo ese caos, se sentía absolutamente completo. La adrenalina de estar allí, en el centro del escenario, con sus amigos, con su banda, haciendo lo que amaba… Era todo lo que siempre había querido, todo lo que había soñado.

La última nota resonó en el aire, y la ovación fue ensordecedora. Felix respiraba con dificultad, el pecho subiendo y bajando rápidamente mientras se secaba el sudor de la frente. Con una sonrisa amplia, se acercó al borde del escenario, tomando un respiro antes de dirigirse a la audiencia. Pero, antes de que pudiera hablar, Seungmin tomó la palabra, con esa expresión suya tan característica de diversión contenida.

—Gracias a todos por estar aquí esta noche —dijo Seungmin, con su voz amplificada llenando el lugar—. Pero antes de continuar, quiero señalar a alguien muy especial que tenemos entre nosotros en la zona VIP.

Los fans estallaron en murmullos y risas, girando sus cabezas para ver hacia dónde apuntaba Seungmin. Allí, entre los asientos privilegiados, estaba Hyunjin, incómodo y rígido, como si de alguna forma hubiera aterrizado en el lugar equivocado. Forzaba una sonrisa tensa, claramente tratando de mantener la compostura mientras los ojos de todos se posaban en él.

Minho, sin perder el ritmo, se inclinó hacia el micrófono y lanzó su broma al vuelo, su tono cargado de burla. —Oye, Hyunjin, ¿te perdiste en el camino al spa o qué?

Las risas de la multitud se multiplicaron, mientras Hyunjin, sin perder un segundo, alzó su dedo del medio hacia Minho. Un gesto tan inesperado, tan fuera de lugar en él, que dejó a todos momentáneamente en shock. Pero fue Felix quien rompió el silencio, riendo con fuerza y acercándose al micrófono.

—Oh, miren esto... —dijo, todavía con una sonrisa traviesa—. Aprenden tan rápido, ¿verdad?

Los fans aullaron de risa y gritos de sorpresa, el sonido mezclándose con la música que seguía resonando en el fondo. Hyunjin, que ahora parecía un poco más relajado, se encogió de hombros y sonrió con un atisbo de diversión en sus ojos.