A veces algo ejerce una gran presión sobre mí, como si la gravedad jugara en un bando para nada amigable con el mío y provocará que una simple pluma me enviara a la tumba.
Tengo un miedo encapsulado en mis adentros. Temo que una noche cubra mi cuerpo y olvide quién está adentro.
Mi paz llega cuando miro al cielo. Está tan estrellado que me pregunto cómo está estable tras los años tan poco amables.
Supongo que solo fue suerte, pero anhelo creer algo más profundo jugo en un puesto junto al suyo.
Dicen que la fe mueve montañas. Posiblemente, también mantuvo el brillo de la luna en la raya.
Nunca lo sabré. Sin embargo, quiero usar la misma carta. Me gustaría apostarla, pues existe una posibilidad de que yo también gane una gran tanda.
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Las cuatro estaciones de un corazón quebrantado
PoésieEl que estés aquí me llena de alegría, pues no me concierne si el mundo no quiere leer, pero saber que al menos un alma aventurera decidió habitar aquí por algunos segundos, es un sentimiento de consecución que nada puede interrumpirlo. Seré breve c...