Cuánto lo siento, mi corazón... te prometí saberlo y seguir mis deseos, pero el blanco en mi mapa cristaliza mis ojos. La brújula ya no funciona y las olas golpean fuerte mi pecho, me está doliendo, apenas respiro. Tengo miedo.
Creo saber en qué dirección tengo que remar, pero ¿y si me equivoco?
¿Qué pasará cuando ya no tenga fuerza para remar? Soy de carne y hueso, mi fuerza no es infinita... solamente Dios sabe lo que me espera. De igual manera, mejor que el cómo guía no hay, entonces te ruego, Dios de las alturas, que el viento sople a mi favor y sacuda mi bote en la dirección correcta, pues ya yo lo intenté.
Tengo miedo...
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Las cuatro estaciones de un corazón quebrantado
PoezieEl que estés aquí me llena de alegría, pues no me concierne si el mundo no quiere leer, pero saber que al menos un alma aventurera decidió habitar aquí por algunos segundos, es un sentimiento de consecución que nada puede interrumpirlo. Seré breve c...