Un clásico no muy clásico

¿Que opina lamine ?

POV: Lamine

—Tío, ¿se puede saber qué te pasa? Acabamos de ganar con 8 goles de diferencia y parece que seamos nosotros los que hemos perdido —dice Marc.

—Estoy bien, solo cansado —respondo, aunque no es del todo cierto.

Hace cuatro días, mi Cherry dijo que todo se acababa, que cada uno por su camino. ¿Y qué pasa si yo quiero estar en su camino?

—Venga, vete, que estás deseando ir a ligar —me observa con duda—. Vete, anda estare bien.

Se va, pero no del todo convencido. Me estiro más en el sofá de la discoteca y miro a Nico y a Nadia bailando en la pista. Soy un idiota, pero siempre pensé que podría tener algo como lo suyo, algo... único. Y creía haberlo encontrado. El problema es que era falso, fingido.

Me gusta Mariana. Dios, me encanta, la adoro, y todos los adjetivos que se os puedan ocurrir.

—Eh, hermano, ¿cómo está nuestro mejor jugador? —grita Pedri, que se sienta a mi lado. Gavi se sienta al otro lado, y también llegan Nico y Nadia.

—Anda, no digas eso, sabes que si no fuera por cada uno de nosotros no sería posible —respondo.

—Qué le han hecho a Lamine y su egocentrismo —ríe Gavi.

—¡El amooorrr! —añade Raphinha, que se sienta encima de Pedri. Creo que a Gavi no le ha hecho mucha gracia, ya que deja de reír y aprieta los puños.

—Hablando de eso, ¿qué pasa con Mariana? Hace un par de semanas que no os veo juntos —pregunta Nadia.

—Nada, todo bien —intento sonreír, pero es una fachada.

No le he contado a nadie que se acabó, y por lo que veo, Mariana tampoco. Supongo que está esperando a que yo diga algo, pero ¿a quién engaño? Estoy alargándolo todo lo que puedo.

¿Alguien cree que tiene posibilidades?

Nunca se pierde la esperanza.

No está que te mueres.

Pero como no lo estoy, aún confío.

Claro, es que es muy lógico, sobre todo cuando no haces nada y esperas que te caiga del cielo. Humanos... por eso siempre he sido más de libros de fantasía.

—Bueno, nosotros nos vamos a seguir bailando —menciona Nico, tirando de Nadia, quien pide ayuda en broma.

—Ey, esperad, ¡que voy! —grita Raphinha—. Y tú vienes conmigo —tira de Pedri.

Cuando se van, Gavi gruñe.

—Alguien está celoso —digo.

—¿Quién? —pregunta sin apartar la vista de Pedri. Yo río—. Espera, ¿yo? Qué va, si solo somos amigos.

—No hace falta que mientas. Os pillé el otro día en los vestuarios. La próxima vez, mirad que no haya nadie dentro.

Gavi se pone rojo como un tomate y yo río. Al menos, hablar con él hace que me olvide un poco de Mariana. Bueno, eso es imposible.

—Oye, no digas nada. Es que no estamos saliendo, solo...

—No dire nada, así que solo sois amigos con derecho.

—Eh... no, ya que los amigos con derecho se pueden liar con más gente, pero nosotros solo estamos entre nosotros... bueno, o eso creía.

Mira hacia Pedri, que está riéndose de alguna tontería de Raphinha.

—Sabes que está saliendo con la prima de Lewandowski, ¿verdad?

—¿Quién? ¿Pedri? Imposible —niego—. ¿Raphinha? —Asiento.

—A ver si entiendo: sois dos amigos que os liáis, os tratáis como novios y no podéis salir con nadie más. Más claro que el agua, imposible —se encoge de hombros.

Esta información hace que ya no apriete los puños, pero sigue tenso.

—¿Y tú? ¿Cuándo vas a decirle a Nico que te gusta Mariana? —Ahora el que se tensa soy yo.

—No sé de qué hablas.

—Ya, no hace falta que mientas. No le diré a nadie, no saldría ganando. Aparte, yo soy el que te ha ayudado.

Lo miro, y la verdad es que estoy deseando hablar con alguien. Y Gavi es la mejor opción, ya que sabe toda la verdad desde el principio.

—Vale... —hablo bajo para que nadie nos pueda escuchar—. Me gusta, eso ya lo sabes. El tema es que, después del concierto, estuvo rara, muy rara, y desde entonces me ignoraba. Y el otro día me dijo que teníamos que dejarlo y que cada uno por su camino. Y yo... soy idiota, porque dije que tenía razón, que era lo mejor. Aparte, me ha dicho que yo eligiera cómo sería la ruptura, pero no soy capaz. Yo la quiero a ella. A lo mejor es muy pronto, solo nos conocemos desde hace dos meses.

Dos meses, dos años, dos días, dos décadas, dos semanas para después acabar igual.

—Entiendo... Tú no quieres que se acabe —asiento—. Mmm... Me dijisteis que hicisteis una lista de normas, ¿verdad? —Vuelvo a asentir, pero no acabo de entender por dónde va—. Y recuerdo que en ella había que ver una película y comer tu plato favorito, ¿no lo habéis hecho, verdad?

—No. ¿A qué quieres llegar?

—Pues ya está. Haz una cita como una despedida. Le dices que quieres una ruptura amistosa y, para ello, una última cita para despedirte en insta . En esa, haces las normas que os quedan y, bueno, que pase lo que tenga que pasar.

—No sé yo...

—Piénsatelo. Y ahora, si me permites, voy a sacar las manos asquerosas de Raphinha de mi Pedri —ríe.

De su Pedri. Son increíbles los dos.

Me quedo un momento pensando, y empieza a sonar  me queda un porciento  y eso hace que me dé fuerzas para escribirle a Mariana. Después de escribir y borrar varias veces, envío un mensaje.

Yo

Oye, mira, he pensado que lo mejor es acabar de forma amistosa. ¿Qué te parece si quedamos mañana para hacer una foto de esas que hacen las parejas cuando rompen?

Estoy nervioso. ¿Y si dice que no? O peor, ¿me ignora? Mis pensamientos van a mil por hora, pero la vibración de mi móvil me saca de ellos.

Mi Cherry (novia)

Claro, en la hamaca.

Yo

Mañana a las cinco en la hamaca. Hasta mañana, Cherry.

Bueno, ya solo queda esperar a que todo salga bien.

Esperar. Odio esperar. Vamos a poner algo divertido para que no se haga tan larga la espera... 3, 2, 1...

Mamá

Mañana vamos a un hotel. Te toca quedarte con tu hermano.

Genial, lo que faltaba.

Yo

¿No hay alguien más?

Mamá 

Lamine, tu hermano te echa de menos.

Yo:

Vale.

—¡GAVI, PARA YA! —El grito de Pedri me asusta. Miro de dónde viene y veo cómo Gavi le da un puñetazo a un camarero.

**Capítulo 14**

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He corregido errores gramaticales, de puntuación y de ortografía. También he mejorado la fluidez del texto. Espero que esta versión sea más clara y fácil de leer.