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— ¿Wooyoung? -Pronunció una voz grave tras sus espaldas.

Se giró inmediatamente y se encontró a su mejor amigo Choi San.

— ¿Que haces acá? -Preguntó el más bajo mirándolo.

— ¿Que haces tú acá? -Replicó el pelinegro.

— No te interesa

— Claro que me interesa -Esbozó una sonrisa- Es mi Ring.

— Nah, que ganes un par de peleitas no te hace dueño del lugar Sannie~ -Sonrío y se giró para seguir su camino.

"Pijo de mierda"

San rascó su nuca y siguió su camino, que casualmente Wooyoung delante de él también.

Un par de pasos más bastaron para ver una escena un tanto incómoda a su parecer.

Wooyoung llegó a su destino, al mismo que San iba.

Detuvo su paso al ver al pijo saludar a Mingi con un beso en su mejilla.

Fingió ceguera y se encaminó por ahí sin rumbo ni destino, solo caminó por el recinto.

Sacudió su cabeza un par de veces al instante en que su amado cerebro comenzó a pensar que la chica de Mingi era en realidad un chico.

Mingi era hetero a sus ojos. Siempre le había visto con mujeres, no es que fuera un cualquiera que estuviese con muchas, pero más de una vez le había presentado una novia.

San no paraba de caminar ni de pensar tampoco, hasta que una voz chillona lo sacó de aquellos pensamientos un tanto extraños sobre su mejor amigo.

— ¡San! -Escuchó decir tras de él.

Se giró inmediatamente al reconocer esa linda voz.

— Amor -Dijo acercándose a la chica que lo llamaba- Pensé que no vendrías

— Solo vine a entregarte esto cielo, debo ir a mis clases -Dijo extendiendo su mano con unas vendas y unos protectores bucales completamente nuevos.

— No debiste amor -Recibió sus implementos y le regalo una sonrisa a la chica rubia.

Ambos jóvenes emprendieron paso a las afueras del lugar, San iba a dejar a su chica a la salida, donde ambos se despidieron con un beso en los labios.

Liz era una muchacha atenta y cariñosa, amaba a San tanto como él a ella.

Ella es todo lo que San siempre buscó en una mujer.

Liz es delicada, su piel es blanca y sus ojos grandes. Sus labios son perfectos, son gruesos. Es femenina y comprensiva, viste bien y tiene una voz preciosa. Va a clases de Ballet y canto, a sus ojos, es la mujer ideal.

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Un puño estampó directamente en la mandíbula del rubio y Wooyoung desde las gradas abrió sus ojos con impresión al ver que de su labio corría sangre, pero Mingi seguía en pie.

Le impresionaba ver como cada golpe dejaba raspones o heridas en los torsos y rostros de los boxeadores, pero aún así no se detenían ni quejaban. No entendía como podían aguantar tanto dolor hasta llegar al Nocaut.

Noster Idyllium - Woosan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora