Transferida a una Escuela de Brujas Tomo 3

Efecto Correcto

Autor.

¡Sábado de...!

No, esperen...

¡Capítulo nuevo!

¡¡¡Cortesía de maker-00!!!

Agradezcan porque por su financiación ya tenemos el enfrentamiento que esperaban antes del sábado!

Espero que disfruten porque la tensión está en aumento.

Besos, mis brujos y brujas.

El ambiente se tensaba conforme avanzabamos; era como si la gravedad aumentara sólo por estar cerca de la manticora. Ni siquiera teníamos que buscar, el aura nos llevaba directamente a nuestro objetivo.

Hacía parecer que era mucho más peligrosa que el comebrujas, pero según Odin, era porque reclamó esto como su territorio, clavando púas en los árboles que atraían energía y volvían el mana circundante más difícil de absorber para las otras criaturas. Además, el veneno que arrojaba alrededor hacía el aire más denso.

Era de esas criaturas con las que pelear en su territorio, parecía un suicidio... y justo estábamos por hacer eso mismo.

Mami, el tiempo juntas fue corto, pero lo disfruté. Avie, te dejaré mi colección de porno; Mavis, el resto de mis cosas son para ti... cuiden mucho a michi...

Mientras más cerca estábamos, una niebla grisacea se levantaba más y más del piso. Se volvía difícil ver por dónde andábamos, para colmo, dejamos de hablar, todo para evitar llamar la atención de la criatura.

Pronto la alcanzamos.

Recostada entre dos árboles, una criatura dos veces más grande que una vaca, con cabeza de león, enormes alas oscuras cubriendo su cuerpo de cualquier peligro, una cola de serpiente probando el aire cada tanto, garras grandes y puntiagudas al final de sus patas delanteras de águila en las cuales reposaba su cabeza.

El plan era dividirnos y distraerla mientras Beril preparaba un tiro seguro.

Odin le dio el vial con el veneno de las Chaosnake a la rubia, quien lo destapó y vertió dentro de uno de los colmillos del comebrujas. Prepararlo fue difícil, sobre todo porque pese a su dureza, en los primeros intentos parecía reblandecerse a los pocos minutos únicamente con untar un poco de este.

Sólo teníamos un tiro y luego de eso, entre los tres pelearíamos con la criatura mientras el veneno hacía efecto.

El peliblanco, tras colocarse el enorme casco del comebrujas y la piel de oso, levantó el puño, Beril se quedó en su lugar y ambos comenzamos a rodear.

Teníamos que pisar con demasiado cuidado para no hacer ruido; yo iría hacia la cabeza de león y Odin hacia la de víbora... o ese era el plan.

Entre la densa niebla, la víbora se levantó a otear el terreno cuando yo aún no conseguía llegar al frente.

Me paralicé.

La niebla se sacudía y apartaba con los movimientos de la cola viva y de pronto, abrió la boca, expuso los colmillos con un sonoro bufido y el león abrió los ojos.

La manticora se levantó de golpe y rugió tan fuerte que pese a estar a varios metros, el piso vibró bajo mis pies, mis oídos retumbaron y perdí estabilidad.

Mis piernas temblaban, era casi tan limitante como los gritos de aquellas orugas, pero más intimidante.

Un rayo blanco surgió de entre los árboles; Odin tampoco había llegado a su posición.