Autor.
¡Sábado de brujas!
¡Yei!
¡Espero les guste!
¡Disfruten, mis brujos y brujas!
Ya casi...
Ya casi...
Más despacio, con cuidado, con cuidado...
Así, suave, suave...
Y...
Explotó otra vez...
Llevo toda la noche intentando concentrar la electricidad en mi mano, pero cuando casi la he movido toda a mi palma, explota lanzando rayos por todas partes. Mi cabello ya está super erizado por la estática.
Suspiré decepcionada y decidí recostarme dentro de mi tienda para al menos dormir una o dos horas antes del amanecer.
Me puse una diadema para acomodar mi cabello, me acurruqué dentro de mi manta y...
—¡A despertar, chicas! ¡Tenemos que seguir adelante! —Odin depronto estaba gritando.
—Ay... ¿por qué? —me escondí bajo las cobijas, pero obviamente no iba a funcionar.
—¡Despierta, Eriana! ¡A levantarse! —Beril se le unió rápidamente, haciendo tanto ruido que era imposible ignorarla.
¿Estaba golpeando una cacerola o algo?
Resoplando, me puse la falda y las botas, luego salí de la tienda.
—¿Por qué tan temprano? aún no sale el sol.
Apenas podía distinguir la sombra de ambos hasta que el brujo hizo brillar la punta de su lanza como si fuese un gran foco... Beril sí estaba golpeando una cacerola con una cuchara.
—¡Porque tenemos que levantar el campamento antes de partir!
Lo observé fijamente y entonces me di cuenta de que su tienda aún estaba puesta.
—¡Esperaste a que intentara dormir para hacer esto, ¿no?!
—¡Por supuesto! —infló el pecho con cinismo, achicando los ojos por el tamborileo constante de la chica junto a él—. ¡En cuanto dejé de ver la luz, supe que era hora de despertarte! —no parecía capaz de aguantar más, así que tomó las manos de la rubia con una de las suyas, deteniendo el escándalo—. Ya, ya, Beril, ya no es necesario.
—Pero sirve para espantar a los radrones —señaló a la tienda y entonces nos percatamos de las pequeñas sombras que se movían alrededor.
—¿Eh? —odin aumentó el brillo de su lanza y los noté... apenas.
Entre el follaje muerto del suelo, se movían pequeños ratones con aspecto de hojas marchitas y descoloridas, husmeando y huyendo del campamento.
—¡¿Qué es eso?! —grité sorprendida.
—Ah, ¡maldita sea! —Odin soltó a Beril—. ¡Dales!
Ella asintió y comenzó a correr alrededor golpeando la cacerola mientras varios de ellos, más de los que creí que había, empezaron a correr por todos lados. Diez... quince... era como ver un hormiguero en caos, imposible de contar.
Algunos de los ratones habían rodeado la extinta fogata en busca de restos de comida, otros se encontraban intentando entrar a las tiendas por detrás hasta que la rubia las hizo huir.
—¿No deberíamos ayudar? —cuestioné acercándome al chico.
—Nah, es nuestra única cacerola —se encogió de hombros—. Además, parece que se divierte.
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Transferida a una Escuela de Brujas Tomo 3
FantastikContinúan las aventuras de Eriana en su segundo año en la escuela de brujas "Nos Aventis Maléfica". Tal vez sepa qué clase de bruja quiere ser, pero, ¿tendrá el coraje para serlo?