Capítulo 1

93 8 7
                                    

El tren avanzaba suavemente por las vías, haciendo un leve traqueteo que a Paul McCartney siempre le había parecido casi hipnótico. Era una mañana fresca de primavera en Londres, y a través de las ventanas empañadas por el rocío matutino, Paul podía ver cómo la ciudad comenzaba a despertar. Los edificios victorianos, con sus ladrillos desgastados por el tiempo, parecían formar un escenario perfecto para su nueva aventura.

Paul estaba nervioso. Era su primer día en Lennon Corporation, un nombre que resonaba con poder e influencia en todo el Reino Unido y más allá. Fundada décadas atrás, la empresa había sido construida con dedicación y visión por el patriarca de la familia Lennon, quien, a pesar de su temprana muerte, había dejado un legado que pocos podrían igualar. La reciente transición del liderazgo al joven John Lennon había generado un gran revuelo en el mundo corporativo, y Paul no podía evitar sentirse ansioso por conocer en persona al hombre detrás de los rumores.

Mientras el tren se deslizaba hacia la estación de Londres Victoria, Paul dejó que su mente vagara por los eventos que lo habían llevado hasta este momento. Creció en una familia de clase media en Liverpool, y desde pequeño había mostrado un talento innato para la música. Su habilidad para componer melodías pegajosas y escribir letras que resonaban con las emociones de la gente lo había hecho destacar entre sus pares. Pero Paul sabía que la música, aunque era su verdadera pasión, no era lo único que deseaba en la vida.

Después de graduarse con honores en Administración de Empresas, Paul había decidido que quería probar suerte en el mundo corporativo. Quería aplicar su creatividad y habilidades en un entorno diferente, uno donde pudiera aprender sobre liderazgo y estrategia. Fue así como se encontró solicitando un puesto en Lennon Corporation, una de las empresas más selectas y codiciadas del país. No estaba seguro de que su solicitud sería siquiera considerada, pero para su sorpresa, fue convocado a una entrevista.

La entrevista fue todo lo que Paul había imaginado y más. Los ejecutivos de Lennon Corporation eran serios, inteligentes, y no se dejaban impresionar fácilmente. A lo largo de las largas horas de preguntas, Paul fue desafiado a demostrar no solo su competencia, sino también su capacidad para innovar y adaptarse a situaciones complejas. Al final, cuando se le pidió que expusiera cómo podría contribuir al crecimiento de la empresa, Paul se dejó llevar por su instinto. Habló sobre la importancia de la creatividad en el liderazgo, de cómo la innovación no podía limitarse a nuevos productos, sino que debía impregnar todos los aspectos de la gestión empresarial. Los ejecutivos parecieron intrigados, pero sus rostros eran difíciles de leer.

El último día de entrevistas, Paul se encontró con una sorpresa inesperada: John Lennon, el CEO en persona, decidió reunirse con él. La noticia de la inesperada muerte del padre de John había sacudido a la industria, y todos esperaban con ansiedad ver cómo el joven heredero manejaría el peso de la responsabilidad. John era apenas tres años más joven que Paul, pero ya se hablaba de él como un líder audaz, aunque algo impredecible.

El encuentro con John fue breve pero intenso. En lugar de la formalidad que Paul había anticipado, John fue directo al grano, cuestionando las ideas de Paul y retándolo a defenderlas. Había una chispa en sus ojos, una mezcla de desafío y curiosidad que Paul no pudo ignorar. John parecía estar probándolo, no solo como un candidato, sino como una persona. Al final de la reunión, John simplemente sonrió, una sonrisa enigmática que Paul no supo cómo interpretar.

Semanas después, llegó la oferta. Paul fue contratado como parte del equipo de estrategia de Lennon Corporation, un puesto que le permitiría trabajar directamente con John en proyectos clave. Era una oportunidad increíble, un sueño hecho realidad. Pero con el sueño, también vinieron las dudas y los rumores.

En los días previos a su primer día, Paul había escuchado susurros entre sus nuevos colegas. Había quienes decían que John Lennon no era solo un prodigio en los negocios, sino también un hombre con gustos particulares, y que había mostrado un interés especial en Paul. Los rumores, por supuesto, carecían de fundamento, y Paul decidió no prestarles atención. Después de todo, él estaba allí para trabajar y aprender, no para involucrarse en chismes.

Afinidades De Oficina | MclennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora