La mañana estaba cargada de tensión desde el momento en que Paul y John llegaron a la oficina. Ambos sabían que hoy no sería un día cualquiera, y Paul, en particular, estaba nervioso. Mientras subían por el ascensor hacia los pisos más altos, John permanecía en silencio, su mandíbula tensa, sus manos metidas en los bolsillos de su chaqueta. A pesar de su fachada tranquila, Paul podía sentir la ansiedad palpitando bajo la superficie.
Había sido una decisión difícil, pero John había insistido. Ya no quería ocultar su relación con Paul, y después de lo que habían pasado juntos en las últimas semanas, Paul también había llegado a la conclusión de que no podían seguir viviendo en la sombra. Sin embargo, sabía que la reacción de la empresa no sería fácil de manejar. Lennon Corporation tenía una reputación sólida, pero era un entorno altamente competitivo, lleno de chismes y miradas escrutadoras.
Cuando llegaron al piso de dirección, algunos empleados ya les lanzaban miradas curiosas. Se había corrido el rumor de que John iba a hacer un anuncio importante en la reunión de hoy, pero nadie sabía exactamente de qué se trataba.
—Estás seguro de esto, ¿verdad? —preguntó Paul en voz baja, deteniéndose un momento en el pasillo antes de entrar a la sala de juntas.
John lo miró con determinación, asintiendo.
—Sí, no quiero seguir escondiéndome, Paul. Es lo correcto.
Paul tragó saliva, asintiendo también, aunque sus nervios lo traicionaban. El anuncio no solo afectaría a John, sino también a su propia reputación y posición dentro de la empresa. Sabía que muchos lo verían como una ventaja injusta, una relación que podría ser interpretada como un uso indebido del poder.
Entraron juntos en la sala de juntas, donde ya varios directivos y empleados de alto rango estaban sentados alrededor de la enorme mesa de madera. El murmullo de las conversaciones cesó en cuanto ambos cruzaron la puerta. Todos los ojos se posaron en ellos, algunos con curiosidad, otros con desconfianza.
John, siendo el director general, se dirigió inmediatamente a la cabecera de la mesa. Paul tomó asiento un poco más lejos, sintiendo el peso de cada mirada sobre él. Su corazón latía con fuerza, pero trató de mantener una expresión serena.
—Buenos días a todos —comenzó John, su voz firme, pero con un ligero nerviosismo apenas perceptible—. Gracias por estar aquí. Sé que han habido algunos rumores en los últimos días, y quiero aclarar ciertas cosas.
Los rostros alrededor de la mesa eran difíciles de leer. Algunos de los directivos intercambiaron miradas rápidas, mientras otros se mantenían impasibles, esperando a que John continuara. Paul evitaba el contacto visual con cualquiera, concentrándose en la superficie pulida de la mesa frente a él.
—He estado al frente de esta compañía por algunos años ya, y siempre he tratado de mantener las cosas profesionales. Sin embargo —John hizo una pausa, mirando alrededor de la sala—, hay algo que quiero que todos sepan. En los últimos meses, he comenzado una relación con uno de los empleados de esta empresa.
El silencio en la sala se volvió aún más palpable, como si todos contuvieran la respiración al mismo tiempo. Paul sintió un nudo formarse en su estómago, y bajó la mirada.
—Sé que esto puede generar incomodidad o preocupaciones, pero quiero ser completamente honesto —continuó John, con un tono decidido—. La persona con la que estoy en una relación es Paul McCartney.
El nombre de Paul cayó como una bomba en la sala. Los murmullos estallaron inmediatamente, las miradas desconcertadas y críticas lo atravesaban como cuchillos. Paul sintió que todo su cuerpo se tensaba, pero se obligó a mantener la compostura. Sabía que esto no sería fácil, pero no había forma de retroceder ahora.
—Entiendo que esto puede levantar suspicacias —agregó John, elevando la voz para calmar el murmullo creciente—. Pero quiero asegurarles que mi relación con Paul no afectará las decisiones que tomamos en esta empresa. Soy completamente consciente de mi responsabilidad como director, y siempre he actuado de manera ética y profesional.
Algunos de los directivos parecían escépticos, mientras que otros simplemente se mantenían en silencio, observando con ojos calculadores. Era evidente que no todos estaban convencidos. El jefe de finanzas, un hombre corpulento llamado Collins, fue el primero en levantar la mano.
—John, no es una cuestión de si eres capaz de mantener las cosas profesionales —dijo Collins con un tono algo frío—. El problema es la percepción. Las relaciones dentro de la empresa, especialmente entre un director y un empleado, siempre generan controversia. La gente va a pensar que hay favoritismo, y eso puede dañar la reputación de la corporación.
John asintió, habiendo anticipado esa reacción.
—Lo entiendo perfectamente, Collins, y es una preocupación legítima. Es por eso que estamos tomando medidas para garantizar la transparencia. Paul no recibirá ningún trato preferencial, y cualquier decisión que lo involucre será tomada por un comité externo para evitar cualquier conflicto de intereses.
Las palabras de John sonaban racionales, pero el ambiente seguía siendo tenso. Paul podía sentir el peso del juicio en cada mirada, y aunque John trataba de calmar las aguas, era evidente que no todos estaban dispuestos a aceptar la situación de inmediato.
Una de las mujeres en la sala, Katherine, la jefa de relaciones públicas, tomó la palabra.
—¿Has considerado cómo manejará la prensa este asunto, John? —preguntó, con una mezcla de preocupación y profesionalismo—. Una noticia como esta puede ser sensacionalista y afectar la imagen pública de Lennon Corporation. Necesitamos un plan para mitigar los posibles daños.
John asintió de nuevo, apreciando su perspectiva.
—Por supuesto. El departamento de relaciones públicas será parte fundamental para manejar cualquier posible reacción externa. Pero también quiero dejar claro que esto no es algo que quiero ocultar. No tengo nada de qué avergonzarme.
A pesar de sus esfuerzos por mantenerse firme, Paul sentía que la presión en la sala crecía. Miró a John, admirando su valentía, pero al mismo tiempo, deseando que esto no estuviera sucediendo de esta manera. Quizás habían subestimado la reacción de la empresa, o tal vez simplemente había demasiado en juego.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, la reunión llegó a su fin. John dio por concluido el anuncio y pidió a los directivos que se acercaran a él directamente si tenían más preguntas o inquietudes. Mientras tanto, los empleados comenzaron a salir de la sala, algunos murmurando entre ellos, otros simplemente lanzando miradas furtivas hacia Paul.
Cuando finalmente quedaron solos en la sala, Paul dejó escapar un largo suspiro, sintiendo cómo el peso de la tensión abandonaba lentamente su cuerpo.
—Bueno... eso fue intenso —dijo, levantándose de su asiento y mirando a John.
John, que había mantenido una postura de acero durante toda la reunión, finalmente se dejó caer en una silla, pasando una mano por su cabello.
—Sí, no fue exactamente lo que esperaba, pero... no podemos seguir escondiéndonos.
Paul asintió, aunque su mente aún procesaba la avalancha de emociones. Sabía que las cosas no serían fáciles de aquí en adelante. El camino hacia la aceptación sería largo y lleno de obstáculos, tanto dentro como fuera de la empresa. Pero, al menos, ya no había más secretos.
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Afinidades De Oficina | Mclennon
RomancePaul McCartney, un joven de 26 años, acaba de conseguir el trabajo de sus sueños en la influyente Lennon Corporation, una de las empresas más poderosas de Londres. Conocida por su enfoque vanguardista y su equipo altamente competente, la compañía ha...