Reina

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Efectivamente la casa de la joven Adeline se reconocía de inmediato. La rodeaban decenas de arbustos florales que otras casas no poseían. El príncipe descendió de su caballo al igual que su guardia personal y Xion.

-Pensé que enviaría a unos soldados a buscar lo que la mujer le pidió. – confesó Xion mientras Adara miraba alrededor del lugar a por algo interesante.

-¿Porque piensas si sabes lo que pasará?

-Es más divertido adivinar.

-Al parecer ese cofre es valioso para ella, no se lo encargaré a soldados que no conozco.

El trío mira la casa con rareza, ésta está adornada con flores por todas partes y maceteros de colores.

-Es inquietante. – susurró Adara. – ¿Cómo puede tener su casa así y a la vez ser una luchadora de peleas? Es ridículo. Es una salvaje adornada.

-Eso es prejuicioso. ¿No crees? – Blackwell comenzó a admirar la casa.

-Adara tiene razón. – aportó Xion. – Es aterradora.

Tanto el guardia como el príncipe se voltearon confundidos hacia él. - ¿Qué sabes? – cuestionaron al unísono.

-Bueno, Adeline es tal como es una madre, puedes llegar a amarle tanto como temerle.

Blackwell se rio. – Lo que describes es a una reina.

-¡¿Una reina?! – exclamó Adara. – Una reina debe tener clase y educación, amor por el reino, y más que todo, lo debe respetar a usted. Adeline no es de las que respete a los miembros de la realeza.

-Amigo mío, parece que estos días conociendo a la chica están haciendo de ti un amargado.

-Solo se que ella será un chiste para la corona. Solo espere unos días y ella se dirigirá a usted como si fueran amigos.

-Esa es la idea. Desde el instante de la ejecución, en el que la vi defendiendo a Cefora, supe que ella debía ser mi aliada. Es más, el mundo necesita más personas como Adeline.

-Una sola persona más como ella y el mundo se va al carajo. – comentó Adara en tono juguetón. – Además yo soy eso mismo para usted.

-Lamento decir esto, pero tú no eres mi tipo. - río.

-¿Y ella sí? Por favor, su actuar es idéntico al de un hombre. Es respondona, y no muy femenina. Ni al hablar, ni mucho menos al expresarse. Es agresiva.

El príncipe en un compás pacifico caminó por las rocas que decoraban la entrada de la casa, en un momento notó lo lindas que eran las flores y se inclinó para tocarlas.

-Agresiva. – saboreó aquella palabra. – La característica exacta que se necesita para ser parte de la cúspide del reino. Una persona amable o sutil jamás tendrá ni la más mínima similitud a el poder de una persona temida y arraigada. – arrancó una flor que mostraba todos sus colores a los últimos rayos de luz. – ¿Pero qué es ser agresiva sin la adecuada inteligencia? – procedió a pulverizar la flor en la palma de su mano y la dejó caer. – Nada... Dime, Adara ¿crees que esta chica es tonta?

-No... su alteza.

-Yo he de admitir que en cuanto me enteré que había regalado el dinero que le dí, la califiqué como una pobre idiota. Pero estuve pensando mucho desde ese entonces. Y solo llegue a una conclusión. ¿Qué persona que sobrevive en vez de vivir entregaría su única oportunidad para cambiar eso? Ella debe de tener sus propios recursos.

-Yo también creo eso.

-Exacto. No es una tonta. Ella por muy agresiva y grotesca que sea, quiero creer que es lista y hábil, por eso también estamos aquí. ¿Qué mejor manera de descubrir eso que en su propia casa?

Ecos de TelikoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora