14. Pinzas

26 0 0
                                    

La iniciación a las diferentes disciplinas del BDSM ha de ser gradual, paso a paso.

Así que, como ejemplo de esa entrada gradual, en las pinzas de inicio no
deberíamos utilizar unas pinzas metálicas y mucho menos dentadas, sobre los pezones o zonas genitales.
Debemos comenzar con unas pinzas de madera o plástico (con las que colgarias la ropa en casa para secarla tras el lavado).

Temenos que tener en cuenta que hay personas con una capacidad menor para aguantar el dolor y otras que sin embargo lo llevan bien.

Como en toda disciplina BDSM, en el empleo de las pinzas es importantísimo controlar el tiempo y estar pendiente de los colores de la piel de la zona. Cada cuerpo tiene su propio límite de resistencia, pues depende de múltiples factores: el sistema circulatorio, el lugar del cuerpo elegido para colocar las pinzas, la presión que éstas ejercen…

Para probar la presión de una pinza, podemos hacerlo pinzándonos en la piel que hay entre los dedos de nuestras manos cuando los extendemos en abanico, sobre todo entre el dedo pulgar e índice. Nos puede ayudar a conocer la presión de la pinza y cómo, dónde, cuándo y cuántas podemos utilizar.

Las sensaciones dependen del tiempo en el que las pinzas trabajen: a mayor tiempo de colocación, mayor será el dolor. Al retirar la pinza, la sangre vuelve a fluir por la zona pinzada, produciéndose entonces una brusca recuperación de la sensibilidad que, dependiendo del período de pinzado y
el tipo de pinza utilizada, harán al sumiso/a, expresar dolor.

Otro factor a barajar es el de la cantidad de pinzas que usaremos. El número es
indeterminado, dependiendo exclusivamente de la extensión de la zona elegida; pueden colocarse en cualquier lugar del cuerpo donde haya piel suficiente para pellizcar, por lo que son válidas todas las partes del cuerpo.


A la hora de retirarlas, nos encontramos con dos opciones: Básicamente, existen dos modos: con suavidad o bruscamente.

Con la primera opción, se busca aliviar el dolor inevitable de la renovada afluencia sanguínea a la zona pinzada; y con la segunda, fomentarlo y aumentarlo.

En el caso de optar por la suavidad (lo cual haremos cuando consideremos que el sumiso/a se encuentre al límite de su resistencia física), es conveniente retirar la pinza haciendo una suave presión sobre el lugar donde se pinzó, a fin de controlar el riego, a la vez que se realiza un suave masaje con los dedos.

Si nos consta que nuestro esclavo/a puede resistir aún más castigo, arrancaremos la pinza bruscamente, golpeando con una fusta o un látigo o  retorciéndola. Pero debemos tener cuidado, dependiendo del tipo de pinza utilizada, ésta puede llegar a
rasgar la piel con cierta facilidad.

Hay un sistema muy interesante de colocar las pinzas llamado “la cremallera”, no es otra cosa que unir varias pinzas, que pueden llegar a ser una cantidad considerable, mediante una cuerdecilla. Para esto son ideales las pinzas de madera, pasando esa cuerda fina a través de los agujeritos que hay en el muelle metálico de la pinza. En este sistema, colocamos todas las pinzas, una detrás de otra a una distancia más bien corta. Cuando las hayamos colocado todas, con tan sólo coger uno de los
extremos de esa cuerda que une todas las pinzas y tirar, bien con fuerza para que salgan todas a la vez en un efecto en cadena o lentamente, eso ya al gusto de cada uno.
Eso sí, la “cremallera” duele, así que podéis comenzar con pocas pinzas e irlas aumentando según veamos cómo reacciona el sumiso/a, así como elegir diferentes zonas a pinzar he ir probando la resistencia del sumiso/a.

El empleo abusivo, o simplemente incorrecto, de las pinzas puede producir heridas en la piel, aunque éstas serán simplemente superficiales. En ese caso, debes lavar cuidadosamente la pinza con alcohol o con un desinfectante, no olvides prestar atención a la herida sangrante.

Otro aspecto que enriquece enormemente las posibilidades del juego con pinzas es la colocación de pequeñas pesas en las mismas, aumentando la sensación de dolor.
No obstante, debemos señalar algunas
precauciones a tomar muy en cuenta cuando decidamos usar pinzas con peso: 

1. No se debe dejar caer un peso excesivo bruscamente desde el sitio donde colgara, pues en la caída aumenta su energía y puede llegar a lesionar los tejidos de donde cuelgue (pezones, labios vaginales, escroto...).
2. No comenzar usando grandes pesos, debe entrenarse la zona pintada con un aumento paulatino del peso y estar muy atento a las reacciones del esclavo/a, éste sabe mejor que nadie  lo que está sintiendo.

En último término, como casi todo en el mundo del BDSM, el límite del juego viene impuesto por la resistencia física del sumiso/a y el aguante del dolor.  Por tanto, investiga sus reacciones y
comunícate con él/ella.

Manual de BdsmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora