Capítulo 57

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Avery Hearts

Acudo a la dirección que Dash me dijo por teléfono. Llamé a un taxi porque todavía no estoy en condiciones para conducir, aún siento ese ligero mareo que, por muchas horas que pasen, no se va. Pago al taxista, el cual me deja frente a la puerta de lo que semeja ser un almacén abandonado.

Primera alerta.

¿Por qué Dash elegiría este lugar para despedirnos? No es un lugar solitario, hay varias casas a su alrededor. Cualquiera podría vernos. Habría decenas de testigos si él llegara a hacer algo.

Vigilo mi alrededor, sin notar nada extraño. Estas calles están solitarias, no pasa ni una sola persona a estas horas de la tarde. Avanzo hasta la puerta del almacén, lamentándome de no tener mi arma conmigo. Pero ahora ya estoy aquí, no puedo irme. Necesito saber qué quiere Dash. Si esto forma parte de algún plan o... si es solo una simple despedida.

La puerta del almacén está entreabierta. Me adentro al interior, viendo que no hay nada extraño. Solo estanterías vacías. Y un gran olor a humedad y polvo, como si este lugar hubiese estado cerrado por años. Camino hasta detenerme al escuchar el ruido de la puerta cerrándose tras mi espalda. Me doy media vuelta, viendo a Dash apoyado en la única salida de este lugar. En su cinturón tiene un arma, una pistola.

—Intuyo que no reconoces este lugar —dice, hablando con calma. No suena igual de afectado que por teléfono. Tan solo fingió estarlo para que accediera a verlo aquí—. Yo sí. Y muy bien.

Mis ojos se pasean por este almacén, comprobando que no haya nadie más aquí con él. Este lugar está vacío. No hay nada, ni nadie. Solo nosotros dos. Dash y yo. De todas maneras, echarle un vistazo para no llevarme sorpresas.

—¿Aquí fue donde me trajo tu padre? —cuestiono, volviendo a clavar mis ojos en los de Dash—. ¿Aquí fue donde mataste a esos dos hombres por mí?

Él sonríe, cruzándose de brazos mientras continúa con su espalda apoyada en la puerta. Impidiéndome salir. Aquí sucederá algo, va a tenderme alguna trampa.

—Sí, fue aquí —afirma—. En este lugar fue donde comenzó todo, Avery. Si no hubiera matado a esos dos hombres, tal vez nada de esto estaría sucediendo. Y todas esas víctimas seguirían vivas. Me alejé durante años de los crímenes. Nunca volví a hacerlo hasta hace un par de años. En el fondo, sentía el impulso de... volver a experimentarlo. Mis hermanos lo hacían. No era tan complicado. Escogías a una víctima al azar y la policía no podía descubrir quién fue su asesino. Sin vínculos, es mucho más fácil matar a alguien sin que te descubran —admite.

—Dejaste el crimen durante años, hasta que volviste a caer y fuiste incapaz de parar —adivino.

—No fue así exactamente —reconoce—. La primera víctima después de esos dos hombres fue una mujer. Solo quería asegurarme de que era capaz de matar y de lo que podía sentir al hacerlo. Vives la adrenalina al matarla, pero después no sientes nada. Todo es indiferente. No sentía la necesidad de volver a matar de nuevo, aunque lo haya hecho más veces.

—Querías practicar para cometer los crímenes del "Rey de corazones".

—Exacto —asiente—. Necesitaba cometer los crímenes perfectos, sin dejar ninguna pista que llevara hasta mí.

—¿Por qué cometiste esos crímenes?

Sus ojos diferentes se fijan en los míos. Por esa mirada sé que será sincero, me contará toda la verdad tras estos meses de incertidumbre. Siempre supe que él era el asesino, pero nunca pude descubrir el porqué de todo.

—Porque no pienso dejar que te vuelvas a ir de la ciudad, Avery. No voy a perderte otra vez —asegura, bajando su tono de voz.

—¿Qué tiene que ver eso con los crímenes? —cuestiono.

Los crímenes de Dash [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora