8 En El Lago

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 24 de septiembre, 1985

Narra Ian

Sett estaba cosiendo cuidadosamente la pierna del moreno, quien adolorido intentaba apartar la mirada de aquella escena algo grotesca, pero era inútil, continuamente echaba un vistazo al proceso para saber cuánto quedaba, y cuando no era lo esperado, rodaba los ojos hacia arriba en decepción. Yo me ocupaba de ir limpiando la herida con agua, pues la sangre no iba a dejar ver a nuestro médico qué estaba curando. El dolor tendría que ser insoportable, sin embargo, ahí estaba Matt, aguantando valientemente todo el sufrimiento que aquello conllevaba. Aunque no lo pareciese, para mí, Matt era una persona increíblemente dura y fuerte, si estuviera en su posición no habría aguantado ni un punto. En algún momento, parece ser que Sett tocó una zona muy sensible y el moreno, agarró con fuerza mi hombro y miró furiosamente al doctor, quien soltó un suave perdón y siguió, aunque el agarre en mi hombro seguía siendo igual de fuerte.

Con Charlotte vigilando las afueras, podíamos analizar la herida lo mejor posible, antes de cerrarla, Sett se encargó de recoger una muestra de aquello que parecía haber quemado la piel de mi compañero, si no te fijabas parecía una herida normal, pero a parte de que su piel estuviera semi-quemada, la parte del pantalón que se supone que se había rasgado, estaba quemada, dejando ver así más la herida, cosa que ayudó, pero a la vez desconcertó por su naturaleza extraña. 

Una vez que la herida estaba cerrada por completo y con unas capas de vendaje por encima, se relajó la cosa. Como éramos militares, no teníamos pastillas como tal, teníamos, pero en dosis grandes y fuertes, Matthew se tomó dos, una para evitar infecciones y otra para el dolor y la inflamación, estaría como nuevo en poco tiempo. Debido a la potencia de los medicamentos, Matt estaría algo desorientado, o mejor dicho, drogado, por lo que entre todos decidimos que si todo iba bien, saldríamos mañana al atardecer, esto no le gustó nada a Charlotte, y peleó algo por ello, pero me vio preocupado y parece ser que se le aclararon las ideas. Pese a todo, Matthew hablaba entusiasmadamente con su hermana, me daba algo de envidia, ellos se llevaban genial y a mí me hubiera gustado tener una hermana o hermano así como él. Los demás habían cenado ya, pero nos tocaba a nosotros ingerir algo de alimento, con las sopas instantáneas nos las arreglaríamos. 

Por cierto, no sé si es que soy yo... pero noto a Helena y mi mejor amiga distanciadas, no están peleando ni mirándose mal, pero definitivamente hay algo raro en ellas dos, de todos modos, no me atrevo a preguntar, siempre es mejor no meterse en esos líos de pareja. La cena estaba lista, sentí el aroma de la comida llenar mis pulmones, acariciando mi corazón, Dios mío, no sabéis como amo comer, me senté al lado del cojo y le entregué su comida, ya se le notaba cansado y perdido, pero me ofreció una sonrisa que devolví gustosamente, mientras comíamos, Jessica y Helena nos contaban cosas, Charlotte cargaba las armas y las revisaba, y Sett se dedicaba a leer sus apuntes y libros, no sé, cosas que hace cuando no tiene cerveza delante. Al acabar la comida (Muy buena, la verdad) nos sumimos todos en una charla agradable, en un punto de esta me levanté para hacer mis necesidades y caminé hacia el bosque, cuando sentí una mano fría en mi hombro llamándome la atención, era Jessica, me preguntó si podíamos hablar a solas, y no le dije que no, solo que me esperase que iba al baño, y asintió. ¿De qué querría hablar conmigo? Solo esperaba que no fuera una confesión, o sea, la chica es guapa y tal, pero es la hermana de Matt y además de que no me gusta, valoro mi vida y no quiero morir asesinado por su hermano.

Al volver, los dos nos alejamos de la multitud, sin perderles de vista, seguramente porque el moreno quería estar de vigilante. Apenas llegué a preguntarle cuál era el problema cuando se abalanzó en un abrazo hacia mí, al principio me petrifiqué, y luego lo correspondí cuidadosamente, escuché un gracias por todo en mi oído derecho, y cuando me despegué de ella, noté como sus ojos se aguaban, me dejó muy confuso, ¿Primero un abrazo de la nada y ahora se ponía a llorar? esta chica era muy expresiva, nada que ver con Matt, que era un borde, seco y no lloraría ante mí ni en broma. Reí ante mis pensamientos y Jessica siguió hablando.

Muerte AceleradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora