Fantasma . ˖。♡₊ ⊹˚

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Zacky odia la idea de dejar sola a Cocoa en casa. Sin embargo, no puede llevarla consigo a la presunta casa de Ciara porque no sabe en realidad qué es lo que encontrará.

El detective logra subir al tren sin necesidad de abrir su paraguas. Con calma, toma asiento junto a la ventana y se dispuso a leer el periódico. El sonido de las gotas chocando contra el cristal ayudan a que su mente se mantenga enfocada en la noticia principal del día. Lo único que logra desconcentrarlo es una risa que siente hasta el interior de su ser.

Sus ojos esmeraldas buscan a Kayne con desesperación entre la multitud. Está a punto de levantarse cuando el sonido se repite y nota que quien lo ha causado es un joven de unos 13 años que ríe junto con sus amigos.

El nombre de su estación de interés es anunciado por los altavoces del transporte, lo cual le provoca dar un pequeño salto por la sorpresa que siente. Cuidando no empujar a alguien al caminar rápidamente, Zacky sale del tren antes de que las puertas se cierren.

La ciudad ha sido víctima de la lluvia desde hace cuarenta minutos, lo cual provoca que sus zapatos y la parte baja de sus pantalones se mojen con cada paso que da.

Ahora camina cerca de la playa hacia un vecindario al que jamás había ido. En realidad, no ha podido averiguar mucho sobre la relación de la mujer a quien busca y su hermano. Lo único que le dijo Matt es que Ciara frecuentaba el casino en busca de complacer hombres a cambio de dinero. Baker recuerda vagamente a la mujer, pues la vio en al menos una ocasión en que tuvo que buscar y sacar a su hermano del casino.

A Zacky le disgustó el siquiera considerar que existió una aventura entre ellos. Afortunadamente, Sanders le aseguró que Kayne nunca le fue infiel a Lilith. La única relación entre ellos era una simple obra de caridad por parte de su hermano, quien le daba un gran porcentaje de sus ganancias en el casino a la mujer de bajos recursos a cambio de nada.

Si bien Baker cree que la información brindada por Matthew es verdadera, él no quiere dejar posibilidad alguna sin explorar. Por ello, se adentra al complejo de departamentos en donde vive la señora Doyle.

—¿Zachary Baker? —Pregunta ella al abrir la puerta de su hogar.

—¿Qué tal, Ciara? Necesito hablar contigo.

La mujer mira al bebé que carga en brazos—. Te juro que no es lo que parece.

—Lo sé. Sólo quiero hacerte algunas preguntas.

—No sé nada sobre Kayne. Dios, le pedí a Matt que no me mencionara en la investigación. Lamento mucho lo que ocurrió, pero no me quería ver involucrada en ello. En especial ahora que tengo a mi hija.

—Ciara, mi investigación es extraoficial. En realidad sólo busco despejar algunas dudas que me quedaron después del juicio.

Ella duda por un momento. A pesar de que quiso aparentar que nunca conoció a Kayne para poder continuar con su vida normal, Ciara quisiera saciar su duda; necesita saber si él en realidad cometió suicidio.

—Pasa.

Después de invitarle una taza de té y ponerse cómodos en el comedor, la señora Doyle le cuenta absolutamente todo al detective.

Es así como verifica que la información brindada por Matt es verídica. Ciara y Kayne nunca tuvieron una relación más allá que una lejana amistad. En palabras de la mujer, él sentía lástima por ella, así que le ayudaba cada vez que ganaba dinero en alguna de sus apuestas.

Desde que consumó su romance con el padre de su recién nacida, la mujer dejó de frecuentar lugares así y se dedicó a cuidar de su pareja y su bebé. Es por ello que no convivió con Kayne después de su trágico accidente.

Ella no tuvo forma de saber si él sufrió de algún tipo de depresión que pudiera llevarle al suicidio, pero se siente muy escéptica con esa teoría. En especial ahora que Zacky se ha tomado la molestia de visitarla.

Ahora que ella ha relatado todo de manera hontesta, es su turno de preguntar.

—Si no fue él quien terminó con su propia vida, ¿quién lo hizo?

Zachary bebe el último sorbo de su té, ahora frío—. Hasta ahora no he encontrado a algún posible sospechoso.

—¿Qué hay del juicio que hubo? Seguro que ahí salieron muchos sospechosos.

—En realidad no —responde con un suspiro—. Se creía que la empresa que le causó el accidente lo hizo. Sin embargo, nunca hubo una prueba que pudiera enlazarlo con el caso. Además, se probó que mi hermano sufría de agnosia. Él no podía ya reconocer los rostros de la gente. Su carrera estaba básicamente acabada.

—Entonces, ¿es verdad?—dice Ciara, cubriendo su boca con ambas manos. Sus ojos comienzan a cristalizarse—. Kayne siempre fue tan optimista y agradable.

—Quisiera poder darte una respuesta definitiva. Lo siento.

Sin más qué agregar a la conversación, el hombre se despide agradeciendo el tiempo brindado. Ella le pide que la siga manteniendo fuera del radar, pues no quiere tener problemas con su actual pareja. Con una sonrisa, Zacky le asegura que no la molestará más y después procede a adentrarse en el pasillo.

Tras esperar unos segundos por el elevador, el hombre de cabello castaño entra al cubo de metal que lo llevará hasta la planta baja. Las puertas están a punto de cerrarse frente a él cuando cree ver por el rabillo del ojo a su hermano parado justo afuera.

Zacky logra interrumpir el cierre de las puertas al colocar su brazo en medio.

A pesar de que ya había creído ver a su hermano deambulando por las calles de la ciudad con anterioridad, él nunca pensó que realmente se tratara de él hasta ahora. En silencio, el menor de los hermanos entra al elevador y presiona el botón para cerrar las puertas.

Pronto, ambos se encuentran moviéndose hacia arriba.

A Zacky le toma tiempo procesar lo que sus ojos ven. No importa cuántas veces parpadea, la imagen de Kayne Baker no desaparece de su lado.

—¿Qué haces aquí? —Logra finalmente preguntar cuando el elevador vuelve a detenerse.

Kayne le dedica una cálida sonrisa y, sin decir palabra alguna, sale del cubo de metal tan rápidamente que obliga a su hermano mayor a correr tras él por los fríos pasillos del edificio.

Después de dar vuelta en una esquina, Zachary pierde de vista al fantasma de lo que alguna vez fue su hermano.

Su corazón late fuertemente dentro de su pecho mientras su mente trata de encontrar alguna explicación lógica a lo que acaba de presenciar. Sin embargo, no le es posible pensar en una teoría que no considere lo paranormal cuando el perfume característico de Kayne todavía inunda sus pulmones.

Se pregunta si el té que le ofreció la señora Doyle tenía alguna sustancia que causara tal alucinación. Sin embargo, sabe muy bien que podría deberse al gran cansancio y culpa que siente por el fallecimiento de su hermano.

Aunque se dirigiera a casa, no podría descansar, pues le preocuparía volver a ver a aquel fantasma. Además, debe visitar al radiólogo de su hermano por la mañana y a Brian Haner por la noche. Sería muy descortés de su parte faltar. Especialmente cuando el segundo médico le espera con mucho entusiasmo.

Almost easy | 𝘚𝘺𝘯𝘢𝘤𝘬𝘺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora