DÍA 4

11 1 0
                                    

Martes 23/02/21

Hoy de nuevo me desperté por la claridad que entraba por la ventana. Como ya tengo mis cosas aproveche para lavarme los dientes. Hay ruido en el pasillo, así que supongo que en cualquier momento nos traen el desayuno. Todavía no voy a cambiarme. Hace mucho calor en nuestra habitación y solo nos dejan usar pantalones largos. Por lo menos el del pijama es un short. ¿Ya mencioné lo fuerte que suena nuestro ventilador?

Bueno, tendí mi cama al pedo. Acaban de "despertarnos" para decirnos que tenían que cambiar las sábanas. Cami ya vino a saludarnos, cuando Martu se fue a bañar ella se fue a darle los buenos días a Jack. Creo que es lindo haberme hecho amigos aquí dentro tan rápido. Son las 08:15hs., nos despertaron a las 08:00hs., el desayuno es a las 08:45hs. y aun no nos traen las sábanas.

Hoy parece que el día será un poco más fresco que ayer. Espero que sea así, de verdad nos morimos de calor aquí dentro y ni me quiero imaginar a los pobres enfermeros en sus trajes de astronautas las 24 horas del día.

Anoche fue raro, me dio un ataque de pánico. Estaba pensando en mi mamá y en mi papá y en lo mucho que quería pedirles perdón y decirles lo muy arrepentido que estaba. Pero Creadence me convenció de que no estaba arrepentido. Quería que me dañara, que golpeara mi cabeza contra la pared, que dejara de respirar. Y como yo solo trataba de sacarlo de mi cabeza, él comenzó a gritar. Inundó toda la habitación con agua podrida, las paredes se llenaron de moho y el techo empezó a caerse a pedazos. Martina fue a pedir ayuda y la enfermera Belén (que es un amor de persona), me tranquilizo y se quedó conmigo hasta que se me paso. Yo todo ese tiempo la vi arder en llamas. Veía su traje de protección prendido fuego y me estaba muriendo de miedo porque por esos instantes no podía discernir entre qué era lo real que no.

Anoche también fue raro porque alguien comenzó a gritar desesperado. Eso hizo que yo recordara todas las veces que he gritado desesperado en mi casa deseando que Creadence se fuera de mi cabeza, que saliera de mi cuerpo. Pero eso no se puede, porque es una parte de mi mente que tengo que aprender a controlar... Si tan solo fuera un tumor que se puede extirpar.

Ahora creo que me pondré a leer hasta que sea la hora del desayuno o hasta que traigan las sábanas nuevas.

***

Desayunamos té con leche y con Martu nos pusimos a hacer una lista de las cosas que le queremos pedir a nuestras familias. Esta mañana se esta haciendo eterna. Mientras, esperamos los resultados de los hisopados para saber si podemos salir del aislamiento o no.

Charlamos con Cami y Jack desde la puerta de nuestra habitación. Aparentemente ya llegaron los médicos, pero aun no nos dicen nada. Imperio está impaciente, camina desquiciado por el corredor esperando una llamada. Mientras yo fui a preguntarle a los enfermeros a que hora iba a ver a mi psiquiatra, cosa que no sabían porque todavía ni sabían quién iba a ser mi psiquiatra.

La cuestión es que estoy hablando con el enfermero, y un señor mayor se hizo pis encima al lado mío y luego se desmayó. Fue perturbador, quería ayudarlo pero no sabía cómo. Igual, los enfermeros se hicieron cargo de la situación enseguida.

Y... ¡Llegaron los resultados del hisopado! Nos dio negativo. Ya éramos libres del aislamiento. Un enfermero nos llevó al salón común y pudimos jugar al bingo con los demás pacientes. Después Martu, Cami, Jack y yo nos pusimos a jugar al metegol. Nos vimos interrumpidos por una enfermera que nos aviso que a Martu y a Cami las pasaban al Blanco... Me siento vacío, ya nos habíamos hecho amigos y ahora solo me quedaba Jack. Pero me cambiaron a la habitación 60 (doblando el pasillo, pasando el patio y el comedor), así que ahora estaría más lejos de él.

El nuevo cuarto tenia 3 camas, una estaba ocupada por una señora de casi 70 años, Graciela. Enseguida tendí mi cama y fui a revisar el baño. ¡HABEMUS ESPEJO! Al final hubo un error y a Cami aparentemente la pasan mañana al Blanco, así que pasó a ocupar la cama vacía que quedaba en mi habitación.

Un enfermero estaba hablando por teléfono con mi hermana y yo le pregunte si podía hablarle. Me dijo que recién voy a poder hablar cuando el psiquiatra lo autorice. ¡¿CUÁNDO DEMONIOS VOY A VER AL MALDITO PSIQUIATRA?! Tengo ganas de llorar. Martu se fue al Blanco. Me siento solo. Se que ella también se va a sentir sola allá.

Ya son las 12:00 y tengo mucha hambre... Quede en jugar una partida de ajedrez con un chico llamado Alfredo hasta que este el almuerzo. Pues, mi partida se vio cancelada por la llegada de la comida. Después de eso Cami, Imperio y yo nos pusimos a jugar al jenga en el salón común. Imperio nos conto que en realidad es una chica trans. Nos pusimos a charlar mucho sobre eso y nos dimos apoyo mutuo.

Al terminar trate de salir al patio, pero estuvo lloviendo todo el día. Y de hecho, sigue lloviendo. La lluvia hace que todos aquí se pongan más tristes y deprimidos, eso me incluye. Quería tratar de leer un poco, pero Cami y Graciela querían dormir. Creo que yo también dormiré, tal vez vea a mi psiquiatra por la tarde.

***

Mientras veía a los chicos jugar al ajedrez y esperaba mi turno, conocí a uno muy agradable. No quiere que diga su nombre, pero si aceptó escribir algo para mí en mi cuaderno:

"El amor es una canción que cura, lastima, cura, lastima, cura..."

"Llora como mujer lo que no pudiste llorar como hombre."

"Nada es verdad, todo está permitido."

"Creo en el destino, en Dios, en mi mamá."

Después al fin tuve mi juego de ajedrez pero no con Alfre, sino con el chico que se había querido escapar. Resulta que se llama Jeremías y es muy amigable. Al terminar jugué al jenga con Imperio y Cami... Again. Pero Cami estaba algo triste así que hicimos "terapia grupal" boxeando a la almohada.

Toda la bronca le dio el pie a Creadence para salir. El día lluvioso me entristecía. Empecé a llorar desconsolado. Creadence quería que metiera los dedos en un enchufe. Yo no quería hacerlo, así que me tire de la cama al piso inundado.

Llego una enfermera que me hizo salir al patio a respirar, pero Creadence no se callaba y yo solo quería sacarlo de mi cabeza. Me trajeron un vaso de agua y yo me lo eche encima de la cabeza para ver si así podía volver a la realidad.

Supuestamente iban a llamar al psiquiatra de guardia, pero finalmente llegó mi psiquiatra designado. Fue muy amable conmigo. Hablamos de libros y me alentó a escribir y publicar algún día. También hablamos de filosofía. Me hizo entender que le tenemos miedo a lo desconocido y que dentro de mí hay más luz que oscuridad. Entonces sí, autorizó una llamada con mi familia.

Fue muy lindo saber que ahora que hable con ellos van a estar más tranquilos. Porque les dije que estoy bien, que acá me cuidan. Lloré un poco cuando les pedí perdón por lo del sábado. Pero ellos entendieron que aunque yo lo dijera, en realidad no estoy bien.

No es tan malo estar aquí. Los talleres grupales no son obligatorios, puedes dormir toda la mañana si quieres, no hay un horario para bañarse, nadie te quita los cordones de las zapatillas... Definitivamente no es como te lo pintan en las películas.

Hoy en la tarde pasaron a otro chico al Blanco, Roldán. Casi no hable con él, pero me pareció muy simpático.

***

Es extraordinario como los cubiertos te humanizan. Pasar de la comida troceada que tenias que comer en el aislamiento con cuchara a estar en el comedor y utilizar cuchillo y tenedor... Es algo hermoso. ¡Hay pan en la mesa y también sal! Solo faltan servilletas. Mis papás me trajeron un jugo Ades que compartí en el almuerzo, Imperio también trajo otro jugo para compartir. En la cena compartió con nosotros una botella de Gatorade.

Son todos muy amables la verdad. Cada quien con sus propios mambos, pero ninguno perdió la amabilidad ni la bondad. Cuando alguien ve mal a alguien nos apoyamos entre todos y eso es algo muy hermoso.

Ya son pasadas las 22:00hs., me voy a dormir.

Contador de ataques de pánico: 2

CUANDO TOQUÉ FONDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora