𝐗𝐈𝐈. 𝐋𝐄𝐍𝐆𝐔𝐀𝐉𝐄 𝐃𝐄𝐋 𝐀𝐌𝐎𝐑, 𝐏𝐀𝐑𝐓𝐄 𝐈

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Capítulo 12

DUNKELHEIT - CASTILLO WORWICK

Tal como el príncipe Varg lo había pedido, un encargado del castillo se presentó en la habitación y examinó con mucho cuidado a lady Bel. Una vez el hombre terminó de revisarla, la nana de la joven le ayudó a tomar su té, mientras las manos de la muchacha temblaban con ligereza, al tiempo que Varg la observaba con el ceño fruncido, sin quitarle los ojos de encima.

—Es todo por ahora, su alteza —dijo el encargado, haciéndole una ligera reverencia hacia el príncipe.

Sabiendo que diría palabras que Bel no debía oír, el Worwick le hizo señas al encargado para que lo acompañara fuera de la habitación, y cerrando la puerta tras ellos en el pasillo, el príncipe se acercó al hombre y preguntó:

—¿Qué fue lo que le pasó a mi esposa?

—Parece ser que hubo un desencadenante, mi príncipe —habló el encargado con mucho cuidado—. Algo provocó que los síntomas del padecimiento de lady Bel se intensificaran, y  por lo que me cuenta la nana de la joven lady sobre el estado en el que la encontraron, es posible que alguien le haya dicho algo o que haya escuchado algo que la pudiera alterar.

El hecho de que alguien pudo hacerle provocado aquello a Bel endureció la mirada de Varg, quien prefiero mantenerse en silencio con respecto al tema y dirigiéndose al encargado dijo:

—Gracias por su ayuda, encargado. Me aseguraré de que ella tome lo que le ha recomendado y también llegaré al fondo de esto.

—Recuerde el tacto, mi príncipe. Lady Bel está en una etapa delicada de su padecimiento.

—Lo tendré en cuenta.

El hombre se reverenció ante el Worwick, antes de alejarse por el pasillo, y Varg volvió a la habitación. Al abrir la puerta, vio que Bel ya había terminado de tomar el té y ahora estaba recostada contra el cabecero de la cama, siendo mimada por su nana, quien intentaba hacer que su mirada no se viera tan triste y decaída.

—Déjanos solos, por favor —ordenó Varg con gentileza.

La mujer se levantó de la cama, le hizo una reverencia al príncipe y salió de la habitación, cerrando la puerta tras de sí.

Una vez solos, Varg se acercó a la cama, tomando de la cómoda el pequeño paquete de regalo que había llevado consigo, y al llegar junto a Bel, se inclinó ante ella, le depositó un suave beso en su frente, y se sentó a su lado con el paquete en mano.

—¿Cómo te sientes, Belle? —se dirigió a ella con ternura, llamándola de la forma cariñosa que él usaba porque sabía que a ella le gustaba.

La mirada triste de Bel se posó en él, sin afán por responder su pregunta, como si las palabras se le hubieran quedado atascadas en la garganta, pero depsues de unos segundos ella musitó en voz baja.

—Lo siento, siento haberte recibido así y haber arruinado tu llegada.

—¿Qué dices, Bel? —Varg le sonrió con ligereza acariciando la piel de su muslo con delicadeza—. No has arruinado nada.

—Sí, lo hice —insistió ella, con las lágrimas en sus ojos que amenazaban con caer una vez más—. Mira lo que he hecho,  y mira cómo estás tan preocupado; yo solo te quito la tranquilidad.

—Claro que me preocupo por ti —dijo él, mirándola con cariño e interés—. Y sí, me quitas la tranquilidad, pero es porque eres mi esposa, y es  importante para mí que estés bien. ¿Cómo no iba a preocuparme? —Él acarició el rostro de ella con ternura—. Sabes que lo único que deseo es que seas feliz, por eso te traje un regalo.

𝐕𝐀𝐋𝐊𝐎: 𝐂𝐄𝐍𝐈𝐙𝐀𝐒 𝐂𝐎𝐋𝐎𝐑 𝐏𝐋𝐀𝐓𝐀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora