𝐗. 𝐋𝐎 𝐈𝐍𝐓𝐄𝐍𝐓𝐀𝐑É

184 46 26
                                    

 Capítulo 10

ARMES

—¿Pedirás la anulación de tu matrimonio?

—Sí, madre —contestó Volker, levantándose del lado de su abuela Arlette, quien sostenía en sus brazos al pequeño Aiseen—. No tiene caso que ella siga aquí cuando lo único que hace es exasperarme, meterse con Minerva y llamar bastardo a Aiseen.

—¿Qué? ¿Cómo se atreve a decirle así a mi nieto? —La indignación invadió el rostro de Arlette.

—No es la primera vez que tengo una discusión con ella por eso.

—Astiria me dijo que la maltratas y que te pavoneas con Minerva por todo el castillo como si fuera tu esposa, y que no le das el más mínimo cuidado a Braxton y a Lyna.

—No le niego madre que algunas de nuestras peleas se han ido a las manos, pero no es porque quiera, es porque llegó al límite de mi paciencia. Que ella me grite “maldito hijo de puta” se lo puedo tolerar, pero que haga lo mismo con Aiseen, no. —Arlette y Danya hicieron una mueca ante los argumentos de Volker—. Además de su necesidad de llamarle bastardo y puta a Minerva cada vez que puede y quiere. Y con respecto a mis hijos, ella no deja que nadie que ella no quiera se haga cargo de ellos, así que Minerva solo está al pendiente de Aiseen.

—¿Pero tú compartes con ellos, no es así, Volker? Los niños no tienen la culpa de nada.

—Claro que lo hago, madre, pero trato de hacerlo cuando ella no está. Braxton es un caballerito de finos y bellos cabellos blancos, y Lyna es mi hermosa princesa. —Volker bajó la mirada con preocupación—. Sinceramente, tengo miedo de que esto se extienda y que con el tiempo haya rencilla entre ellos si no logro alejarlos de ella.

—Creo que es prudente que hables con Darcel. —Volker rodó los ojos con desdén—. Hijo, no mires así.

—Abuela, Darcel no le da importancia a asuntos importantes como lo son los asuntos de los piratas y la isla Andrax. ¿Y ahora le dará importancia a mi anulación?

—¿Entonces cómo piensas separarte de esa mujer?

—Se lo pediré a la reina Diana. Sé que ella es capaz de lograr que él haga algo más que solo respirar.

El llanto de Aiseen interrumpió la conversación mientras el niño yacía en los brazos de Arlette.

—Creo que quiere salir de aquí.

—Ve con Minerva, abuela, ella sabe cómo calmarlo.

—Nos vemos más tarde, mi amor —dijo Arlette, dejándole un beso en la frente a su nieto, y después abandonó la sala, dejando a Danya y Volker solos.

—Se ve radiante la abuela.

—Desde que llegamos ha estado al pendiente de Aiseen, y eso le ha dado un mejor semblante. Quizás el nombre que elegiste para mi nieto tenga algo que ver.

Volker sonrió.

—Debe ser eso.

—¿Le dirás a Darcel que quieres hacer a Aiseen tu sucesor?

—Sí.

—¿Y si se niega a aceptarlo?

—No me importa lo que él acepte o no. Él puede mandar lo que quiera en la casa Worwick, pero en la casa Dunnotor mando yo.

—Volker, por favor, hijo. Darcel es el rey, te guste o no.

—Me tiene sin cuidado quién sea, madre; si él es el rey o no, me da lo mismo. Estoy seguro de que si mi tío Valko estuviera vivo, todos los problemas que hay con las regencias y en el manejo del reino no existirían.

𝐕𝐀𝐋𝐊𝐎: 𝐂𝐄𝐍𝐈𝐙𝐀𝐒 𝐂𝐎𝐋𝐎𝐑 𝐏𝐋𝐀𝐓𝐀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora