Capítulo 4: La Conmoción de la Pérdida

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La noticia de la muerte de Aiko conmocionó a toda la aldea. Su amiga Yuna fue la primera en encontrar su cuerpo y sin fuerzas se echo al piso a llorar.

destrozada por la tragedia, abrazó a su amiga, llorando desconsoladamente

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destrozada por la tragedia, abrazó a su amiga, llorando desconsoladamente. Las flores de cerezo caían como lágrimas en la tierra, mientras el eco del dolor se propagaba por la comunidad. Nadie sabía quién había envenenado a Aiko, y los rumores comenzaron a circular rápidamente. Algunos hablaban de un cliente despechado, otros de una rival envidiosa.

Yuna sabía que no podía dejar que la muerte de Aiko quedara sin esclarecer. Se sumergió en una investigación, interrogando a los clientes de Aiko y rastreando sus últimos días. La sombra de la tragedia seguía acechando la aldea, y ella estaba decidida a encontrar respuestas. La pérdida de Aiko no solo era una tragedia personal; representaba la destrucción de un talento inigualable, de una luz que había brillado intensamente por poco tiempo.

Mientras la aldea lloraba, Yuna se aferraba a la esperanza de que la verdad saliera a la luz. Su corazón se llenaba de determinación, recordando las risas compartidas con Aiko y sus sueños de un futuro brillante. Sabía que debía hacer justicia por su amiga, incluso si eso significaba adentrarse en los oscuros secretos de la comunidad.

El SILENCIO DE UNA FLORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora