⋆。‧˚ʚ🍓ɞ˚‧。⋆
Los pandas aman tener su propio espacio.
Les gusta mucho estar en solitario y pasar tiempo con sigo mismos.Es por ello que el pequeño pandita Louis, se encontraba acostado en el césped de su jardín bajo los rayos del sol.
Los pajaritos cantaban, las hojas bailaban con el suave viento, y el sonido de la brisa del lago al chocar contra las rocas le arrullaba poco a poco. Porque si, vivían justo frente a un largo, largo lago.
Su casita era bastante grande en realidad. De madera oscura y refinada, con un techo muy alto, un jardín enorme con muchos árboles y plantas frescas; tenía una cocina hogareña, una sala muy cómoda con una televisión enorme, el baño tenía una tina muy divertida y la habitación donde dormía era en realidad uno de sus lugares favoritos.
Suspiró encogiendo sus piernitas regordetas hacia su pecho y cerró sus ojitos, concentrándose en deleitarse con el delicioso sabor del crujiente bambú que sostenía entre sus adormiladas manitas.
Era el pleno medio día, justo las 12 de la tarde y el sueño comenzaba a pesarle. Había terminando de comer un tazón de frutos rojos con miel hace un par de minutos, por lo que su barriguita estaba satisfecha y muy contenta.
Después de limpiar su platito y acomodarlo en su lugar, no tardó en salir al jardín en busca de una buena rama de bambú. Escogió la que más le gustó y ahora se encontraba ahí, simplemente mordisqueándolo y chupando como si de un chupete se tratara.
Era una especie de comfort que le generaba el sentir algo en su boquita cuando quería arrullarse para dormir. A veces era alguno de sus deditos, la oreja de su osito de peluche o un bambú, como ahora; aunque también tenía un par de chupetes que le gustaban mucho.
Sus orejitas estaban escondidas entre los suaves mechones de su cabello, moviéndose tintineando de pronto cuando las hojas crujían o algún ruido le alertaba. Aunque sabía que estaba completamente seguro y sin nada de que preocuparse en su hogar y al rededor, él no podía evitar tener sus sentidos muy agudizados como para percibir muchas cosas.
Su naricita de botón con esa peca en forma de corazón en la punta se movía a la par que su boquita succionando el bambú, y poco a poco fue cayendo en un profundo y relajante sueño.
Era hora de su siesta diaria.
⋆。‧˚ʚ🍓ɞ˚‧。⋆
—Mmm...— ronroneó removiéndose entre sueños, estirando su cuerpo encorvado y apretando sus ojitos para evitar despertar aún.
ESTÁS LEYENDO
My little PomPom
Hayran Kurgu˚。⋆୨୧⋆ ˚。⋆⋆ ˚。⋆୨୧⋆ ˚。⋆ Un lindo panda con barriguita abultada, amante de comer bambú, nadar y juguetear por doquier. ¿El problema? Bueno... La facilidad con la que se quedaba dormido en todas partes o atrapado en lugares al jugar con lo que fuese. ...