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La madrugada llegó, y el silencio de la comisaría se rompió con el susurro de voces y el crujir de papeles. Lisa había dado su declaración, al igual que Henry, y ahora era el turno de Thomas
La tensión en el aire era palpable. Lisa movía frenéticamente su pierna en un gesto ansioso, su mente racionalizando el abrumador hecho de enfrentar la situación de golpe. Todo estaba sucediendo tan rápido que le resultaba increíble haber llegado hasta ese punto. Sus padres trataban de tranquilizarla, pero aún sentía una punzada de vergüenza al pensar que se enteraron de su horrible vida de esa manera
Justo cuando su ansiedad parecía alcanzar un límite, alzó su vista y su corazón se detuvo un segundo tratando de recuperar su latido normal. Y entonces, la vio: Rachel cruzó el umbral de la comisaría con una sonrisa comprensiva y llena de esperanza. Sin tardar, la castaña se levantó y corrió hacia sus brazos, envolviéndola en un abrazo efusivo buscando consuelo
—Todo estará bien, cariño – Rachel trató de consolarla mientras acariciaba su cabello
Lisa se aferró a ella, sintiendo una oleada de alivio y seguridad. Su respiración agitada se calmó gradualmente, y sus lágrimas se desbordaron, mezclándose con las de su mejor amiga
—Hemos conseguido refuerzos – anunció la rubia sonriendo —. Euphemia y Mike Zacharius, los abogados que aceptaron tu caso
Presentó a las personas que miraban la escena expectantes detrás suyo. Euphemia suavizó su rostro al notar cómo la pequeña mujer que tenía enfrente se iluminó de esperanza. Conocía muy bien ese destello, uno donde se cree que todo está perdido, pero que justo en el momento en que se cree vencida, llega alguien a ofrecer su mano como si fuera un salvavidas
—Vamos a ayudarte. No estás sola – se acercó diciendo en voz firme y segura
Mike asintió secundando la decisión de su esposa
—Investigare que sucede – se dirigió hacia la zona de interrogatorios
Effie se quedó con Lisa, decidida a conocer completamente su historia. La llevó a un lugar más privado y la incitó a que le contara cada detalle, desde cómo conoció a Thomas hasta este preciso momento
Lisa respiró hondo y comenzó a contar, cada palabra lo sentia como una bofetada al darse cuenta de la violencia que permitió al justificarlo tanto
—Fui tan tonta, debí darme cuenta antes, salir cuando aún tenía tiempo – se reprochó con lágrimas en los ojos
—¿Quién dice que ahora no tienes tiempo? Debes entender que el ciclo de dolor es algo vicioso. No te reproches, estás aprendiendo. Sé gentil contigo misma y transforma este suceso en fortaleza. Eres libre, Lisa, siempre lo has sido. Es hora que te des cuenta de ese hecho
La confianza fue inmediata, la castaña se sentía segura, comprendida y para nada juzgada, como si la mujer que estaba frente suya supiera exactamente lo que sentía y que con su voz era un bálsamo para su alma. Se envolvió en una sensación de paz y determinación, lista para enfrentar lo que viniera, así era como trabajaba Euphemia con sus clientes, así lo hizo con aquellos niños, proyectandoles fortaleza y seguridad para enfrentar lo que es injusto
