Parte 24

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Thomas ya no aguantaba más la farsa

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Thomas ya no aguantaba más la farsa. Le agobiaba estar con su esposa y la búsqueda de caos le haría cometer el peor error de su vida. Al llegar a su hogar, Lisa notó algo extraño, siempre dejaba impecable, sin embargo, notó que había cierto desorden que la hizo sospechar que algo no estaba bien

—¿Qué haces tan temprano aquí? – Tom salió de la habitación algo agitado

—Es mi hogar también – dijo con cierta obviedad —. Además está lloviendo y optamos por cerrar la florería temprano – explicó mientras miraba a su alrededor

Lo intuía, sabía que su esposo volvió a irrespetarla. Camino hacia la habitación dándole un leve empujón, la cama si bien estaba tendida no estaba tan pulcra como siempre la dejaba

—¿Qué has hecho? – lo miró con decepción —. Tú nunca cambiarás Tom – negó dando un suspiro

Thomas iba a negarlo, sin embargo, el cúmulo de su estrés por el trabajo lo cargaron, aunandole su desesperación por tener sexo ya que ella se negaba y en su fingir de un buen esposo la respetaba, pero su impulsividad lo llevaría a explotar su verdadero yo

—Necesito que te vayas para que pueda terminar –  dijo sin importancia tomándola del brazo y la arrastró a la salida —. ¡No vuelvas hasta que yo te lo indique! – le botó su bolsa antes de cerrarle la puerta en la cara

La frustración, la impotencia eran parte de sus sentimientos de esa noche, lo único que sentía que podía hacer era llorar. El dolor era inmensurable, podía sentir su sangre hervir, todo el miedo que la había paralizado tanto tiempo estaba pasando a un segundo plano, la costumbre la mando al carajo, aquella humillación de su esposo era el culminó de la Lisa frágil y sumisa

Ya no más, tenía que romper ese círculo vicioso de dolor, ya no más humillación, ya no quería sentir más dolor, ni mucho menos volverse a sentir tan pequeña

Las lágrimas que brotaban ya no eran de tristeza, eran de rabia y junto a esa tormenta que caía aquella noche el interruptor de su dulzura se apagó

¿Sería contraproducente?

—¡Lisa!

Sus oídos zumbaban que no escuchaba quien exclamaba su nombre

—¡Lisa!

El torbellino de sus emociones eran igual de feroces que las gotas que caían del cielo

—¡Oye! – la tomaron de los hombros

La castaña se sobresalto, su cuerpo se relajo al ver quién la había sacado de la nublidad de su furia

—He estado llamándote, ¿Qué haces aquí sola con esta lluvia?

—No quiero hablar de eso – ladeó su rostro

El apretar de su mandíbula le intrigó a aquél hombre, él ya estaba harto de su sumisión, quería mantenerse al margen y no opinar al respecto pero verla tan diferente le daba un impulso de querer ayudarla hasta el final

STAY WITH ME ||HENRY CAVILL||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora