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Cuando escuché el ruido de la regadera fue que comencé a desvestirme, estaba nerviosa y ansiosa al mismo tiempo. Podría parecer muy poco tiempo, pero tenía dos años conociendo a Namjoon y casi un año soñando con él en una manera nada profesional.

Suspiré tratando de llenarme de valentía y sin esperar demasiado comencé a caminar hacia el baño.

Sentía que mis piernas temblaban con cada paso que daba, la puerta no estaba del todo cerrada y el vapor del agua me recibió erizándome  los vellos del brazo.

El baño era amplio y lo único que lo dividía era una puerta corrediza de cristal. La silueta de Namjoon me dejó sin aliento. No había dudado de un segundo de su excelente definición de masa muscular, pero verlo finalmente es algo que me permití apreciar por varios segundos en los que me quedé quieta en mi lugar.

Necesitaba verlo, tocarlo y pretender que no podía perderlo en cuestión de meses.

Namjoon estaba de espaldas a mi y aquello me pareció más que perfecto. Retomé mi andar esperando ser lo suficientemente silenciosa para no ser notada.

Cuando comencé a abrir la puerta fue que Namjoon finalmente notó mi presencia, parecía sorprendió al verme y no tardó más de un segundo en darse cuenta de que no tenía nada puesto.

No podía considerarme la persona con mayor autoestima en el mundo, pero sabía que no conseguiría lo que quiero si no tengo la suficiente confianza en mí para hacer las cosas que me propongo y eso incluía ese tipo de situaciones.

Recorrí el cuerpo de Namjoon com total atención, desde sus pectorales marcados hasta sus fuertes muslos en los cuales me detuve más tiempo de lo pensado, pero no podían culparme. Es muy difícil no prestarle atención a alguien como Namjoon y mucho más cuando no hay nada cubriéndolo.

En ese momento fue que entendí el porqué las mujeres solían buscarlo después de una sola noche con el, cualquiera regresaría al ver lo que podía ofrecer, aunque aún me faltaba comprobarlo del todo.

—dijiste que querías aprovechar cada momento ¿cierto?—hablé tragándome mi timidez—espero que te hayas referido a aprovecharlo en cualquier comento.

—eres como el maldito paraíso, cariño así que no importa como sea, pero el tiempo contigo siempre lo disfruto—estiró uno de sus brazos para tomarme de la cintura y meter junto con el debajo del agua

Me mordí el labio inferior para evitar gemir al sentir su cuerpo húmedo y desnudo pegado al mío. Acaricié sus brazos, me fue imposible no sonreír al sentir como retiraba el cabello que se pegaba a mi rostro con su mano libre.

—realmente quería que me acompañaras, pero no sabía cómo pedírtelo—susurró sin dejar de mirarme—no se como pedir muchas cosas cuando se trata de ti

—solo tienes que pedirlas, siempre lo has hecho.

—Esto es diferente, cariño. Esto no es solo trabajo, quiero muchas cosas de ti que me harían parecer alguna clase de obsesionado

Estaba segura que como siguiera diciendo esas cosas yo me derrumbaría por completo y comenzaría a llorar.

Me impulse con las puntas de mis dedos hasta que nuestros labios se tocaron por segunda vez aquella noche.

La lengua de Namjoon rápidamente salió en busca de la mía. En aquel beso no había nada de tranquilidad o de romanticismo, solo había pasión y deseo.

Las manos de Namjoon recorrieron mi piel, no había rapidez en aquel acto, solo una sensación de reconocimiento. Sus manos llegaron hasta mis glúteos, los amaso y acariciaron sin problema alguno. Mi entrepierna comenzaba a pedir más atención por parte de ese hombre y más cuando sus muslos rozaban muy cerca de ahí, pero aquel no era mi plan, al menos no el inicial.

Closer• KNJ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora