Closer• KNJ

15

—¿que...que haces aquí?—pregunte al salir de mi sorpresa

—vengo a obtener respuestas—respondió con simpleza

No sabría decir si fue por su confianza al pretender que le daría lo que pedía o el darme cuenta de una presencia detrás de mí. Miré sobre mi hombre a Taehyung, quien mantenía la expresión seria en su rostro.

—eso intenté hacer hace meses—apreté con más fuerza la bolsa de la compra—¿recuerdas cuando me amenazaste y me echaste de tu oficina? Bien, pues en esa ocasión estaba a punto de darte una explicación de lo ocurrido, pero fue antes de que me tomaras del cuello e hicieras que pudiera oír la sangre en mis oídos—pude percibir el momento en el que apretó la mandíbula—hice lo que me ordenaste y espero que tú también lo hagas

Lo miré fijamente por unos segundos para grabarme su imagen una vez más antes de comenzar a caminar nuevamente. No me importó la intensidad con la que sus ojos me observaban yo solamente quería ir a casa. Pasé a su lado tratando de fingir indiferencia, pero mis malditas manos estaban temblando y esperaba que no lo notara.

Estaba comenzando a sentirme orgullosa de mí misma cuando el mundo se movió de manera brusca. Un grito salió de mi boca y no tarde en darme cuenta que mi estómago estaba sobre uno de los hombros de Namjoon.

—¡¿qué haces?!—comencé a golpear su espalda—¡tiraste mi compra!

—te compraré el maldito supermercado si quieres, ahora cállete y hazme esto más fácil—pidió su parecer agitado o afectado por mis golpes

Levanté mi cabeza para no concentrarme solamente en los glúteos de ese hombre, busqué de manera desesperada a alguien quien pudiera ayudarme, pero no había demasiadas personas y las pocas que intentaban acercarse se alejaban rápidamente tan pronto como Taehyung les mostraba el arma que tenía debajo de su chaqueta.

—¡Bájame!

—no hasta que lleguemos a tu piso

El aire se quedó atorado en mis pulmones por un segundo ante el hecho de que él sabía donde vivía. Miré a Taehyung quien me sonreía con diversión.

Ahora si me sonreía.

—no me llevarás todo el camino en tu hombro

—me estás subestimando si piensas que no lo haré

—la última vez que lo hice terminé empacando mis cosas y tomando un avión lejos de ti. No sería capaz de subestimarte de nuevo.

Eso fue suficiente para que se detuviera por completo. Sentí alivio instantáneo cuando mis pies tocaron el piso nuevamente. Busqué su mirada, me sorprendió lo serio que estaba, como si el peso de la realidad le hubiera caído encima.

—también tenemos que hablar sobre eso—dijo acomodándose las mangas de la playera hasta colocarlas nuevamente a la altura de sus codos.

—no deberías de perder el tiempo conmigo, estoy segura que podría averiguar cualquier cosa que quisieras sin tener que verme nuevamente.

Estaba siendo algo infantil y poco flexible, pero aún me sentía herida por la manera en que me trató aquella última tarde que lo vi.

Ya me había hecho a la idea que no lo vería nunca más, que el hombre frente a mí solo viviría en mis recuerdos.

—¿sabes donde vivo?—pregunte susurrando, como si alguien más pudiera oírnos

—tengo conocimiento de todo lo que te involucra y si, podría conseguir la información de cualquier manera posible—se acercó a mí hasta que nuestros rostros estuvieron a pocos centímetros de distancia—pero quiero que esta vez seas tú quien me lo diga todo, quiero escucharte