El destino de la luna rota

Capítulo 12: La Celebración y sus Consecuencias

La mañana siguiente a la ceremonia de marcación, Kamala despertó sintiéndose diferente. Había una nueva fuerza en su interior, una conexión profunda con sus compañeros que podía sentir incluso cuando no estaban en la misma habitación.

Sin embargo, también notó los cambios que los trillizos le habían advertido. Cuando una de las sirvientas entró a la habitación, Kamala sintió un gruñido formándose en su garganta, una reacción instintiva a un olor que no era el de sus compañeros.

"Tranquila, mi amor," susurró Killian, quien estaba a su lado. "Es normal. Pasará con el tiempo."

La celebración con la manada estaba programada para esa noche. A medida que se acercaba la hora, Kamala sentía que su ansiedad aumentaba.

"¿Y si pierdo el control?" preguntó, preocupada. "¿Y si hago algo que avergüence a la manada?"

Lion tomó su rostro entre sus manos, su mirada intensa y reconfortante. "Estaremos contigo en todo momento. Y la manada lo entenderá. Esto es parte del proceso."

La fiesta fue una explosión de color, música y alegría. La manada Blue Moon sabía cómo celebrar, y la unión de sus alfas con su nueva luna era motivo de gran júbilo.

Sin embargo, como Kamala temía, hubo momentos difíciles. Cuando una de las lobas se acercó demasiado a Lessandro, Kamala sintió una oleada de celos tan intensa que casi saltó de su silla. Fue solo gracias a la rápida intervención de Killian y Lion que logró mantener el control.

Más tarde, mientras Killian revisaba los documentos de la manada, encontró información fascinante sobre la flor del mar, una planta cultivada por las sirenas. Según los registros, esta flor tenía propiedades curativas extraordinarias y podía utilizarse para salvar una vida cuando alguien estaba al borde de la muerte.

Emocionado por su descubrimiento, Killian se apresuró a compartirlo con sus hermanos. "Esto podría ser muy útil para Kamala," dijo, su mente ya maquinando un plan. "Hay rumores de que una sirena vive en el Lago del Bosque Negro. Quizás podríamos ir a buscarla."

Lion frunció el ceño, considerando la idea. "Es arriesgado. Esas criaturas no son de fiar. Podrían ser nereidas del agua, no sirenas verdaderas."

Lessandro, siempre el más impetuoso, sonrió. "Entonces tendremos que tener cuidado. Pero si puede ayudar a Kamala, vale la pena intentarlo."

Los tres hermanos acordaron mantener este plan en secreto de Kamala por el momento. No querían exponerla a más peligros ni que se culpara a sí misma si algo salía mal.

En los días siguientes, Kamala continuó adaptándose a su nueva vida en la manada Blue Moon. Si bien aún había algunos miembros escépticos, como Rozalin, la mayoría de la manada la recibió con los brazos abiertos.

Kamala sorprendió a todos con su fortaleza y determinación. Aunque todavía luchaba con los recuerdos de su pasado, se esforzaba por ser la luna que su manada necesitaba. Y con el amor y el apoyo inquebrantable de los trillizos, poco a poco comenzó a sanar.

Una noche, mientras Kamala descansaba en la cama, Lessandro entró con una sonrisa traviesa.

"¿Sabes, princesa? Creo que es hora de que conozcas a algunos de nuestros amigos más peculiares."

Kamala lo miró con curiosidad. "¿Amigos peculiares?"

Lessandro guiñó un ojo. "Espera y verás."

Mientras Kamala se preparaba para conocer a estos nuevos aliados, los trillizos intercambiaron miradas llenas de determinación. Harían todo lo posible por proteger a su luna, incluso si eso significaba adentrarse en los peligrosos dominios de las criaturas sobrenaturales.