Capítulo 34: Atravesando el Velo

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El aire crepitaba con energía residual mientras los trillizos y su manada se preparaban para lo impensable: un salto interdimensional. El cuerpo inerte de Kamala, con Merlaya como su única presencia consciente, yacía en el centro de un intrincado círculo arcano. Nataly, la bruja de la manada, había dibujado el patrón utilizando una mezcla de su sangre y cenizas del campo de batalla. Cada trazo estaba impregnado de magia, un riesgo calculado para abrir un portal hacia lo desconocido. Lion se colocó al frente, su postura sólida como una roca, enfrentándose al momento con la gravedad de un líder. Sus ojos destellaron, casi como si el poder de Fenrir se filtrara a través de él. —Escúchenme bien —dijo con una voz firme, resonante—. Lo que estamos a punto de hacer va más allá de cualquier lucha que hayamos enfrentado. No sabemos qué nos espera al otro lado, pero sí sabemos esto: una parte de Kamala está allí. Vamos a traerla de vuelta. El tono de su voz golpeó a cada uno de los presentes como un tambor de guerra. Lessandro, siempre el impulsivo, apretó los puños, sus nudillos poniéndose blancos mientras contenía la furia de Arkhan. —Que esa maldita bruja de Aisha se prepare —gruñó entre dientes—. Haré que se arrepienta de habernos tocado. Killian, con su mirada perdida pero intensamente enfocada en los ecos del plano astral, tomó la palabra. —Recuerden, nuestro objetivo es Kamala. Si algo intenta detenernos, lo destruimos, pero no permitiremos que nos desvíen. La tensión era palpable. El peso del momento se reflejaba en el sudor frío que recorría la frente de Nataly mientras murmuraba las palabras del conjuro. —Necesito que se concentren —dijo, su voz temblorosa pero decidida—. Piensen en Kamala, en su esencia. Será nuestra guía para atravesar el caos. Los trillizos cerraron los ojos, sus mentes enfocándose en su vínculo. Lo sintieron débil, fragmentado, pero presente. El eco de Kamala llegó a ellos como un susurro lejano, etéreo: "Estoy aquí... pero... los recuerdos... me ahogan..." Lessandro abrió los ojos de golpe, sus pupilas brillando con la intensidad de Arkhan. —¡Resiste, joder! —rugió, su voz rota por la desesperación contenida—. Vamos por ti. El círculo comenzó a brillar, primero con un resplandor tenue, luego con una luz cegadora que hacía vibrar el aire alrededor. Un vórtice de energía se abrió frente a ellos, pulsando con colores imposibles. Su borde ondulaba como agua líquida, emitiendo un sonido gutural, como si la misma realidad estuviera siendo desgarrada. —¡Ahora! —gritó Nataly con la fuerza de un trueno, alzando las manos hacia el portal. Lion no dudó. Dio un paso al frente, seguido de Lessandro, Killian, Alexander, Tatiana y otros miembros de la manada. El cuerpo de Kamala, envuelto en un capullo de energía mágica, flotaba tras ellos como un cometa de luz. El paso a través del velo fue una experiencia insoportable. Era como si cada fibra de sus cuerpos y almas fuera desgarrada, comprimida y reconfigurada simultáneamente. Un rugido de energía resonó en sus mentes, y por un momento, cada uno de ellos sintió que dejarían de existir. ---Un Mundo Más Allá de la ImaginaciónCuando finalmente emergieron al otro lado, el mundo que los recibió no se parecía a nada que hubieran visto. El cielo era un caos de colores giratorios, como un caleidoscopio infinito. La tierra bajo sus pies pulsaba con vida propia, su superficie parecía gelatinosa, pero los sostenía como si fuera sólida. A lo lejos, estructuras cristalinas se elevaban hacia el cielo, torciéndose y cambiando de forma con cada segundo. Lessandro se tambaleó, recuperándose del impacto del viaje. —¿Dónde coño estamos? —preguntó, su voz apenas un murmullo. Killian, con los sentidos de Kael amplificados por la energía del lugar, inclinó la cabeza. —Este lugar está... vivo. Puedo sentir corrientes de conciencia fluyendo por todas partes. Es como si estuviéramos caminando dentro de una mente. Lion dio un paso adelante, evaluando el terreno. —Alexander, Tatiana, manténganse cerca de Kamala. El resto, formemos un perímetro. No sabemos qué puede estar acechando aquí. No habían avanzado mucho cuando un lamento psíquico desgarrador resonó en sus mentes, deteniéndolos en seco. "¡Ayúdenme!"El grito, inconfundiblemente de Kamala, envió una oleada de adrenalina a través de los trillizos. Sin dudarlo, siguieron la dirección del sonido, sus cuerpos moviéndose con una precisión letal entre las distorsiones del terreno. Finalmente, llegaron a un claro donde el aire era tan denso que parecía sólido. En el centro, una figura etérea flotaba, rodeada de fragmentos de lo que parecían recuerdos: imágenes de un pasado distorsionado, momentos de alegría y dolor entremezclados. —¡Kamala! —gritó Lessandro, intentando acercarse, pero fue repelido por una barrera invisible que chisporroteó al contacto. La figura de Kamala se giró hacia ellos. Su rostro, aunque reconocible, estaba marcado por un sufrimiento profundo. Sus ojos brillaban con un dolor que parecía trascender el tiempo y el espacio. —No... no puedo... los recuerdos... son demasiado... Lion extendió una mano hacia ella, su voz cargada de desesperación y amor. —Kamala, estamos aquí. Lucha. Usa nuestro vínculo. No estás sola. Killian, sintiendo la profundidad del sufrimiento de Kamala, añadió con calma: —Concéntrate en nosotros. Recuerda quién eres. Usa nuestra presencia como ancla. De las sombras emergió una figura que congeló a todos en su lugar: Aisha. Su presencia irradiaba un poder oscuro y antiguo. —Qué conmovedor —se burló, su sonrisa cruel iluminada por el resplandor del lugar—. Los héroes vienen a rescatar a su princesa. Qué patético. Lessandro, incapaz de contener su furia, dejó que Arkhan tomara el control, transformándose por completo en su forma lupina. —¿Qué mierda le hiciste? Aisha rió, su tono impregnado de veneno. —¿Yo? Nada. Este lugar... amplifica lo que llevamos dentro. Kamala está atrapada en sus propios demonios. Yo solo... ayudé a que se viera enfrentada a ellos. Lion dio un paso al frente, su aura emitiendo una amenaza tangible. —Sea lo que sea que hayas hecho, se acabó. Vamos a sacarla de aquí, y tú pagarás por cada segundo que la has hecho sufrir. Aisha alzó una mano, formando un arco de energía negra. —Inténtenlo. Este lugar no sigue sus reglas. Aquí, soy invencible. La tensión alcanzó su punto máximo mientras los trillizos se preparaban para enfrentarse a Aisha, sabiendo que no solo luchaban por la vida de Kamala, sino por el equilibrio mismo de su mundo. El destino de todos pendía de un hilo. La verdadera batalla acababa de comenzar.

El destino de la luna rotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora