Capítulo 26: El Fantasma del Pasado

1 0 0
                                    


La mañana llegó con una calma engañosa. Los primeros rayos del sol se filtraban por las ventanas de la mansión, iluminando los rostros tensos de sus ocupantes. Kamala se había despertado antes del amanecer, incapaz de conciliar el sueño por más tiempo. Se encontraba ahora en la sala principal, mirando por la ventana hacia los extensos jardines que rodeaban la propiedad.

Sus ojos recorrían el paisaje, buscando inconscientemente cualquier señal de peligro. Fue entonces cuando lo vio.

Al principio, creyó que era un truco de la luz del amanecer, una sombra jugando con su imaginación. Pero a medida que la figura se acercaba más al borde del bosque que rodeaba la propiedad, su corazón comenzó a latir con fuerza, reconociendo esa silueta que había poblado sus pesadillas durante meses.

Deimon. El Príncipe Oscuro. Su torturador.

Estaba allí, a lo lejos, su presencia tan amenazante como siempre. Aunque la distancia era considerable, Kamala pudo distinguir su porte arrogante, su cabello negro como la noche y esos ojos... esos ojos que parecían brillar con una maldad sobrenatural incluso a esa distancia.

El terror la invadió como una ola helada. Su cuerpo comenzó a temblar incontrolablemente, y antes de que pudiera procesar lo que estaba sucediendo, un grito desgarrador escapó de su garganta. Era un sonido primario, lleno de miedo y angustia acumulados durante meses de cautiverio y tortura.

"¡No! ¡No! ¡Está aquí! ¡Ha venido por mí!" gritaba Kamala, su voz quebrada por el pánico. En cuestión de segundos, los trillizos irrumpieron en la habitación. Killian fue el primero en llegar a su lado, sus ojos escaneando rápidamente la escena en busca de la amenaza.

"¿Qué sucede, Kamala? ¿Dónde?" preguntó, su voz una mezcla de preocupación y ferocidad.

Liam y Leo se posicionaron frente a la ventana, sus cuerpos tensos, listos para enfrentar cualquier peligro.

"D-Deimon," logró articular Kamala entre sollozos. "Lo vi... allí... en el bosque."

Los trillizos intercambiaron miradas de preocupación. Liam salió disparado hacia el balcón para tener una mejor vista, mientras Leo trataba de calmar a Kamala.

"Respira, pequeña," dijo Leo suavemente, tomando sus manos. "Estás a salvo aquí. Nadie puede hacerte daño."

Pero Kamala parecía no escucharlo. Su cuerpo temblaba violentamente, su respiración era errática y sus ojos estaban desenfocados, perdidos en el horror de sus recuerdos.

Killian la envolvió en sus brazos, susurrando palabras de consuelo en su oído, pero nada parecía alcanzarla. El ataque de pánico se intensificaba por momentos.

"No veo nada," informó Liam al volver. "El perímetro está seguro. Si alguien estuvo allí, ya se ha ido."

Pero sus palabras llegaron demasiado tarde. Los ojos de Kamala se cerraron y su cuerpo se desplomó en los brazos de Killian. El pánico había sido demasiado para ella.

"¡Kamala!" gritó Killian, sacudiéndola suavemente. "¡Despierta, por favor!"

Lessandro corrió a buscar ayuda mientras Liam ayudaba a Killian a llevar a Kamala a su habitación. La colocaron suavemente en la cama, sus rostros marcados por la preocupación y la impotencia.

Minutos después, que parecieron horas, el sanador de la manada entró en la habitación. Examinó a Kamala con cuidado, su rostro grave.

"Está en shock," dijo finalmente. "Su mente se ha cerrado para protegerse. No puedo decir cuándo despertará."

Las palabras del sanador cayeron como un peso sobre los trillizos. Killian gruñó de frustración, sus ojos brillando con una mezcla de ira y miedo.

"Debimos haberla protegido mejor," murmuró, su voz cargada de culpa. Liam puso una mano en su hombro. "Hicimos todo lo que pudimos. Nadie podía prever esto."

"Pero no fue suficiente," replicó Lessabdro, su usual calma reemplazada por una furia apenas contenida. "Ese monstruo aún tiene poder sobre ella. Incluso desde lejos, puede lastimarla."

Los tres hermanos se miraron, un entendimiento silencioso pasando entre ellos. La batalla que se avecinaba ya no era solo por el territorio o el poder. Era personal. Daimon había herido a su compañera, había dejado cicatrices que iban más allá de lo físico. Y pagaría por ello.

"Necesitamos un nuevo plan," dijo Killian, su voz baja pero cargada de determinación. "No podemos esperar a que ataquen. Debemos llevar la lucha a ellos."

Liam asintió. "Agreed. Pero primero, debemos asegurarnos de que Kamala esté a salvo y protegida."

"Yo me quedaré con ella," ofreció Lessandro. "Ustedes dos reúnan a los demás. Es hora de que todos sepan lo que está en juego."

Mientras Killian y Liam salían de la habitación para convocar una reunión de emergencia, Lion se sentó junto a la cama de Kamala, tomando su mano entre las suyas. Su corazón se encogió al ver su rostro, aún marcado por el terror incluso en la inconsciencia.

"Te fallamos, pequeña," susurró. "Pero te juro que no volverá a suceder. Deimon pagará por lo que te hizo. Y cuando despiertes, te prometo que estarás a salvo. Realmente a salvo."

Fuera de la habitación, la mansión se llenaba de una actividad frenética. La noticia de lo sucedido se había extendido rápidamente, y todos se preparaban para lo que ahora parecía una batalla inevitable. La calma antes de la tormenta había terminado. La guerra había llegado a sus puertas, y nadie estaba dispuesto a retroceder.

El destino de la luna rotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora