Narra Nira
Tardamos alrededor de veinte minutos, según marca el navegador, en llegar al aparcamiento donde vamos a dormir esta noche. Cuando miro a Bimba, veo que ella está dormida haciendo una pequeña bolita.
Aprovecho para ir guardando todas las cosas que he sacado en mi bolso y guardar en una bolsa de plástico toda la basura acumulada de lo que hemos ido picoteando durante el viaje. Así nos quitamos una cosa menos por hacer en cuanto lleguemos.
—Se supone que estamos a punto de llegar —comenta.
—Eso espero porque ya me duele el culo de estar sentada —me quejo.
Jason se gira de golpe para mirarme, como si estuviera escandalizado. Aunque yo creo, más bien, que es por la manera en la que hablo con él con toda la confianza del mundo.
Si es así, va a tener que empezar a acostumbrarse. Así es mi personalidad y no pienso cambiarla.
Es entrada la madrugada cuando, por fin, nos adentramos en el aparcamiento. Ya casi puedo visualizar la cama para poder descansar como es debido, y más si mañana ya empezaremos a turistear Ciudad de México. La verdad es que tengo muchas ganas.
En cuanto Jason aparca, no tardo en salir. Suelto un suspiro de satisfacción ya que no hace tanto calor que antes y hay que abrigarse. Saco la pequeña bolsa con la basura y me acerco al contenedor más cercano. Mientras tanto, Jason ya ha abierto la puerta y Bimba se encuentra en ella, esperando a que la saque.
—Lleva un rato a Bimba fuera y yo puedo ir organizando las cosas, si quieres —me propone en cuanto me coloco a su lado.
—Genial. No tardamos. —Hace un breve asentimiento para hacerme saber que me ha escuchado.
Bimba da un par de saltitos de felicidad cuando nos acercamos al césped más cercano que tenemos. Ella se pone a olisquear todo y hacer sus necesidades. Aprovecho para avisar a Tinna de que ya hemos llegado a la primera parada y que nos quedaremos a dormir en uno de los aparcamientos. Cuando mi pequeña Golden ya ha terminado, nos dirigimos de nuevo a la autocaravana.
Ha comenzado a hacer mucho más frío y el cambio de temperatura al de hace un rato es muy distintivo. Cuando entramos, al no estar conectados con la electricidad, no hay nada de luz, por lo que enciendo la de mi teléfono y cierro la puerta.
No he tenido la oportunidad de mirar el interior en persona, así que aprovecho a hacerlo ahora. Nada más entrar a la derecha, hay un pequeño pasillo que lleva una de las habitaciones y también hay varios armarios integrados. Ya sé dónde pondré mis cosas para que no entorpezcan el camino.
Frente a mí se encuentra un pequeño comedor con sillones y una mesa que se puede agachar para formar otra cama. Y ya, por último, a mi izquierda, está la pequeña cocina. También hay una puerta al fondo de la autcaravana donde supongo que es el baño y, con una pequeña separación con una pared, está la otra habitación. Es perfecta para nuestra situación, a decir verdad.
No tardo en encontrar a Jason, es difícil no hacerlo. Cuando voy a investigar como es el baño, veo como él está ordenando un poco este.
—¿Estás guardando y ordenando todo a las dos de la mañana? —pregunto, confundida.
A mí ahora lo último que me apetece es hacer eso. Solo quiero dormir.
—Estaba entreteniéndome y haciendo tiempo para que llegaras y me dijeras en cuál de las dos quieres dormir durante las vacaciones —señala ambas zonas que simulan las habitaciones.
Al instante, sé cuál quiero.
—Si se puede, la habitación de allí —señalo la que se encuentra nada más entrar a la autocaravana a la derecha.
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El mapa de nuestros corazones
Romance¿Cómo de probable es que decidas alquilar una autocaravana para tener unos meses sabáticos en verano para viajar, pero termines descubriendo que ha habido una confusión y ahora tienes que compartirla con un total desconocido? Un desconocido bastante...