CAPÍTULO 1

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Narra Nira

—¿Me estás queriendo decir que ahora tengo que compartir la autocaravana durante tres meses con un completo desconocido? —chillo, enfadada, al encargado que me mira y levanta las manos en un intento, en vano, de tranquilizarme.

—Sí. Hemos tenido una confusión con el papeleo a la hora de alquilar esta en específico y, sin querer, te lo hemos dado a ti también.

Paso la mano por el pelo, intentando reducir mi enfado, sin éxito.

—¿Y no tenéis otra autocaravana disponible? —cuestiono.

El desconocido que también ha alquilado el mismo que yo, me observa en silencio sin intención de intervenir. Mejor que se quede así. No creo que quiera que cargue toda mi furia contra él.

—Lamentablemente, tenemos todas ocupadas.

—No pienso irme de aquí hasta que alguien arregle todo este lío. Ya he firmado todos los papeles y ya he pagado. —Me cruzo de brazos.

El encargado me mira como si ahora mismo quisiera estar en otro lugar menos aquí.

—Lo siento, señorita, pero no puedo hacer nada más que devolverle el importe que ha pagado, debido a que el hombre tiene prioridad por haberlo reservado con mucha más antelación —cuestiona, rascándose la nuca con nerviosismo.

Me cruzo de brazos, irritada y agobiada. No quiero aplazar el viaje. Necesito irme ya.

—No voy a quedarme sin ella. Ya he traído todo el equipaje y mi itinerario ya está planificado. No puedo cancelar todo solo porque vosotros no habéis sabido hacer bien todo el papeleo.

Miro al desconocido, este intercambia la mirada entre el hombre y yo, como si no fuera con él la conversación.

—No tengo intención de irme sin la autocaravana —me dice el desconocido con seriedad.

Resoplo.

—Yo mucho menos. —Le observo con desafío.

Simplemente genial.

—Entonces, ¿qué quieres que hagamos? —cuestiona, cruzándose de brazos mientras que me mira fijamente.

Todo esto va a ser un completo lío.

.*:Tres horas antes .*:

Me muevo a un lado con rapidez cuando casi se me cae la maleta en la cabeza.

Empezamos bien.

Bimba, mi pequeña Golden bebé, también se aparta a la vez que comienza a ladrar a la maleta cuando casi es aplastada por ella. Segundos después, me mira, saca la lengua y comienza a mover la cola mientras que se acerca a mí para comprobar de que estoy sana y salva.

—Tranquila, Bimba, estoy bien. —Le acaricio el pelaje con cariño.

Coloco las mochilas y la gran maleta rosa encima de la cama. Bimba no tarda en desaparecer de la habitación para, poco después, traer uno de sus juguetes y divertirse con él.

Sonrío.

Es demasiado tierna.

Saco lo imprescindible del armario, cajones y del tocador y lo dejo encima de la cama. Apoyo las manos en mi cadera y pienso en la manera de cómo voy a hacer que entre todo lo que me quiero llevar en tan solo una maleta y una pequeña mochila.

Suspiro, sujeto mi pelo en un moño mal hecho y me pongo manos a la obra, aunque guardo todo sin prisa, tengo tiempo de sobra. Además, no me gusta hacer nada estando estresada porque luego siempre se me olvida algo o hago mal las cosas. Odio hacerlo bajo presión y estrés. Soy de las que le gusta que todo vaya fluyendo y que vaya como tenga que ir.

El mapa de nuestros corazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora