CAPÍTULO 2

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Narra Jason

Cierro la puerta del maletero cuando ya he guardado todo el equipaje.

No he tardado más de diez minutos en salir de casa con rapidez cuando me he percatado de que no he parado de recibir mensajes y llamadas sin parar.

Resoplo.

¿Cuándo me dejará tranquilo?

Silencio el teléfono y no tardo en salir, rumbo al concesionario.

Hace un par de semanas que llevo planificando este viaje. Necesito el verano para descansar de la ciudad y de las personas que viven en él. Necesito un descanso y centrarme un poco más en mí mismo.

Ya es hora.

Es por eso por lo que, cuando me salió el anuncio de alquiler de autocaravanas, no dudé en entrar e investigar, tomando una decisión bastante espontánea para ser yo quién la tome.

A decir verdad, no suelo hacerlo. Soy el tipo de persona que le encanta la rutina y planificar las cosas con tiempo.

Cuando llego al concesionario, quince minutos después, agarro el móvil, e ignorando la abundancia de mensajes que tengo desde que me he levantado, escribo a mi hermano para recordarle que de vez en cuando se pase por casa para ver a mi gata y cuidarla en todo el tiempo que yo esté fuera. Sinceramente, es la primera vez que voy a pasar tanto tiempo lejos de mi querida gatita, pero no podía llevarla al viaje sin que no se me perdiera por el camino.

He preferido no arriesgarme.

Salgo del coche, dispuesto a olvidarme de todo y empezar con las vacaciones. Estoy deseándolo. Camino hacia la parte trasera para agarrar el poco equipaje que he guardado. No me gusta mucho ir cargado de maletas y mochilas, soy más de ir con pocas cosas y, si necesito algo que en un principio no había guardado porque no era esencial, lo compro en la misma ciudad de donde me encuentre.

Me freno de golpe cuando, antes de abrir, una chica pasa por mi lado junto a una pequeña Golden. Su pelo rubio se mueve de forma suave de un lado a otro, aunque no es eso lo que me llama la atención. Ella, por alguna razón, gira su cabeza para observarme. Y yo agradezco que lo haga.

Es la chica más guapa que mis ojos han podido presenciar.

Es la personificación de la belleza.

Sus ojos marrones, parecido al chocolate, se clavan en los míos. Desde aquí puedo diferenciar algunas pecas que decora su nariz y levemente por sus mejillas. Me quedo paralizado, sin dejar de observarla aun cuando ya no me mira para adentrarse en el concesionario.

Desisto el abrir el maletero y la sigo, poco después, hacia el interior. Ya vendré después, cuando tenga en mi poder las llaves de la autocaravana.

Al parecer, el mundo está de mi lado porque cuando me adentro, la rubia sigue esperando en el pequeño mostrador, esperando a ser atendida. No tardo en colocarme detrás de ella para esperar mi turno. Parece percatarse de mi presencia ya que se gira levemente para mirarme antes de volver los ojos al frente.

Un pequeño movimiento entre mis piernas consigue que me fije en lo que ocurre. Al parecer, la pequeña Golden se jugando con uno de los cordones de mis zapatos, lo que consigue hacerme sonreír. Al parecer, la dueña no se está percatando porque se encuentra muy tranquila cuando, por fin, alguien viene a atenderla.

Me entretengo detallando el lugar, a lo lejos puedo ver la fila de coches, caravanas y autocaravanas que esperan a ser alquiladas. Mi atención se desvía de nuevo hacia la rubia cuando comienza a agitar las manos, parece que está enfadada.

El mapa de nuestros corazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora