Ese barco ya zarpó

Capítulo 14 : ¡Qué púa! Resumen:

Penélope se despertó con un cielo tranquilo y el cálido sol brillando sobre su rostro. Colin había acunado su cuerpo alrededor del de ella y sus manos izquierdas estaban entrelazadas, descansando sobre su estómago. A pesar de la comodidad de su cuerpo contra el de ella, le dolía todo el cuerpo por haber dormido sobre las duras rocas. Y seguramente, cuando él despertara, volvería a estar en sus cabales y estaría furioso con ella. Ella se estiró para salir de los brazos de Colin.

Se puso de pie y caminó inocentemente junto al capitán y al primer oficial, quienes tenían un mapa y estaban discutiendo la situación.

"Creo que esto es Rockabill", especuló el primer oficial.

"Deberíamos estar a kilómetros de Rockabill", argumentó el capitán.

—No puede ser otra cosa —señaló el primer oficial—. Estas aguas son muy transitadas, no hay forma de que haya una roca aquí que no esté en los mapas.

—Está bien, es Rockabill —concedió el capitán.

"Cuatro millas hasta el continente. Si vamos hacia el oeste, tendremos las islas St. Patrick y Colt como guía y llegaremos a tierra en Skerries".

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El capitán realizó un breve homenaje a Matthew y Oliver, los dos marineros que se habían perdido en la tormenta.

Sus cuerpos ya habían sido tragados por el mar, pero la tripulación necesitaba un cierre.

Colin apenas los conocía, pero se quedó de pie junto al resto de la tripulación con expresión sombría. Vio una lágrima deslizarse por el rostro de Ewan.

Colin extendió la mano hacia un costado, buscando a tientas la de ella, en busca de consuelo. Pero ella no estaba allí. Se había ido a dormir con Pen en brazos y se despertó solo. Ella estaba con la familia de Christopher, ayudando a cuidar a los niños.

Tenía que encontrar una manera de perdonarla.

Si no podía soportar el funeral de dos desconocidas sin buscarla... era un desastre de hombre.

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Cuando todos se habían amontonado de nuevo en los botes salvavidas, los niños se quejaban en voz alta de hambre y sed, los hombres tomaron los remos una vez más y remaron hacia el oeste a través del mar en dirección al continente, que estaba oculto justo detrás del horizonte.

Los marineros empezaron a cantar una canción marinera para ayudar a marcar el ritmo.

Penélope había terminado en la misma situación que Colin, pero él estaba sentado dos filas más allá y en el otro lado. Estaba segura de que esto era intencional y se había prometido a sí misma que le daría su espacio para procesar su ira.

Pero el marinero que estaba a su izquierda se apoyaba más en el brazo derecho, se dio cuenta. Debió haberse lastimado el izquierdo en la tormenta. En realidad, debería estar en el lado derecho, pero de alguna manera había terminado en el izquierdo y era demasiado orgulloso para quejarse por ello.

—¿Por qué no cambias de lugar con Colin? —sugirió en voz baja—. Necesito hablar con él.

El marinero gruñó su agradecimiento, feliz de tener una excusa que no era de su invención, e hizo el cambio.

Colin se sentó a su lado y tomó el remo.

—No necesitamos hablar —susurró Pen—. Sólo sugerí el cambio porque tu compañero de tripulación estaba favoreciendo su lado derecho.

Ella hizo una pausa y miró hacia abajo.

—Francamente, entendería que no quisieras volver a hablar conmigo nunca más —concluyó.