12. Hipocresía

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—Dios... ¿s-se encuentra bien, Príncipe? Siento haberlo o-ofendido al interrumpir su conversación... —Dijo con timidez mientras desviaba un poco su mirada con nerviosismo.

Quería "consolar" al príncipe por las palabras que le había dicho Leila a él, aunque sin qué ella supiera, algo extraño crecía dentro de él.

—No te preocupes... Isabel... —Sonrió un poco mientras la veia con cariño— Y te he dicho que me llames por mi nombre... ¿No? —Acarició un poco la mejilla de ella. Pero Isabel no sentía que la sonrisa que le brindó fue genuina.

—Esta bien... Nicolás.... —Sonrió mientras lo veía.

—¿Y...? ¿Por qué estas aquí?

—¿No querías verme? —Río.

—S-si, si quería verte, pero me sorprende que vengas aquí... —Habia dicho con nerviosismo.

—¿Y qué hablaba con la princesa, Nicolás? —Sonrió mientras lo veía.

—¿Con ella...? —Se quedó callado, recordando lo que hablo con Leila para después suspirar— Bueno... no fue la gran cosa... —La miró con una sonrisa.

—"¿No fue la gran cosa?" Já. —Había dicho en un susurro.

—¿Dijiste algo?

—N-no—. Sonrió.

Aunque mostrara una sonrisa, en ella se ocultaban ideas más aterradoras qué a cualquier persona le tendría miedo.

—Tengo que ir a mi estudio... nos vemos luego, Isabel—. Le sonrió antes de irse.

Isabel se quedó viendo como él se alejaba poco a poco, con una sonrisa en su rostro hasta que lo perdió de su campo de visión, haciendo que su sonrisa desvaneciera de golpe.

—¿Acaso tendré que matarla está vez? —Dijo con enojo mientras se iba del lugar.

Pero lo que ella no sabía, era que alguien la había escuchado... y por destino de la vida, ese alguien está dentro de círculo de personas que conocen a Leila y a ella.

 y por destino de la vida, ese alguien está dentro de círculo de personas que conocen a Leila y a ella

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Después de algunos días del baile de primavera, estaba acostada en mi cama mirando al techo. No tenía muchas cosas que hacer este día. Las galletas y el té me aburrian y caminar por el jardín de mi casa me aburría aún más.

—Lo tengo—. Me levante de golpe.

Este era el capítulo 20 de la novela, y mágicamente me acuerdo que en este capítulo alguien iba al mercado negro, el cual lo benéfico mucho y... como soy egoísta, también iré a conseguir algunos materiales para el café.

—¿Señorita, a donde va? —Margaret la miro con confusión.

—Al mercado negro —Sonreí— ¿Sabes donde está? Tengo algunas cosas que buscar...

—No me diga... ¿V-va a vender el órgano de alguien? —Dijo preocupada.

—¿Qué? Claro que no... ¿pero cuanto cobran por uno?

—¡Princesa!

—Era broma... Dios... Las personas de esta novela son muy sensibles...

Después de convencerla completamente de que me lleve al mercado negro a escondidas de mi familia, ya estábamos en él. Caminaba con una máscara para ocultar mi identidad mientras veía productos de buena calidad en las carpas de estaban ahí.

Uno que otro órgano pude ver, pero eso no importaba ya que encontré algunas monedas de oro cerca de un callejón qué estaba cerca de uno de esos puestos.

—¡Señorita! No se distraiga, tenemos que llegar antes de las seis a su casa—. Me dijo Margaret al ver que me agachaba de nuevo para coger las monedas.

—Bien, bien... —Me puse de pie y caminé a los puestos de mercancías.

Un rato después de conseguir lo que quería, un local me llamó la atención ya que decía en grande "ENTRA", así que entré.

—¡Señorita! Usted va hacer la próxima que le quiten los órganos—. Dijo margaret molesta ya que no le hacía caso y como quiera continuaba entrando al local

El lugar estaba oscuro, aún que por fuera se veía pequeño, sorprendentemente era muy grande por dentro y pude ver que era una subasta...

—¡Y el próximo artículo es un huevo de dragón! ¡¿Quién da 500 Aris?!

¿Dra qué?

¡¿ESTO ES COMO HARRY POTTER?!

(20 capítulos después, se entero de eso)

¡¿Dónde está mi maldito romance ficticio?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora