Emely fue transportada a una novela romántica de la Edad Media, que por cierto, no había leído y que tampoco, era la protagonista. Era la villana. Ningún hombre la miraba por ser malcriada, mal hablada, sin educación y la loca obsesionada con el prí...
—Como lo escuchaste... Y... ¿Por qué ahora pones esa expresión, si cada vez que venía era para decirte casi lo mismo? —Entrelazo las piernas— ¿Es por que alguna noble le prometió qué le daría su pañuelo para la competencia, o que? —Se río— Porque sí es eso... sería muy infantil, Gran Duque.
—¿Infantil, dices? Ja... —Dejo escapar un poco de aire antes de pasar su lengua por sus dientes mientras le sonreía, era muy notable qué estaba estresado y molesto en ese momento.
Emilio iba a continuar hablando pero un sonido en la puerta los interrumpió.
—Duque... —Se escuchó decir detrás de la puerta a una voz femenina.
Nicolás volteo la cabeza casi tan rápido como cuando termino de hablar aquella voz. Sus ojos mostraron una mezcla de sorpresa y confusión, conocía la voz, pero no estaba seguro si era la misma persona que tenía en mente. Lo que llego a que se hiciera preguntas sobre la persona detrás de la puerta.
Por el lado de Emilio, este se encontraba un poco sorprendido pero su rostro cambio rápidamente a una cálida sonrisa, aquella voz hizo desaparecer lo que lo molesto desde un principio, recordando qué después de hablar con el príncipe, podría pasar un rato con la persona qué lo hace sacar una pequeña sonrisa al recordarla.
—¿Este hijo de puta no me va abrir o que? —Le preguntó al ayudante de Emilio con un poco de molestia por esperar casi 2 minutos sin ninguna respuesta después de tocar la puerta.
Con lo que dijo, hizo que Emilio y Nicolás entrarán en sí, saliendo de sus pensamientos y volviendo a la realidad. La grosería qué dijo Leila hizo que Nicolás la reconociera.
—¿Qué hace ella aquí? —Volteo la cabeza para ver a Emilio.
Emilio también se giro a verlo cuando ya estaba de pie para ir a abrirle la puerta a Leila. Él lo miro con una sonrisa.
—No es de su incumbencia, majestad—. Le abrió la puerta a Leila.
Por el lado de Leila... Ella al ver la puerta abrirse y ver a Emilio, lo fulmino con la mirada, estaba molesta con él.
—¿Qué diablos te costaba abrirm... —Se quedó callada al ver a Nicolás en la habitación.
Se sorprendió al ver al príncipe en la residencia del gran Duque, lo que no pudo contener su cara de confusión.
—Leila... ¿Puedo preguntarte que relación tienes con este hombre?
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—¿Por esto querías que nuestro compromiso terminará, por él? —Me decía mientras estaba frente a mí estando solos en la habitación.
Para que no se armará un drama más, le había pedido al Duque hace unos minutos qué saliera de la habitación, dejándonos un tiempo a solas. Aunque este se había quejado por 10 minutos seguidos, lo termine convenciendo.
—¿Y si es así, que pasará? —Lo miró.
Obviamente es pura mentira, pero los ignorantes viven la vida más fácil y tranquila que otros, pero por desgracia, nací en barrios, en resumen, me gustan las peleas.
—Si le recuerdo, usted debía de cancelar nuestro compromiso hace algunos meses en el baile de primavera, y después de todo, usted es el menos indicado para decir excusas sobre cancelar el compromiso por algún amante— Lo fulmino con la mirada antes de sentarme y servirme un poco de té.
—... —Se había quedado en silencio por un rato, mirando hacia otro lado mordiendo un poco su labio inferior y apretando sus puños— ¿Ya... te entregaste a él?
—¿Por qué lo pregunta? ¿Siente qué tiene la necesidad de quitarme la virginidad porque eramos prometidos desde pequeños o es que siente celos porque alguien más ya me la quito? —Perdoname Duque.
|¿Por qué me pica la oreja de repente?| Pensaba el Duque al otro lado de la puerta de su despacho.
—¿Q-que ya que...?
—Si no va decir nada más, ¿no cree que ya es bueno de ir a su casa? La lluvia esta cesando—. Sonrió poniendo me pie y abriendo la puerta, haciendo que el Duque quien estaba apoyándose en esta para escuchar, cayera— Maldito chismoso.
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¡¡SPOILER DEL OTRO CAPÍTULO!!
—¿Quieres hacer realidad... La mentira qué le dijiste al príncipe...? —Dijo en un susurro sobre el cuello de Leila, su aliento sobre su cuello era tibio, besando levemente donde tenía cerca sus labios— Porque a mi no me molestaría cumplir con aquella fantasía... —Sonrió con picardia, acercando su rostro al de Leila.