17. Invitación

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Mmh...

¿Alguien me explica lo que quiso decir...?

—E-eh... Am... —Dijo nervioso mirando a su alrededor.

—¿Qué diablos acabas de decir? —Lo miré confundida, ocultando mi risa.

Me encanta hacerme la estúpida cuando sé de lo que habla.

—¡Nada! —Río nervioso, moviendo sus manos del mismo modo y cambiando el tema enseguida— Oh... V-va a llover... Chófer, por favor... dese un poco más de prisa.

Cuando le había dicho eso, no volteo a verme. Alrededor de 30 minutos, estábamos cerca del palacio de mi familia y en ningún momento quizo verme otra vez.

—¿Por que no me ve? ¿Tengo una lagaña o que? —Dije recogiendo algunas cosas que había llevado y aún teniendo mi cara seria para no reírme.

—...

Se había quedado en silencio, y por instinto limpie mis ojos por si acaso.

—¿Por qué no me habla? —Me acerque a él para verlo solo un rato a los ojos mientras sonreía.

—...Ya ríete...

No pude contenerme más y me reí sobre su cara, haciendo que este desvie la mirada ocultando su enrojecimiento con sus manos.

—¿Por qué te pones así si es solo una broma de tu parte? —Limpie las lágrimas de risa qué aún tenía en las mejillas.

—Noerabromahablaenseriosobreeso... —Susurro desviando la mirada.

—No escuche ni mierda—. Continuó riéndome.

—No lo volveré a repetir, ¡Y sal de mi carruaje, qué le vas a pegar tu lepra! —Abrió la puerta del carruaje cuando ya habíamos llegado al palacio de los Alcalá.

—¡Pero si fuiste tú quien se brindó en llevarme, maldito animal! —Me quejé mientras bajaba del carruaje con enojo.

Continuaba maldiciendolo cuando había bajado del carruaje, antes de entrar a la recidencia de los Alcalá me di la vuelta y le saque el dedo del medio mientras le sonreía victoriosa.

—Maldito demonio... —Fue lo que pude leer de sus labios antes de entrar a la residencia.

Estaba acostada en mi cama mientras tenía los pies sobre el espaldar de esta y comía algunas galletas de canela

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Estaba acostada en mi cama mientras tenía los pies sobre el espaldar de esta y comía algunas galletas de canela. Estaba todo tranquilo hasta que escuche como Margaret entraba rápidamente en la habitación.

—¿Mmm? —Dije confundida por lo desesperada qué parecía— ¿Qué pasa? —La miré a los ojos mientras continuaba con mis pies en el espaldar.

—Princesa... —Dijo con dificultad, parece que corrió, pero se recuperó rápidamente al ver como estaba— ¿No había dicho que no iba a estar desnuda jamás en su vida después de lo que paso con el Duque? —Me miró.

¿Que quieren que haga si en este maldito mundo hace más calor que donde vivía?

—Ay... ya... es solo por hoy, se está acercando verano y no hay otra forma qué puede enfriarme... —Me senté en la cama— Dejando eso de lado... ¿Qué era lo que me ibas a decir? Parecías muy desesperada.

—Ah... es verdad... —Se acercó a mí y me entrego una carta qué tenía en las manos— Parece que es una invitación del palacio imperial, princesa...

Tomo la carta que tenía en las manos y dejo las galletas qué me estaba comiendo a un lado. Abro la carta después de haberme limpiado las migajas qué aún tenía en las manos.

—¿Q-que quiere decir, princesa? Frunció el ceño cuando termino de leerla...

—No es nada... —Sonreí— solo es una carta de esa maldita perra...

—¿Qué...? —Dijo confundida mirándome.

—La amante del príncipe heredero... —Le explique mientras me ponía de pie y buscaba algo que ponerme en el armario— Parece que me quiere ver hoy en su "pequeña" fiesta de tarde de té.

Busque algo que vaya en contra con lo que decía la carta, ¿el porque? No sé... solo siento una vibra extraña de parte de está.

La carta:

La carta:

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¡¿Dónde está mi maldito romance ficticio?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora