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A la mañana siguiente, Sunoo ni siquiera se había tomado la molestia de prepararle el desayuno a su novio.

Aunque no quería admitirlo, estaba cansado de esa situación, realmente quería que todo volviera a la normalidad pero sus esperanzas cada vez se iban agotando más.

El hecho de pensar de que SungHoon podria estarle siendo infiel lo desgarraba por dentro, odiaba pensar así de mal de la persona a quien amaba.

Pero ¿Cómo no pensar en algo así? Si es algo demasiado obvio.

— Buenos días, mi amor.

Ese era SungHoon, quien había bajando las escaleras mientras acomodaba su camisa.

— Buenos días. —Respondió con una voz severa y sin muchos ánimos.

El pelinegro se acercó hacía su pareja, quien se encontraba sentado en las sillas del comedor. Iba con la intención de querer besar su mejilla pero el pelirosa se alejó.

— ¿Qué te pasa?

— Nada, espero que te vaya bien hoy.

Sunoo no fue capaz de mirarlo a los ojos, se separó de él y se dirigió hacía las escaleras para subir a su habitación.

Los ojos del pelirosa comenzaron a llenarse de lágrimas, le dolía y mucho.

Creía que se estaba quemando por dentro, estaba tan molesto consigo mismo por no poder solucionar esa situación.

¿Por qué sigue estando en un lugar dónde es rechazado y desvalorizado constantemente?

Sunoo sabía que ese trato no se lo merecía.

¿Pero por qué le estaba costando tanto alejarse de SungHoon?

Sigo esperando a que vuelva esa parte de ti

Sus pensamientos se llenaron de recuerdos llenos de nostalgia.

Cuando sólo existían ellos dos.

Donde todo era perfecto.

— ¿Tú me quieres, Hoon?

— Sí.

— ¿Sí?

— Te quiero para toda la vida, Sun.

Mentiroso

Lo recordaba todo, el día en el que se conocieron, su primer beso, el dia en el que SungHoon le propuso ser su novio, las noches en las que salian a cenar juntos, cuando tuvieron su primera vez.

— Aquí es donde vamos a vivir tú y yo algún día, mi amor.

Lo prometio, vivían juntos ahora, todo estaba perfecto.

SungHoon era ese chico que parecía ser irreal, no solo por ser excesivamente atractivo.

Si no por ser el tipo ideal de muchas chicas, era un hombre que cualquiera quisiera tener a su lado.

Alguien tan detallista y caballeroso.

Alguien tan existoso y lleno de talentos.

Parecía sacado de un cuento de hadas.

Sunoo siempre creía que su relación con él era perfecta.

Pero nada ni nadie es perfecto.

Sunoo hundió su cara en su almohada, ahogando su llanto en esta.

¿Por qué? ¿Por qué?

¿Acaso ya no me amas?

Necesitaba calmarse pero era imposible, no podía parar de llorar.

Se sentía tan lastimado.

— No llores, precioso.

— Te amo.

— Cada vez que te sientas mal yo voy a estar para ti, eres el ser más especial en mi vida.

¿Todo había sido una mentira?

Después de varios rato, Sunoo pudo calmarse y dejar de llorar.

Limpió sus lagrimas y después se levantó de la cama para dirigirse al baño, dicidio que sería bueno tomar una ducha para poder relajarse.

Mientras se desnudaba, miraba su cuerpo en el espejo.

Nuevamente, más recuerdos se apoderaron de su mente.

Recordando todas esas veces en las que tuvo intimidad con SungHoon y terminaba lleno de marcas.

Estas mismas siempre fueron visibles por un buen tiempo.

Marcas en su cuello y en su abdomen

Quería llorar en ese momento pero se contuvo y se dirigió a la ducha.

Al finalizar, salió de este y se dirigió a su armario para así escoger algo de ropa para poder vestirse.

Al terminar, seco su cabello y después se dirigió a la cama de nuevo.

Se acomodo en está y después tomo su teléfono, decidió navegar un poco por Internet.

Hasta que en un momento recibió un mensaje de un número desconocido.

Le pareció extremadamente raro al ver que se trataba de un video que duraba alrededor de 5 minutos.

¿Pero qué mierda?

Sunoo abrió aquel video y en primer plano se miraba una habitación de hotel, se miraba muy lujoso.

¿Una habitación de hotel?

Oh no

fairytale boy - sunsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora