¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
⋆˚🫐。 LA MAÑANA DEL MES DE FEBRERO fresca y clara, con un cielo teñido de un azul suave que prometía un día soleado. El aire llevaba el aroma de las flores que comenzaban a abrirse, anunciando la llegada de la tercera primavera, que estaba a solo un mes de distancia. Los cerezos en el jardín del dojo mostraban ya sus primeros brotes, mientras el canto de los pájaros llenaba el ambiente con una melodía tranquila y constante.
Hinata sabía que el tiempo apremiaba. La tercera primavera estaba cerca, y con ella, la necesidad de volverse más fuerte y demostrar su valía.
—¡Ponte firme! ¡Concéntrate en el enemigo frente a ti! —exigió Hiashi con voz autoritaria.
Hinata, jadeando y con el sudor corriendo por su frente, se levantó una vez más del suelo. Sus piernas temblaban por el esfuerzo, pero la determinación brillaba en sus ojos.
—¡Hai, Oto-sama! —respondió con voz temblorosa, tratando de mantenerse firme.
El dojo estaba en silencio, roto solo por el sonido de sus respiraciones y el eco de los golpes. La luz del sol se filtraba a través de las ventanas, iluminando las partículas de polvo que flotaban en el aire. Cada movimiento de Hinata era observado con atención por Hiashi, quien no permitía el más mínimo error.
—Necesitas mejorar tu postura, Hinata —dijo Hiashi, acercándose para corregir la posición de sus brazos—. En una pelea, la postura lo es todo.