—Es demasiado temprano Bin. —se quejó Anton por medio del altavoz de la llamada telefónica, la molestia nublando su tono cuando me burlé.
—Tú mismo me dijiste que podía llegar cuando yo quisiera. —respondí jocoso, a lo que Anton gruñó. —Y decidí venir a las 10am. —Escuché un ligero golpe de pies arriba y di un paso hacia atrás para mirar por la ventana del segundo piso. Mientras lo hacía las cortinas se abrieron, revelando el cabello castaño despeinado y los ojos afilados de Anton mirándome hacia abajo. Se me cortó la respiración cuando me percaté de su pecho desnudo, su mitad inferior bloqueada por el fondo de la ventana. Me encontré dándole un pequeño saludo con la cara sonrojada mientras que el contrario sólo resoplaba con el teléfono en su oreja.
—La llave de repuesto está debajo de los lirios. —me avisó y yo miré a mi alrededor en un mar de flores coloridas. Anton aparentemente notó mi confusión a través de la ventana y suspiró. —Son las amarillas... no, esas no. Izquierda... izquierda... no, demasiado a la izquierda. Al lado de las Hortensias. Sí, ahí las tienes. —El castaño colgó la llamada bruscamente una vez que distinguí las flores y gruñí cuando finalmente encontré la llave de la que estaba hablando. Cuando entré a su casa, deambulé por la entrada durante unos minutos esperando al aludido.
Pero él nunca bajó.
—¿Anton? —lo llamé, a lo que respondió con un simple "Sube". Apretando los dientes acaté su orden y procedí a subir lentamente las escaleras con mis manos apretando mi mochila con fuerza. Llamando a la puerta del chico y sin recibir respuesta asomé la cabeza. Miré alrededor y no pude ver a Anton por ningún lado, sin embargo, la puerta de su baño estaba entreabierta y con la luz encendida más el sonido del agua corriendo.
¿Él se estaba bañando? ¿Justo ahora mientras lo estoy esperando? Me reí incrédulo a la vez que seguía observando la puerta de su baño. Caminando con su ropa tirada en el piso me paré al lado de su escritorio y con una mueca quité algo de la ropa que cubría su silla y me senté en ella. Los tornillos chirriaron con mi peso y dejé escapar un suspiro tenso mientras me giraba suavemente en la silla.
Al aburrirme decidí contemplar todas las cosas en el escritorio de Anton: algunos libros escolares que parecían intactos, algunos trofeos deportivos de hace muchos años, algunas otras prendas de ropa, botellas de alcohol y algunas cajas de cigarrillos vacías.
En la parte posterior del escritorio había un pequeño marco de fotos cubierto de polvo y en su interior estaba la foto de una mujer mayor con el cabello apenas comenzando a ponerse gris y un niño con cabello negro corto y ojos brillantes del mismo color. Su sonrisa se mostraba amplia al ser abrazado por la mujer mayor, quien tenía su rostro arrugado y suave mientras miraba al niño.
—Ow... —solté bajito, limpiando el polvo del cristal para ver la imagen con mayor nitidez, el pequeño definitivamente era un Anton Lee más joven e inocente. —Así que en realidad era un niño muy lindo y tierno. Lástima que se haya convertido en esto.
Cuando dije eso la puerta del baño se abrió revelando a un Anton recién duchado. Casi dejé caer el marco cuando éste emergió con el pelo goteando, las gotas de agua se deslizaban exquisitamente por sus fuertes pectorales. Había una sombra de vello apenas visible en su barbilla y su piercing labial lucía resbaladizo. Mi garganta se secó de repente al poder apreciar sus músculos húmedos y verlo cubierto por la toalla alrededor de su cintura. Anton se dio cuenta de mi mirada y se rió profundamente. El sonido me despertó de mi ensoñación y rápidamente me levanté de la silla y caminé hacia su armario.
—L-Llevaré los frijoles abajo. —farfullí mientras intentaba sacar la caja grande del estante superior del armario, luchando un poco con la altura y el tamaño de la caja sin querer dejar caer todo al suelo.
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entre sábanas | wonton
ФанфикDespertarse al lado de alguien desconocido después de beber demasiado alcohol no era una historia nueva y fascinante en estos días. Despertar junto a otro hombre cuando también eras hombre era un poco más interesante pero aún así no había nada que d...