CAP 18: Ecos del Pasado

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La bruma de la madrugada cubría los terrenos de Hogwarts mientras la inquietud se cernía sobre el castillo. Desde que Harry y Hermione habían encontrado el amuleto en la Sala de los Menesteres, algo oscuro había comenzado a agitarse en el ambiente. Las pesadillas se habían vuelto más comunes, y los estudiantes se movían inquietos, como si sintieran la amenaza inminente de un poder desconocido.

Harry despertó una mañana con el corazón acelerado, sus sueños llenos de imágenes caóticas. Se giró para mirar a Hermione, que aún dormía a su lado en el sofá de la Sala Común de Gryffindor, sus rasgos suavizados por la tranquilidad del sueño. El solo verla lo calmaba, pero las sombras que había visto en sus sueños persistían en su mente.

-Hermione -susurró suavemente, acariciando su mejilla con ternura.

Ella abrió los ojos lentamente y le dedicó una sonrisa soñolienta, aunque pronto su expresión se tornó seria al recordar lo que les había ocurrido el día anterior. Las visiones que el amuleto había provocado en ella eran demasiado claras para ignorarlas.

-Harry... he estado pensando en el amuleto. Anoche tuve otro sueño -dijo Hermione, sentándose y frotándose los ojos-. No sé cómo explicarlo, pero siento que el amuleto está conectado a algo más antiguo y oscuro de lo que imaginábamos.

Harry asintió, su mandíbula tensándose. -Yo también lo he sentido. Es como si el castillo hubiera cambiado, como si algo nos estuviera vigilando.

Hermione asintió, mordiéndose el labio, un hábito que había adquirido cuando estaba nerviosa. -En mi sueño, vi a una mujer. Una bruja antigua. Estaba hablando en un idioma que no entendía, pero el poder que irradiaba... era aterrador. Y sé que tiene que ver con el amuleto.

-¿Crees que esa bruja es la dueña del amuleto? -preguntó Harry, frunciendo el ceño.

-No lo sé, pero estoy segura de que está tratando de comunicarse con nosotros. Y si el amuleto ha comenzado a influir en más estudiantes... tenemos que hacer algo antes de que sea demasiado tarde.

Harry se quedó en silencio por un momento, observando la preocupación en los ojos de Hermione. Sabía que tenía razón, pero también sentía una creciente presión en su interior. Debía protegerla. No solo porque eran novios, sino porque Hermione siempre había sido su pilar, su fuerza. Y no iba a dejar que nada la lastimara.

-No importa lo que pase, Hermione -dijo Harry, tomando su mano-. Te protegeré. A ti y a todos los demás. No dejaré que este amuleto haga más daño.

Hermione lo miró, conmovida por la determinación en sus palabras. Se inclinó hacia él y lo besó suavemente, dejando que el calor de su amor se entrelazara con la fría preocupación que los rodeaba. Sabía que juntos eran más fuertes.

-Siempre estamos juntos en esto, Harry -susurró Hermione cuando se separaron-. No tienes que enfrentarlo solo.

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Esa tarde, mientras el sol descendía lentamente sobre los terrenos de Hogwarts, Harry y Hermione decidieron buscar más respuestas en la biblioteca. Los libros de historia antigua eran su única esperanza para entender el poder del amuleto. Pasaron horas entre páginas polvorientas y pergaminos envejecidos, buscando cualquier referencia a la bruja que Hermione había visto en sus sueños.

Hermione, siendo la experta en investigación, fue quien encontró la primera pista. Un antiguo manuscrito hablaba de una hechicera llamada Morgaine, una bruja poderosa que había intentado controlar un objeto similar al que ellos habían encontrado. Se decía que su ambición la había consumido, y que su alma había sido sellada dentro de un amuleto, atrapada en el tiempo.

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