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El amanecer comenzaba a bañar la enfermería con una luz suave y dorada, sus rayos filtrándose a través de las ventanas y llenando la habitación con un brillo cálido. Harry, aún dormido en la incómoda silla junto a la cama de Hermione, sintió de repente una caricia en su rostro. Era tan ligera y reconfortante que lo sacó de su sueño profundo.
Poco a poco, empezó a abrir los ojos, parpadeando contra la luz del día. Al enfocarse, se encontró con la mirada profunda y amorosa de Hermione. Sus ojos color avellana brillaban con una ternura que le hacía sentir completo, seguro. Sin pensarlo dos veces, Harry se levantó rápidamente de su silla y la abrazó con fuerza, como si el mundo entero dependiera de ese abrazo.
-Hermione... -murmuró contra su cabello, su voz rota por el alivio-. Estaba tan asustado... Pensé que... pensé que te había perdido.
Hermione lo envolvió con sus brazos, también sintiendo la necesidad de estar cerca de él. Apoyó su cabeza en el pecho de Harry, sintiendo su latido acelerado bajo su tacto.
-Estoy aquí, Harry. Estoy bien -susurró con una sonrisa-. No fue culpa tuya.
Pero Harry no podía evitar la culpa que sentía. Aún recordaba el momento en que el amuleto se había destruido y la forma en que Hermione había caído, herida. Había sido incapaz de protegerla como había prometido. Sus pensamientos eran un caos, pero tenerla entre sus brazos le daba una calma que necesitaba desesperadamente.
-No debí haberte puesto en peligro -dijo, con un suspiro cargado de culpa-. Si algo peor te hubiera pasado, no sé qué habría hecho...
Hermione lo separó suavemente para poder mirarlo a los ojos, sus manos descansando en las mejillas de Harry.
-Siempre nos hemos protegido el uno al otro -dijo con suavidad-. Y no pienso dejar de hacerlo. Lo que hicimos fue necesario, Harry. Y gracias a eso, el peligro ha pasado.
Harry la miró, viendo la firmeza en su rostro, la valentía que tanto admiraba en ella. Asintió, aunque aún no podía sacudir la sensación de que debió haber hecho más. Tomó una de sus manos entre las suyas y la besó suavemente, en un gesto cargado de amor y gratitud.
-Te amo, Hermione -dijo en un susurro apenas audible-. No podría soportar perderte.
Hermione lo miró con los ojos llenos de emoción, sin apartar su mano de la suya.
-Y yo a ti, Harry. Siempre estaré contigo.
Los dos permanecieron así por un momento, envueltos en el silencio acogedor de la enfermería. El mundo exterior no importaba en ese instante. Solo existían ellos dos, juntos, con el amor que los mantenía fuertes, incluso en los momentos más oscuros.
Madame Pomfrey entró en la habitación, interrumpiendo el momento con un carraspeo discreto. Harry se separó de Hermione, pero no soltó su mano. La enfermera los miró con una sonrisa.
-La señorita Granger necesitará descansar un poco más -dijo, con tono firme-. Pero está fuera de peligro. Lo hiciste bien, Potter.
Harry sonrió con alivio y asintió, agradeciendo en silencio a la enfermera. Madame Pomfrey los dejó nuevamente solos, asegurando que Hermione tuviera todo lo que necesitaba para su recuperación.
Hermione se recostó en la cama, y Harry se sentó nuevamente a su lado, sosteniéndole la mano con ternura. La tranquilidad que sentía ahora era abrumadora, pero no podía evitar sentirse agradecido por cada momento que tenía con ella.
-Te quedaré vigilando toda la noche si es necesario -dijo Harry, sonriendo.
-Solo prométeme que intentarás dormir un poco -respondió Hermione con una sonrisa cansada, pero feliz.
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Destinos Entrelazados
FantasyEs una historia sobre el ship de Harry Potter y Hermione Greanger ♥️♥️💓