Capitulo 7 | El acercamiento

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Por alguna razón incomprensible, es como si el destino se estuviera riendo en mi cara

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Por alguna razón incomprensible, es como si el destino se estuviera riendo en mi cara. Obligándome a mirarlo, obligando verme a mí misma preguntándome si debería darle las gracias o gritarle que desaparezca de una vez por todas de mi vida. Y eso me hace preguntarme cuán torcido debe estar mi destino para que esto me suceda a mí.

Nicholas entrecerró los ojos, como si intentara descifrar el torbellino de pensamientos que pasaban por mi mente. Su expresión era una mezcla de angustia y desafío, como si quisiera entrar en el caos de mis pensamientos que enfrentaba justo en ese momento pero como si no supiera cómo hacerlo sin romper algo en el proceso.

—Mackenzie, no estoy aquí para molestarte —dijo, su voz más suave, casi un susurro—. Solo... quiero saber si estás bien, es todo.

— ¿Por que?

— Por que casi mueres ahi!, ¿¡eso te parece poco!?

Mis labios se entreabrieron, pero no encontré las palabras. Era obvio que esto iba a pasar despues de lo ocurrido, pero aún así había una pared entre nosotros una pared que nos mentenia lejos, una pared que evitaba que yo confiara en el. Aquel gesto de preocupación me descolocaba y me entristecia, y no estaba acostumbrada a sentirme vulnerable por algo o alguien, especialmente no frente a alguien como Nicholas.

—¿Por qué te importa tanto si estoy bien? —logré decir, sintiendo cómo el enojo salía a flote, aunque mis palabras carecían de fuerza. No tenía sentido discutir con alguien que solo trataba de ayudar, ¿no?.

Él soltó un profundo suspiro, apartando la mirada por un momento, casi como si estuviera buscando paciencia en lo mas profundo de su ser o incuso como si estuviera buscando la respuesta en los arrededores como si su cabeza buscara algo que le ayudara a responder mi pregunta en explotar en el intento. su mirada volvio a mi, y en sus ojos solo encontraba cansancio y irritacion, tal vez de verme o tal vez de lo terca que puedo llegar a ser en algunos momentos.

—¿Porque?... ¿tiene que aver un por que siempre? solo quiero saber si no estas herida, saber si no te paso nada grave,quiero ayudar, ¿acaso eso es un delito?.— su voz sonó tranquila, pero había un hilo de seriedad que no podía ignorar.

El ruido del tráfico se desvaneció, y en ese momento, en el bullicio de la ciudad, todo se sintió ageno, insignificante. Las defensas de mi cabeza comenzaron a alterarse, a tal punto que podria decir que no habia alguien mas que mi cerebro y todas esas voces de advertencia, le importaba, ¿pero por que? esa era la pregunta que no salia de mi cabeza, ¿por que te importa nicholas? mi mente dio muchas respuestas a esa pregunta pero ninguna coherente aunque todas me mantenian alerta y no podía permitir que eso se convirtiera en otra carga mas sobre mis hombros.

—Estoy bien, Nicholas. No estoy segura de que fingir preocupacion por mi te sirva de algo —respondí, con más frialdad de la que pretendía.Nicholas se inclinó un poco hacia mí, como si acercarse me hiciera entender algun punto

—No estoy aquí para fingir, mack. Estuviste al jodido borde de la muerte y ¿ solo te preocupa si fingo preocupacion o no? —su mirada se volvía más intensa mientras sus ojos miraban los mios, el brillo de irritacion volvio reflejandose en los mios, podia ver su enojo ante mi desprecupacion.

di un paso atras mientras un lijero suspiro salio de mis labios, tratando de razonar mis pensamientos. cuando senti su mirada dirigirse a ellos, fueron tantos los sentimientos que se presentaron en mí justo en ese momento en el que sus ojos vieron mis labios con una intensidad tan fuerte que senti el suspuro salir de los suyos, que sneti mis piernas fallar un poco, ¿que carajos esta pasandome?, la frustración de que él me hiciera sentir de esta forma me nublo, y por otro, una pequeña chispa, una chispa que se encendio en mi pecho, algo que no lograba comprender, algo que hacia que mi respiracion se acelerar y que mis pensamientos se nublaran al doble.

—Nicholas —respondí finalmente entre un suspiro, casi en un susurro.

Una mirada seria y enojo fue la que decoro su rostro, y, aunque mi corazón latía con fuerza, una parte de mí se sintió ligeramente aliviada al sentir que volvia a poner distancia entre nosotros nuevamente, aunque tambien sentia un pequeño vacio y un poco de frio al sentirlo lejos. Quizás, solo quizás, me estaba permitiendo la oportunidad de compartir mi espacio personal con alguien más, eso es malo, ¿no?.

—Bien, ladny, como quieras.—dijo, manteniendo mi mirada firmemente, como si quisiera decifrar algo en mi.

Mis pasos retrocedieron mientras sus ojos seguian en los mios, el agarre fuerte en mi mochila fu lo que me dio la fuerza para girarme dejandolo atras, manten la calma mackenzie, solo fue un acercamieto, uno que no volvera a pasar, uno que borraras de tu cabeza al llegar a casa.

La lluvia caia a torrenzadas, el tercer cigarrillo que salia de la cajetilla hacia mis labios mientras lo encendia, mi vista esta fija en el caer de la lluvia en el bosque y como hacia que se viera mas vivo, y la neblina le diera ese toque espeluznante.

El humo del cigarrillo ascendía lentamente, fusionándose con la niebla que se espesaba con cada segundo. Los árboles parecían susurrar recuerdos que lo único que quería era olvidar, mientras la lluvia seguía golpeando con fuerza las hojas, como si intentara borrar las huellas de alguien.

Me sentía observada, pero no me desagradaba. Mis ojos se cerraron, las ramas crujían bajo el peso del agua, y de vez en cuando, algún trueno resonaba a lo lejos, recordándome que la tormenta aún estaba en su punto culminante. Encendí otro cigarrillo, el cuarto de la noche. Lo necesitaba. Tal vez más de lo que esperaba.

Mis pensamientos viajaban hacia el recuerdo que preferiría olvidar lo antes posible, esa noche, también llovía, la sangre corría por el suelo y el quejido de mi madre mientras tomaba su costilla. La lluvia era implacable, pero había algo más que esa tormenta externa; había una tormenta interna que no podía apagar ni con humo ni con lluvia.

— Relajada? — mis ojos se abrieron al escuchar tal vos conocida—. Mackenzie has estado encerrada en esta habitación más de lo normal los últimos días.

Livian. Su silueta delgada estaba en el umbral, con los brazos cruzados, esperando una respuesta. La luz tenue del pasillo iluminaba su rostro, revelando la misma mirada ojerosa que había aprendido a leer cuando intentaba protegerme.

Me incorporé lentamente dejando de apoyarme mis brazos en el barandal del balcón y girarme apoyando ahora mi cintura quedando apoyada en el. Traté de sonreír, pero no pude, Liv me conocía demasiado como para creerse esa.

—Estoy bien, Livi —murmuré, tratando de sonar lo más normal que me era posible. Pero ella no era tonta. Nunca lo había sido.

—No, no lo estás —respondió, entrando en la habitación y cerrando la puerta detrás de ella—. Desde hace semanas, algo está mal. Apenas sales, apenas hablas. Y no voy a dejarte así, Mackenzie. Si no me cuentas lo que te pasa, voy a averiguarlo yo misma.

Su tono no era amenazante, pero sí firme. Livian no siempre había sido la fuerte, pero sí la que mejor me conocía, yo cuidaban de ella cuando mamá no podía pero ella siempre cuido de mí cuando se trataba de algo que nunca le podía contar a mamá. Su pequeña figura se sentó en el sofá frente a mí esperando la historia, una historia que no me molestaría en contarle, Almenos no a ella.

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