Capitulo 5 Baile

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(En el comedor real durante la cena)

La cena era todo un espectáculo. Amelia siempre había conocido los lujos, Owen nunca dudó en darle lo mejor, pero esta noche, el banquete tenía un sabor especial, casi único.


De entrada, unas suculentas berenjenas rellenas de pequeños trozos de zanahoria y papas, cubiertas de queso mozzarella y gratinadas con parmesano. El segundo plato era un risotto de champiñones en aceite de frutas, una delicia. Era la primera vez que Amelia degustaba comida élfica, y estaba realmente encantada.



—¿Alguna vez habías probado este tipo de comida, Amelia? —preguntó Atop en un tono suave, con una sonrisa serena.


Amelia bebió un sorbo de agua antes de responder con una sonrisa tímida. —No, es la primera vez.—


Mientras Amelia y Atop conversaban amigablemente, Eliot observaba la escena, cada vez más tenso. Sus celos se reflejaban en su rostro, incapaz de disimular el desagrado que sentía al verlos tan cercanos.



En medio de la cena, Elowin, con su habitual serenidad, comentó al Rey:



—Mi señor Mauricio, ¿recuerda aquella vez que mencionó que quería enviar a un grupo para “afilar habilidades”? Podríamos hacer de ese plan una realidad —sugirió mientras tomaba otro bocado.


El Rey, algo confuso, respondió: —Lo recuerdo. Me dijo que aceptaría a cuatro de mis mejores hombres, y por supuesto, uno de ellos sería mi hijo Eliot—


—Por supuesto que el príncipe sería uno de mis invitados, pero me gustaría llevar conmigo a Amelia. Los otros dos puede seleccionarlos usted mismo —dijo Elowin, mirándolo fijamente, casi como si lo retara.


El Rey, desconcertado y algo molesto, lanzó una mirada de desagrado hacia Amelia. Con elegancia, Elowin se inclinó hacia la elfa y le preguntó cortésmente:


—Amelia, ¿nos acompañarías de regreso a los Alpes?—


Amelia, impresionada por la propuesta y la audacia de Elowin al hablarle al Rey, vaciló unos instantes antes de responder con sinceridad:


—No tengo inconveniente en ir, pero mi rango me exige muchas responsabilidades.—


Atop intervino suavemente, posando su mano sobre la de Amelia.


—Yo podría enseñarte muchas cosas —le dijo, con una sonrisa amable que recordaba a la de su madre.


Eliot, al ver ese gesto de confianza entre ambos, apretaba sus puños con fuerza bajo la mesa, intentando ocultar su creciente frustración.



El Rey, con evidente molestia, respondió sin entusiasmo:


—Claro que podrá ir. Será un beneficio para todos.—


La velada terminó de manera distinta para cada uno. Algunos se fueron satisfechos, otros con un sabor agridulce y unos cuantos con amargura. Al despedirse, Elowin tomó las manos de Amelia, mostrando gran entusiasmo por lo que estaba por venir.

Eliot, quien había estado ocupado despidiéndose de un duque, soltó apresuradamente la mano de Nerea, su prometida, con la esperanza de hablar al menos unos segundos con Amelia. Sin embargo, no pudo. Amelia subió al carruaje con su padre y se marcharon, dejando a Eliot con las palabras atoradas en la garganta. Atop, notando la situación, intentó reconfortar al príncipe.



—Es una chica fuerte. Será difícil, pero no imposible. Nunca está de más intentarlo —le dijo, intentando ofrecerle algo de consuelo.



Lejos de sentirse agradecido, Eliot replicó con los celos marcados en su voz:

El Legado De Las Sombras Carmesí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora